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Fuimos de vacaciones a Punta Cana con toda la familia y mi hermana se quedó conmigo compartimos habitación y algo más

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La semana santa pasada fui de vacaciones a Punta Cana junto a Alejandra  mi hermana y mis padres. Nos repartimos las habitaciones de tal modo que mi hermana se quedó conmigo y mis padres en otra, no era la primera vez que compartía habitación con mi hermana.

Al llegar a la hora de dormir , Alejandra se puso unos pantalones cortos y una playera ajustada con un ligero escote, cosa le hacía que se le vieran sus pechos redondos marcados en la tela. Sentí algo bastante extraño, algo así como una especie de escalofrío por hacer algo que hasta entonces consideraba incorrecto. Por su puesto, ella no se había dado cuenta de que constantemente la empezaba a mirar con más frecuencia, y de modo distinto. Cada vez más, sentía una agitación intensa al imaginarme sus pechos desnudos y casi al instante, las miradas se tornaban cada vez hacia sus nalgas y su zona vaginal. Ella de pronto se inclinó un poco para buscar sus cremas que llevaba en su equipaje, por lo que no pude evitar y  miraba sus tetas buscando encontrar sus pezones. Pero lo único que veía era un par de tetas redondas, claras, grandes e infinitamente apetecibles.

Estuvimos toda la noche viendo la tele donde no echaban nada interesante y nos dispusimos a dormir.

Al rato Alejandra dijo.

 Tengo frío. Me levanté y abrí los armarios de la habitación.

 No hay más mantas, y yo no puedo darte la mía porque sino pasaría yo frío. – le dije

 No importa. Se levantó echó su manta sobre mi cama y se metio dentro conmigo.

 ¿ te importa?, así no pasaremos frío.- me dijo.

 No hay problema.- le respondí.

Ella acurrucada de lado y yo mirando para arriba para no pensar en su pechos, era mi hermana después de todo, mi hermana pequeña.

 ¿Me abrazas? – me dijo.

Giré y me puse con ella en posición cucharita, con un brazo la abrazaba y el otro lo metí bajo almohada. Ella puso su mano sobre la mía acariciándola, yo le olía el pelo y me embriagaba de su aroma, comencé a acariciar su barriga y ella comenzó a moverse pegando su cuerpo al mío, su culo empezó a refregarse sobre mi polla ya dura, saqué la otra mano de debajo de la almohada y comencé a acariciar su rostro y su cuello, ella comenzó a besar mi dedos, esta situación me estaba excitando y comencé a besarle en la nuca, ella emitía sonido de placer mientras que una de mis manos se había metido debajo de su playera y estaba acariciando suavemente sus pechos. Comencé a besar su hombros a lo que ella empezó a darse la vuelta quedandose frente por frente de mí, entonces la besé en la boca por un breve instante.

 ¿ que haces?- me susurró.

 Besarte.- le respondí, y sin dejar tiempo a responder le planté otro beso en la boca. Ella recibió el beso, y empezó a besarme acariciando mi rostro con su mano, yo puse mis manos en su trasero mientras que nos besamos una y otra vez.

La temperatura en la habitación subió de repente y ella se puso encima mío y seguimos besandonos, juntando nuestros labios el uno con el otro, era algo de incesto pero nos deseábamos y eso era todo. Yo la besaba y ella me besaba y mis manos acariciaban su trasero, para luego subir por su cintura y poco a poco subir su camiseta al ritmo de los besos, lentamente, sin prisa teníamos toda la noche. Cuando ya no podía subir más la camiseta ella se incorporó y se la quitó lentamente dejándome ver en vivo y en directo su torso desnudo, luego se agachó para seguir besándome y yo dirigí mi cabeza a sus pechos para besarlos, eran hermosos y grandes como me los había imaginado, sus pezones eran rosados por su tierna edad y sabían a la colonia dulce que es la favorita de mi hermana. Ella quería besar mi boca y me quitó sus pechos de mi boca para besarme una y otra vez, si yo estaba deseoso de ella, ella lo estaba de mi. Comencé a acariciar su trasero levantando su pantaloncito ajustado, poco a poco lo bajaba mientras que ella me besaba y sentí en mi pecho sus pechos moviéndose al ritmo de su cuerpo al igual que notaba su ritmo cardíaco acelerado al igual que el mío.

 Quítatelo todo- le ordené al oído susurrando.

Ella se quitó de encima mía para desprenderse de su pantaloncito, yo me quedé tumbado quitándome mi pantalón de pijama y quedándome sólo en calzonas luego ella se volvió  poner encima mía y comencé a besarla y acariciar sus piernas llegando a su suave trasero, comencé a besarla en el cuello y luego en los pechos, ella se inclinó sobre la cama quedando yo encima dentro de su piernas abiertas. Le besé en la boca un par de veces, luego bajé por su pechos lamiendo y estrujando sus pechos, su enorme y hermosos pechos no dejando ningún trozo de piel de esos pechos se quedó sin lamer o chupar.

 

 Besame pipo- me dijo llamándome por el nombre cariñoso por el cual me llamaban en mi familia.

 

Volví a besarla, su lengua era deliciosa y sus labios acogedores, mientras la besaba ella acariciaba mi espaldas con su suaves y delgadas manos. Al rato volví a dejar su boca para besarla en el cuello, y el su clavícula y bajar hasta sus pechos y a sus pezones, en los cuales dibujaba círculos con la punta de mi lengua, escuchaba a mi hermana respirar fuerte mientras acariciaba mi cabellera y notaba su corazón latir más fuerte, le gustaba lo que le estaba haciendo su hermano y a su hermano le gusta hacerle eso. Volvía  besarla en la boca y sus labios me recibieron como la primera vez, deseosos de besar mi labios, estuve largo rato disfrutando de las hospitalidad de sus labios y luego volvía a bajar la cabeza para volver a chupar esos pechos.

 Me encanta lo que me haces, pipo.- me decía susurrando en mi oído mientras le comía el pecho derecho.

 Me estas poniendo malísima , pipo.- seguía susurrando mientras le besaba en el pecho izquierdo.

 Quítate las calzonas- terminó diciéndome.

Dejé de besar sus pechos y me coloque a su lado en la cama quitándome las calzonas y dejando mi polla a la vista de ella. Mi hermana se puso encima mía y comenzó a besarme rozando su coñito prieto contra mi polla. Siguió besándome y bajando por mi cuerpo besando mi pezones, mi ombligo y llegando a mi polla la cual cogió con una mano y mirándome con sus ojitos de niña buena me dijo.

 Esto te va a gustar.

 

Comenzó a meterse mi polla en su boca. Primero la lamía pero luego se la introducía, yo le agarré el pelo para que no le estorbara, luego ella se cogió una cola. Mi hermanita chica sabía comer polla y era más que eso se las comía como una verdadero profesional me estaba haciendo gozar con la mamada. Al rato de estar comiéndome la polla y acariciando mis huevos no podía aguantar más y le dije.

 

 Quiero follarte.

A lo que ella me respondió

 Quiero que me folles.- Sus palabras me atravesaron la cabeza como una bala.

 

La puse boca arriba e introduje mi polla en su coñito, mientras su rajita se excitaba comencé a besarla en la boca otra vez y ella me besaba. Mi polla poco a poco entraba en su cueva y ya casi podía sentir mis huevos chocar contra su piel. Nuestros gemidos eran mas fuertes y el ritmo de mi polla dentro de su coñito era cada vez más fuerte, el coñito de hermanita estaba siendo taladrado por mi polla y a los dos nos gustaba, yo la besaba en el cuello mientras ella con los ojos medio entonando disfrutaba de mi polla en su coño.

 

 Pipo dejame arriba.- me dijo mi hermanita.

me tumbé en la cama y ella se puso arriba de mi polla y comenzó a cabalgarme como una auténtica amazona moviendo su cinturita, en la cual yo puse de primeras las manos luego ella las trasladó a sus pechos, quería que sintiera la piel de sus pechos bajo mis manos y sentir su ritmo cardíaco que parecía que le iba a dar algo  de la excitación que estaba teniendo al follar con su hermano. Le acaricie los pechos y luego puse mis manos en su trasero sintiendo lo duro que lo tenía. Humedecí uno de mis dedos y comencé a escarbar en su ano.

 Pipo no seas malo, por ahí no.- me dijo ella medio ida por la excitación de mi polla en su coño.

Yo con una  mano le abrí las nalgas y con un dedo comencé nuevamente a escarbar dentro de su culo.

 Pipo no seas malo, ummmmm .- seguía diciendo ella pero no quitaba la mano.

Conseguí meterle un dedo en el ano a lo que ella dio un grito de placer, al estar siendo penetrada por dos agujeros.

 Pipo sigue ummmm, no pares ummmm, sigue ummmm.- me decía totalmente excitada.

Ella se clavaba mi polla mientras que yo le clavaba mi dedo corazón en su ano, gritaba de placer de la doble penetración y al poco tiempo tuvo un gran orgasmo, no sé si el primero pero sí sé que fue uno muy fuerte.

 Metemela por atras Pipo.

Ella se puso a cuatro patas sobre la cama y yo cogí mi polla, la humedecí con saliva al igual que a su ano y comencé a hundirla en su rosado ano. Al principio constaba que entrara pero una vez superado el escollo entró hasta el fondo. Empecé suavemente a meterle la polla en su ano para luego aumentar el ritmo, ella lo único que hacía era gritar de placer una y otra vez, puse mis manos en su trasero para darle más fuerte a su culito, ella gimió más fuerte cosa que hizo que me pusiera más cachondo.

Al rato de estar dandole por el culo le dije.

 baby me voy a correr.- excitado del todo a punto de correr.

 Espera Pipo- me dijo mi hermana sacándose mi polla se su culo y dándose la vuelta. Tomó mi polla y con su mano y su boca hizo que me corriera, ella sin desperdiciar ninguna gota de semen de la polla de su hermano y se lo comió todo algo que me pareció muy de guarra pero a la vez me gustó que mi hermanita chica fuera tan guarra.

Acabada la faena nos besamos, nos tumbamos, nos tapamos, nos abrazados, y por último nos dormimos.

 

Si te ha gustado tenga más historias con mi hermana.

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Lucia, la hija de mi hermano vino en busca de clases particulares pero en realidad no pude contenerme ante semejante mujeron y a solas conmigo

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Tenemos la suerte de ser una familia muy numerosa, somos varios hermanos, primos, sobrinos, que nos visitamos con frecuencia.

El día de ayer conversé con mi sobrina Lucía 18 años, hija de mi hermano mayor Ernesto, quien tiene unos pequeños problemas en sus estudios en la facultad y como yo tengo una suplencia en una de ellas me pidió si le podía ayudar.

Concertamos la cita para el día de hoy en mi departamento/estudio a las 1800 horas, miré el reloj varias veces, pues era más que la hora fijada, casi 35 minutos, cuando suena el portero eléctrico anunciando su llegada

Cuando abrí la puerta y la vi, tuve que contenerme para no aplaudir…Si estaba divina la última vez que nos vimos, ahora con ese conjunto ajustado, las botas negras, una minifalda rosa y una blusa al tono, estaba espectacular, sus pechos turgentes, y esa colita que tanto me trastornó siempre.

¡¡ Hola Lucía!!! Estás fabulosa Hola Javi, no seas adulón, te veo genial

Nos dimos sendos besos en las mejillas y tomé su mini bolso colgándolo del perchero….. ¿Te gusta mi estudio?…Siiiiiiiiiii fue su respuesta. Me resulta muy tranquilo para estudiar y trabajar.

Así que estás un poco atrasada ¿falta de ganas? ¿Tiempo? ¿Material? de todo un poco, incluye además, mi natural pereza para el estudio, me contestó Veamos, veamos y nos enfrascamos entre apuntes, fotocopias, tomando Lucía nota de todo lo que le indicaba, se le veía muy feliz de mi ayuda que al parecer tanto necesitaba, ¿Una gaseosa, jugo, café? ¿Javi, de verdad quieres que me avergüence de todo lo que me das? Y me miró con ese par de faroles capaz de encandilar al más puesto.

Su mirada me decía todo, no esperé más y me acerqué a ella, tu novio debe estar muy feliz, No, no tengo novio dijo con un dejo de queja..

. Disculpa, pero no lo comprendo, eres joven, muy hermosa, inteligente, y con un muy hermoso cuerpo…sus ojos se clavaron en los míos, no pude más y la besé, sus labios temblaban y los mordí muy suavemente….

Su lengua se unió a la mía en una danza increíble, nuestras salivas fueron una sola, hundí muy lentamente como una víbora mi lengua en su garganta… mis manos le acariciaban todo el cuerpo, sentía su piel caliente a través de la tela, besé su cuello, su perfume me elevó aún más alto… saboree su piel mientras mis manos desabrochaban su blusa, ella hizo otro tanto con mi camisa, froté la tela contra sus pechos notando que no tenía sostén…me detuve frotando más enérgicamente sus pezones que comenzaron a ponerse durísimos.

Escuché su gemido muy bajo, sus manos febriles pronto despacharon mi camisa y se recreó en arañarme la espalda mientras, mordía sus orejas susurrándole muy quedo cuanto la deseaba…su cuerpo se movía acompasadamente…mi lengua saboreaba cada c saltó como un resorte y se escuchó su exclamación de alegría ¡Ohhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!!

Saboreaba con placer esos pies maravillosos,….tienes unos pies de poesía bebé, los cuidas mucho….Siiiiiiiiiii…y su voz ….música…..subí lentamente por su pierna suavemente…Degustando cada célula, cada molécula y ese perfume que me embriagaba y bajaba de su conchita…mi espalda ya era un campo lleno de arañazos cada vez más ricos… Su alhaja desprendía un aroma atrapante y embriagador.

Me detuve en su entrepierna lamiendo a un lado y otro de su monte depilado, cada lamida un estertor, cada beso un gemido.

Sus labios vaginales sabían a fresa, a deliciosa fruta fresca, el perfume era de frutas maduras, y el calor que encerraban era extraordinario. Esos labios rugosos, saboreaban los labios de mi boca, y yo sentía la suavidad de su cueva en mi lengua, me hundía entre sus nalgas deseando penetrar en su cuerpo con mi cabeza. Lamía como un desesperado insaciable, mi boca daba pequeñas mordidas sin dientes a su clítoris que no tardó en inflamarse más y más y su dureza era notable y me puse a jugar con él como si se tratase del más delicioso helado, y mi boca lo hizo prisionero por unos instantes.

Sus orgasmos se manifestaban uno tras otro, sus gritos y alaridos llenaron el estudio, refregando una y otra vez su ardiente conchita, asiiiiiiiiiiii papi asiiiiiiiiiiii, que deliciaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaMe maravillaba su sabor y escuchar los gritos de placer era música para mis oídos, sumergí mi cabeza en esa sublime locura…sus jugos eran rías de placer…su clítoris ya estaba pleno y mi lengua lo recorría abajo arriba&abajo arriba, y no dejaba de masturbarla, desde los labios hasta su roja flor, mi mano sobaba suavemente sus pechos, y pellizcaba con deleite sus parados pezones. Sentí como su mano me bajaba aún más indicándome el camino…la vista de su culito, el que tanto me perturbó desde hace mucho tiempo, ni lo dudé, pasé mi lengua por los bordes y la introduje en él…. Lucía dio un saltito y más apretó sus nalgas a mi boca…

Sus jugos corrían como la fuente del deseo….eran imparables como sus gemidos cada vez más notorios…

Saboreé su culito tierno maravilloso, lamiendo sus bordes tan ricos y perfumados, mis dedos gozaban en cada penetración como su conchita, me fascinaban sus gritos de placer a cada orgasmo, a cada convulsión, mi cara, mi lengua eran el recipiente ideal para cada uno de sus orgasmos……

Su mano tomó mi verga y la acariciaba lentamente….

¿No te apetecería un buen 69 para seguir mi bebé?…SIIIIIIIIIII sonó como un grito….yo abajo y ella, golosa arriba de mí.

Con una mano me elevó la verga y lengüeteaba mis huevos con dulzura….su cuerpo y el mío sudaban a ríos….si antes su sexo estaba impagable ahora lo sentía a pleno, mientras que su lengua hacia malabares y eso me excitaba cada vez más, no hubo que esperar, se detuvo en su lamida y comenzó a correrse por enésima vez, está mucho más espesa y ardiente….corría por mi boca, mi cara…que riquísimo ¡¡¡¡¡sabor!!!!!…..papiiii…papiiii…papiiiiiiiiiiiiii…decía mientras sus contracciones llegaban al sumun del placer….. Se abrazó a mí muy fuerte y descargó todos sus jugos…me volvían loco sus gemidos…. su boca aspirando todo el aire… su jadeo…sus manos comprimiendo mi cabeza como deseando más y más caricias……..su boca, sus labios, me daban la gloria de sus movimientos, ya sea circulares, subiendo y bajando, moviendo su lengua lentamente… deleitándose con su tarea me miraba a los ojos como diciendo: ¿te gustó?. Le pregunté cual era su mayor fantasía…con un suspiro respondió me encantaría en tu balcón…la levanté en mis brazos y sin dejar de besarnos ingresé en el balcón…

Con sumo cuidado tendí su cuerpo sobre la hamaca….le rogué que bañara con su saliva la cabeza de mi verga…..me puse de frente y fue suficiente una mirada, ella subió sus piernas a mis hombros…mi pene estaba rígido, me parecía que explotarían sus venas… Introduje mi glande muy despacio y suavemente, tomé con mis manos sus caderas y la acerqué más a mí, sus piernas se trenzaron en mi cuello…

El bombeo era pausado y rítmico, cada vez más adentro…los músculos de su vagina se comprimían y dilataban a cada empellón, su deliciosa boca dejaba escapar sus gemidos…movía su cintura en forma circular, hacia atrás y adelante…su cuevita parecía una aspiradora….que quisiera triturarme la verga dentro de su increíble vagina…

Aspiraba y más entraba…mi verga completó su recorrido y ya mis huevos golpeaban sus nalgas, y el bombeo se hizo más frenético, duro y salvaje por las dos partes…una de mis manos acariciaba su clítoris enervado y duro, desafiante…la otra acariciaba sus pezones, sus pechos, me incliné y la besé sin dejar de penetrarla…

Susurré, ¿sientes las arrugas y la venas de mi verga como recorren tus entrañas?? SIIIIIII PAPITOOOOOO fue su grito, sus ojos en blanco expresaban todo lo que estaba viviendo como una locura. En esos instantes parecía que su conejita me hablara, y me suplicara…más…papi másssssssss… su cara estaba roja…su piel ardía…sus contracciones eran más seguidas…pronto llegaría su orgasmo, lo presentía, bombeé rápido y duro…. Sus manos parecían reventar sus pechos… Su grito… su estallido… su llanto… el baño increíble de mi pene…el morder la almohada…el levantar su cola y comprimirse a mi…

Su orgasmo recorriendo mi miembro, sus ojos luminosos como agradecidos…

Paaaapitoooo lléname con tu vida…con todo tu semen…lo necesito…lléname…

¡¡¡¡Desbórdame!!!!…quiero sentir tu leche dentro de mi…me rogaba…

Sentí como un rayo la explosión tanto tiempo retenida…le mordía las orejas mientras colmaba su chocho con mi semen…besé su cuello, sus ojos, su boca, nuevamente unimos nuestras lenguas en conjunción con mis espasmos…¡¡¡que placer inmenso!!!!!…

Que corrida genial y monstruosa, mi semen salía a raudales y ya rebosaba su vagina Lucía apoyó su cabeza en mi hombro y me estiré cuan largo soy sobre su cuerpo…

Exhaustos los dos…nos mirábamos a los ojos…incrédulos de tanto placer juntos…

Reposamos varios minutos pegados piel a piel….sintiendo el jadeo y la respiración agitadísima…

Le ayudé a levantarse, y mirábamos curiosos si nos habían visto desde los otros balcones, poco nos importaba si nuestro encuentro fue disfrutado por ojos indiscretos, alguna ventana se cerró presurosa sin pensarlo más, la alcé nuevamente y me dirigí a la ducha…

Parecía un bebé y le enjaboné, muy tiernamente… Mi cielo…eres genial…le susurré…gracias…gracias por regalarme una tarde tan especial…

Tu cuerpo…tu… tu… tu…no pude continuar…me besó una y otra vez…eres mi tío, que digo, mi papito… y la agradecida soy yo, mi amor….nunca ningún hombre me ha hecho gozar lo que hoy…NADIE…eres único…y no pienso perderte tiitito… las noches que soñé contigo, que me masturbé en mis frenéticas fantasías, los dos así como hoy, como esta tarde era para mi un sueño inalcanzable salvaje por las dos partes”

Si gustan de escribirme… solo “sobrinas”…

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Mi Debut Fue Con Mi Tía, la Tía Rosa, la que más quiero, quise y querré, despues de lo que vivimos aquella vez

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Provengo de una familia numerosa, ya que mis abuelos tuvieron quince hijos. O sea que tengo muchos tíos y tías también. Una de ellas la Tía Rosa, la que más quiero, quise y querré.

Esta tía vive en la capital del país y para las Navidades viene a pasar unos días en el pueblito donde vivimos. Quizás por ser una de las menores, quizás porque se viste en forma más provocativa que las pueblerinas de mis otras tías, siempre fue la fuente de inspiración para mis calientes tardes de verano, en las cuales me hacía una rica paja a la salud de haberle visto las piernas, con mucha suerte las bombachitas o quizás la insinuación de sus pechos.

Yo tenía en ese entonces 18 años y nunca había tenido sexo excepto conmigo mismo, ya que me la meneaba dos o tres veces por día. Mi tía tenía entonces 41 añitos y estaba muy, pero muy buena. Complexión delgada, 1.70 de estatura, cabellos teñidos de rojo, largas y bien torneadas piernas, muy cuidadas, un culo espectacular y unos pechitos más bien pequeños, pero bien paraditos y firmes. Sus medidas deberían ser aproximadamente 90-65-105, ¡¡¡que caderas!!!

Un día de verano, habíamos ido todos a la playa a celebrar un cumpleaños y como había sufrido una tremenda erección al ver a mis primas y tías en bikinis, volví para casa (donde se queda mi tía cuando viene de paseo) para pajearme y luego de bajar la erección volver a la playa como hacía a menudo. Es que me daba vergüenza que notaran mi pija tan parada que era imposible de disimular. Entonces me hacía una rapidita y se me bajaba.

Al entrar en casa oí el ruido del agua de la ducha y luego de comprobar en silencio que no había nadie en toda la casa, me arrodillé ante la puerta y traté de ver por el agujero de la cerradura. Qué sorpresa, por primera vez en mi vida tenía delante de mis ojos algo que en un principio no pude interpretar que era, pero luego de la inmensa sorpresa pude apreciar que era la entrepierna de mi tía. A muy pocos centímetros ya que se estaba secando parada al lado de la puerta. Recuerdo que primero vi un semicírculo de sus vellos y la conchita bien apretada.

Mientras mi tía se secaba, yo comencé a hacerme tan tremenda paja, que no me di cuenta de que mis jadeos fueron audibles para ella. Recién me di cuenta de ello cuando abrió la puerta de golpe y yo masturbándome, ¡que vergüenza! Ella se sonrió y me dijo ¡que grande la tenés! Y siempre con una sonrisita en sus labios me dijo ¿vos ya probaste lo que es una mujer? mientras me pasaba su mano por mi cabello. Yo estaba muerto de vergüenza y no me salió palabra para contestarle. Ella dándose cuenta de mis nervios me tomó de la mano y me dijo que entrara con ella al baño.

Yo no podía creer lo que me estaba pasando, estaba duro de los nervios y mi pija había quedado durísima apuntando al techo. Mi tía me dijo –no te pongas nervioso y déjame que yo te voy a enseñar algo que nunca te vas a olvidar- dejando caer la toalla que la cubría. Mis ojos no daban abasto para poder verle sus tetas preciosas con unos pezones oscuros y saltones y también sus imponentes caderas. Mi tía se arrodilló entonces y tomó mi verga dura con sus manos y comenzó a lamerme, realmente inolvidable lo que sentí con su lengua. Después de unos instantes me indicó que me sentara en la tapa del inodoro y ella se acomodó con las piernas abiertas y con una mano guió la cabecita de mi verga en su conchita apretada.

Yo creí desmayar de placer al sentir ese calorcito de su conchita en toda mi pija, que divino se siente, mucho mejor que la paja. Aproveché entonces que sus pechos estaban a la altura de mi boca y mientras los tomaba en mis manos acariciándolos, los comencé a chupar suavemente, y juguetear con sus pezones que estaban muy duros. Que divino jugueteo con mi lengua y sus pezones. Ella mientras tanto había comenzado a cabalgar haciéndome ver las estrellas de tanto placer, hasta que llegó un momento que no aguanté más y me acabé como nunca, ella al notarlo cesó sus movimientos y me empezó a hacer mimitos mientras se mantenía abrazada a mí, diciéndome mi guachito, que rico, como me hiciste gozar.

Esa fue la primera vez que tuve sexo, después me hice mil pajas recordando eso que me había pasado, pero por suerte tuve oportunidad de repetir y demostrarle a mi tía que había ido aprendiendo. Incluso veinte años después, siendo ya mayores mi tía se preocupó de tomarme exámenes de sexo y cada vez lo pasé mejor, pero eso será motivo de otros relatos.

Si les interesan otros relatos del sexo con mis primas o con las veteranas vecinas que tanto me enseñaron en la vida sexual, escríbanme.

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Tarde de verano con mis primas, siempre nos tuvimos mucha confianza desde que éramos peques pero esto ya paso a las otras ligas

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Esta historia es verídica y me ocurrió hace ya algunos años. Lo cierto es me encantan los relatos que aquí aparecen y los disfruto mucho, es por eso que quiero hacer a todos y todas participes de mi experiencia en aquellos años.

Me llamo Javier. Cuando todo esto ocurrió, yo debía tener 19 años y fui a casa de mis primas, con las que siempre he tenido mucha relación y confianza desde que éramos muy pequeños. Pasábamos juntos muchos fines de semana en la piscina y nuestros padres, además, trabajaban juntos en la misma empresa. Mis padres me dejaron allí por la mañana y me recogerían por la noche, ya que ellos se iban con mis tíos a una fiesta de despedida de un compañero de trabajo que se jubilaba.

Mi primas son Vane, la mas pequeña, que tendría unos 18 años y Desi, la mayor, que por entonces tendría unos 20.

Era verano y hacía mucho calor y después de comer, a la hora de la siesta, en vez de irnos a dormir nos pusimos a charlar y a divertirnos un rato. Como ya he dicho, era verano e íbamos vestidos con ropa muy cómoda. Ellas una camisa de manga corta de estar en casa que les llegaba por la rodilla, pero bastante transparente del uso, y yo sólo un bañador sin nada en la parte de arriba. No está bien que yo lo diga, pero hago mucho deporte desde niño y tengo un cuerpo bastante bien formado.

Entre muchos temas de conversación y risas, y quizás animados por el calor, surgió el temas de las chicas y de los chicos, el sexo, de nuestros líos, de hasta donde habíamos llegado con otros chicos y chicas, ese tipo de cosas.

El ambiente se iba caldeando y yo me estaba calentando un poco. Fue entonces cuando Desi nos contó un secreto, tenía una revista porno escondida. Le dijimos que nos la enseñara. Empezamos a ojearla y a hacer comentarios en broma, que si esas tetas son operadas, que si mi miembro era más grande (lo cierto, y esto es verdad, es que tengo fama de tener un rabo bastante largo y, sobretodo, muy grueso)..Entre risas y miradas a esa revista, y ya eliminada toda vergüenza, mi primita Vane nos confesó que nunca había visto un pene al natural. Cuando lo había visto había sido en películas sobretodo, y en alguna revista en casa de alguna amiga suya más atrevida. Ahí empezó todo. Desi, medio en broma, me propuso que se lo enseñara yo, que además había oído que estaba muy bien dotado. Claro, yo dije que me atrevía a enseñárselo, pero que me daba corte, eran mis primas. Ellas empezaron a burlarse de mi.¡No se atreve gallina, eso es que todo es mentira y la tienes enana!!!…Yo sabía que lo hacían para picarme, pero como ya estaba un poco caliente me bajé el bañador y se la mostré. Al principio les entró una especie de risa nerviosa “Ja, ja, ja, madre mía Javi, donde vas con eso por ahí ja, ja, ja”.pero ambas no dejaban de mirarme.

Tras unos instantes así Vane, entre risitas, dijo que no la habíamos entendido, que ella nunca había visto de cerca un pene erecto. Más risas y las dos.”A que no te atreves a ponértela dura del todo”.Y mas risas. A mí ya me daba igual, estaba excitado o sea que delante de ellas me empecé a pajear mientras las miraba. Mi polla iba creciendo y engrosándose. En unos momentos se cortaron ya las risas y ellas sentadas delante de mí sólo me miraban mientras sus respiraciones se aceleraban y yo seguía mi paja. La situación me estaba poniendo a mil, cuando noté que mi rabo estaba en su máximo esplendor paré y les dije: “Y ahora qué, me he atrevido o no?…la tengo pequeña?”. Desi, que evidentemente tenia más experiencia con chicos y ya habría visto y manipulado varias pollas estaba alucinada. “Osti Javi, menudo rabo calzas, es el más gordo que he visto”. Vane sólo miraba. “¿Que te parece?” le pregunté. Vane me miró y sonrió. Yo, en esa situación y perdí la vergüenza (que nunca he tenido mucha, suelo ser bastante lanzado), me acerqué a ella (yo estaba de pie y ellas sentadas en el suel

o) y le dije claramente que la tocara. Ella se volvió a sonreír y como con miedo de hacerme daño empezó a apretarla con sus dedos “Jo tío, está superdura”. Le cogí su mano, se la puse alrededor de mi polla y empecé a movérsela arriba y abajo. “Así es como le tienes que hacer una paja a un tío”. Tras un minuto así le dije que siguiera ella sola. Desi nos miraba en silencio mientras Vane me estaba pajeando con sus suaves manos y yo cerraba los ojos disfrutando.

Empezaba a sentir mucho gusto y a acompasar los movimientos de su mano con movimientos de mi abdomen, en eso que Vane dijo: “Ya, ahora que te lo haga Desi a ver como lo hace ella”. Dirigí mi gordo rabo a Desi, ella me sonrió (se le notaba en el gesto que debía estas muy, muy caliente) y lo cogió con la soltura que da la experiencia “Uff, si casi no me cabe en la mano” y empezó a meneármela con maestría. En poco rato yo iba a correrme, estaba muy cachondo, así que me la jugué y le dije que me podía chupar un poco.”Espera, ven Vane, póntela en la boca” le ordenó Desi. Vane se mostró con dudas “Si hombre, que eso ya es mucho”.”Venga, que si no nunca vas a aprender como se hace” le dijimos, o sea que a final accedió. Yo seguía de pie, mi polla la cogía en su mano mi prima Desi, que seguía sentada en el suelo; y Vane se arrodilló delante de mi.”Chupa como si fuera un helado”.Vane obedeció, empezó a jugar con su lengua en mi capullo y yo me quería morir de gusto. Que situación más morbosa.”Así, así.” sólo alcanzaba a decir yo.

Tras unos instantes Desi soltó su mano de mi nabo y yo me comencé a mover hacia delante para que cada vez Vane se metiera un poco más de rabo dentro de su boquita. “Venga Vane, chúpasela como si fueses una actriz porno” decía Desi claramente excitada. Empezó a metérsela y sacársela cada vez más rápido y con más saliva. Viéndome lo caliente que estaba Desi me dijo: “Avisa antes de correrte, no seas cabrón eh”, fue decirme eso y noté como mi lefa salía de mis huevos “Osti, me voy a correr ya”. Con un movimiento de maestra Desi sacó mi rabazo de la boca de Vane y me la meneó un par de veces, lo justo para no correrme dentro de la boca de Vane, pero con un corridón tan impresionante que, a pesar de que Vane se había apartado un poco, la puse perdida de leche. Por su pelo, su frente y nariz, su camisa, el suelo, parecía una fuente. El orgasmo fue brutal. “Joder tío como me has puesto, me voy a quitar esta guarreria”. La mano de Desi que aún sujetaba mi polla durísima he hinchada también tenía restos de lefa.”Vaya corridón, tú te podrías dedicar a esto” me decía. Tras unos breves segundos mientras me limpiaba, Desi me confesó que estaba muy caliente y que se iba a hacer un dedo. Le dije que se lo hiciera delante de mí, que ahora quería verla yo. Sin mediar palabra se levantó del suelo, se tumbó en su cama, se bajó las bragas y comenzó a acariciarse. Yo aún estaba muy empalmado. Estaba a un metro de ella y podía ver perfectamente que estaba muy mojada y por sus gemidos no iba a tardar en venirse. “Joder Javi tío, me voy a correr ya, cómemelo un poquito por favor”. Eso aceleró mi pulso al máximo de nuevo, me recosté entre sus piernas, pude sentir su calor y su olor y enseguida comencé a recorrer su coñito con mi lengua. En cuestión de segundos comencé a sentir sus espasmos, agarró mi cabeza con fuerza y la apretó más contra ella. Yo metía mi lengua en su agujerito y la paseaba alrededor de su clítoris. Gritó, gimió, arqueó su espalda, y se corrió de una forma increíble. Sus gemidos se alargaron varios segundos, el placer parecía ser inmenso e interminable. Al final de desplomó y liberó mi cabeza. Ella decía cosas que casi no podía entender con su respiración fuerte y entrecortada:”osti, osti, me muero, que gusto, tío que fuerte..” .

Vane nos vio así, Desi desplomada en su cama y yo tirado a sus pies. Ella miraba desde la puerta mientras con una toalla se secaba su pelo recién lavado. La miramos sorprendidos, pero con su gracia habitual soltó “No pasa nada, vosotros a lo vuestro, yo me acabo de masturbar en el baño, tampoco aguantaba más”. Tras recuperarnos prometimos que ese iba a ser nuestro secreto, aunque no fue nuestra última travesura.

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El enorme culo que tenía mi madre me excitaba tanto que una noche no me pude aguantar y tuvimos sexo toda la noche

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El relato que voy a comentar a continuación me sucedió hace un año, yo tenía 18 años y mi madre 39.

Mi madre es una mujer muy bellísima, de 1,70 de estatura, delgada, morena, cabello largo liso, una auténtica belleza, lo que más me llamaba la atención de ella, eran quizás sus pechos, grandes y duros como piedras, también sus piernas y su culo, redondo y duro. Mi madre es divorciada hace 3 años, y vivimos los dos solos en apartamento.

Mi relación con ella era de lo mas cordial, no como madre e hijo, sino más como dos buenos amigos, pero eso si, manteniendo las distancias y sobre todo el respeto.

Estaba acostumbrado a verla semidesnuda, algo que me excitaba sobremanera. Casi siempre me masturbaba pensando en ella y siempre tomaba su ropa interior para hacerlo o en los momentos en los que ella se bañaba, pero como es la vida, un día ella me descubriómasturbándome con una braga de ella en su habitación, sin darme cuenta que ella había llegado, entró a la habitación y que gran sorpresa se dio cuando estaba con los pantalones abajo y con una braga en la mano y la otra mano en mi verga dura y roja.

En aquella ocasión me dijo: “ya eres un hombre, pero eso no te da el derecho para que hagas lo que haces o es que acaso te gusto?”. La pregunta me tomó por sorpresa y no supe que contestar. Cambié de color mi cara, se aproximó y me dio un beso, me dijo: “deberías confiar en mi, vamos no seas bobo, dímelo”. Aquel día tuvimos una charla interesante, yo reconocí que la espiaba cuando se duchaba o iba a al baño, también que me masturbaba pensando en ella, etc. Ella por su parte admitió que yo era un hombrecito y reconoció que lo que hacia era normal, pero que debía controlarlo porque ella era mi madre.

Todo cambió al mes siguiente cuando ella y su novio de 2 meses habían terminado, ella llegó llorando a mi habitación, ese día también charlamos, lo que me dejó impresionado fue que ella y ese patán nunca habían tenido sexo, que en parte me complacía mucho.

Mi madre se ofreció a dormir esa noche conmigo en mi habitación, pues no quería sentirse sola esa noche. Ya cansados del día tan ajetreado, nos fuimos a la cama. Yo, me quedé en bóxer, mi madre, se puso su camisón, apagó la luz y se quitó el sujetador, acostándose a mi lado.

Sentirla junto a mí me excitaba, y no podía hacer nada, mi verga estaba erecta y dura. No quería que ella se diese cuenta, me di la vuelta dándole la espalda. Ella me dijo, por favor no me des la espalda, anda, date la vuelta y abrázame.

Estaba apenadísimo por lo que me estaba pasando, ante su insistencia me di la vuelta, ella me rozó con su pierna y se dio cuenta de lo que estaba pasando. “Que pasa ya estamos otra vez, creí que el otro día había quedado claro, tienes que pensar, que soy tu madre, no una mujer cualquiera, no puedes excitarte así” me dijo. “Vamos, piensa en otra cosa e intenta dormir”. Para mi era imposible conciliar el sueño, solo con oler su cuerpo ya estaba excitado. Se dio la vuelta dándome la espalda con la intención de dormir.

Mi cama no es muy grande y fue peor el remedio, pues al sentir sus nalgas frías, me excité aún más. Ella lo notó, no dijo nada, simplemente apretó su culo contra mis piernas, sintiendo mi verga dura pegada a su culo. “Niño, piensa en otra cosa, que te van a doler lostestículos, vamos no seas bobo” me dijo un poco molesta. Pero era imposible, en lo único que podía pensar era en ella, como la deseaba.

Me moví dos o tres veces disimuladamente rozando mi verga contra su culo, esperando que ella se enojara aún más, pero no dijo nada. Seguí con mi movimiento, como si estuviese haciéndole el amor, apretando la polla contra sus nalgas, pero ella siguió callada, sin decir nada. Por fin me decidí a abrazarla, sintiendo sus pechos y sobre todo sus pezones erectos y duros.

Toqué suavemente su pezón con la yema de mi dedo. “Por favor niño estate quieto, que yo también soy una persona y no soy de piedra, además, mira como estas” dijo al tiempo que con su mano izquierda tocaba mi verga. “Duérmete por favor, no te da vergüenza” me dijo ya un poco más calmada Estuve rozándole el culo con mi pene bastante tiempo, ella no decía nada, pero yo si oía su respiración agitada. Era posible que la hubiese excitado. Claro que lo era, sus pezones estaban durísimos, y cuando retiré la mano de su pecho, ellame la cogió y volvió a ponerla sobre el, haciendo que le tocase el pezón.

Aquello me hizo reflexionar un poco por lo tanto me aparté un poco de ella, introduje mi mano por detrás entre sus piernas. Ella al principio dio un ligero respingo, pero no dijo nada, es más, ante mi insistencia abrió ligeramente las piernas permitiendo que mi mano, através de sus bragas, se aproximase a la vagina. Tenía las bragas mojadas, estaba súper excitada. Me retiró la mano de entre sus piernas, se dio la vuelta me dio un beso y me dijo: “por fa, ya eres un niño muy grande, ya vas para adulto, por fa compórtate”, entonces me dio un beso se levantó de mi cama y se fue a su habitación.

Al día siguiente me levanté para ir a estudiar, cuando lo único que miré fue que el desayuno estaba en la mesa y nada más, mi mamá se había ido a trabajar, durante toda la mañana estuve pensando en ella y en lo que había pasado y me sentía muy apenado, en todo el día no fui a mi casa, sino hasta la hora de la cena, como eso de las 8 de la noche, como era habitual, cenamos, aunque en toda la cena nunca la miré a la cara, es que ni siquiera hablamos, luego yo pasé a la ducha. Cuando terminé, fui a mi habitación y me puse un pantalón corto de pijama. Mi madre me precedió en la ducha. Ese día no intenté verla,estaba avergonzado por lo que había sucedido la noche anterior. Estuvo más tiempo de lo habitual en el baño, por fin salió envuelta en una toalla y entró en su habitación. Yo me estiré en el sofá para ver la tv. Cuando ella entró en el salón, no daba crédito a mis ojos, allíestaba con un vestido que tenia un gran escote y le llegaba hasta el vientre, le dejaba ver su ombligo, y además era muy corto que solo con agacharse se le notaria todo, además se le alcanzaba a percibir un tanga muy excitante.

Era increíble. No podía articular palabra. Me limité a mirarla. Mi polla estaba a punto de reventar. Ella me miró, se aproximó a mi y me dijo: “no era esto lo que querías, pues aquí me tienes. Te gustó”. No sabia que decir, afirmé con la cabeza sin apartar la mirada de suspechos y sus piernas. Se sentó junto a mi en el sofá y me abrazó, comenzó por besarme suavemente en los labios. “Tengo que enseñarte a besar, a ver si aprendes” me dijo, al mismo tiempo que me besaba, con su mano derecha cogió mi pene erecto y duro como una piedra.

“Vamos a mi cama, estaremos más cómodos” me dijo mientras me tomaba de la mano. Una vez en la cama, me quitó el pantalón del pijama dejando mi verga erecta al aire, no lo dudó un segundo, la acarició con sus dedos, entreteniéndose especialmente en el glande. “Tienes una buena polla, el capullo es enorme, te la voy a comer bien, pero ten cuidado de no correrte en mi boca, necesito tu leche en otro sitio” me dijo sonriendo y con cara de puta. Yo alucinaba, estaba a punto de reventar. Cuando apretó el capullo con sus labios estuve a punto de correrme en su boca, pero ella lo impidió. Aquello era alucinante, me sentía en la gloria. Mientras ella se comía mi polla, Ella se fue alzando el vestido dejando ver sus bragas que eran comidas por esas enormes nalgas, soltó mi verga y se acomodó su braga hacia un lado, luego abrió sus piernas, al tiempo que me hacia subir acoplándome entre sus piernas. Cogió mi polla con su mano y la aproximó a su vagina, pasándose el capullo por su clítoris que ya estaba muy abultado.

Tenía un coño bonito, con poco vello y de color rubio. La piel de todo su cuerpo era muy suave y especialmente la de sus piernas. Así permaneció un rato. Yo estaba excitado en extremo, deseaba meterle mi polla, pero ella no lo permitía, siguió masajeando su clítoris hasta que tuvo un orgasmo. Sentía como le corría su flujo por mi polla, estaba encharcada. “Cariño, mira como has puesto mi coñito de mojado.

Ahora méteme tu pollón, pero con suavidad, no me hagas daño” me dijo con voz entrecortada de la excitación. Con su mano colocó mi capullo en la entrada de su coño, apreté suavemente. El estar tan lubricada permitió que el capullo entrase con suavidad en aquella estrecha cavidad. Fui apretando lentamente hasta que tuvo toda la polla en suinterior. Comencé a bombear en principio con suavidad. Ella gemía, de placer, me besaba el cuello y la boca mordiendo mis labios y apretando mi espalda.

“Así amor, así, muévete un poquito más rápido. Ahh como me gusta. Mevoy a correr. Siento tu chipote como llena mi coño. Muévete por favor.

Me corro” me decía gritando de placer. El orgasmo fue inmediato. Los dos nos corrimos al mismo tiempo. Descargué toda mi leche en el interior de su coño. Mientras me corría dejé de moverme, pero ella cruzó sus piernas a mi espalda y apretó con fuerza su coño contra mipolla, consiguiendo una penetración profunda.

“Para cariño para que me matas. Me haces daño con tu polla. Me siento llena”. Fue en ese instante en el que asustado le pregunté: “mamá te lo eché dentro, que tal si quedas embarazada”, ella sonriente me dijo: “tranqui pequeño, yo me cuido, además me operé para que no pudiera tener mas hijos tan morbosos como tú, además al único que quiero es a ti”, eso me excito aún más.

Estuvimos abrazados por un buen tiempo me preguntó: “te gusta como estoy”, yo en mi excitación y mirando como ese vestido negro lo tenia en sus caderas, y esa braga hacia un lado me excité de nuevo. “Claro mamá que me gustas, mira como se pone mi polla cuando te miro” le respondí inmediatamente.

Le dije que se tendiera en la cama y comencé a besarle por todo el cuerpo. Ella estaba tan excitada como yo. Cuando llegué pasándole mi lengua a la altura de su ombligo, jadeaba y se movía, tal era su excitación. Separé sus piernas y comencé a comerme su coño. “Déjame,vamos a hacer un 69” me dijo. Me di la vuelta y metí mi polla en suboca. Comí despacio con suavidad su rajita de color rosado, introduciendo mi lengua en ella. Al momento explotó, tuvo un orgasmo descomunal. Su flujo vaginal caía sobre mi lengua. Limpié bien su vagina haciéndola correrse por segunda vez. Me aparté y la abracé.

“Déjame que te la chupe, quiero que te corras en mi boca, me voy acomer toda tu leche” me dijo, pero le dije inmediatamente: “no, déjame, quiero correrme en tu culo” y ella me contestó un poco alterada: “estas loco, como vas a meterme esa verga tan grande en el culo, es imposible, no entrara, y además me vas a hacer mucho daño”.

Ante mi insistencia, y a base de pasar mis dedos por su coño y su culo, accedió a que la penetrase por detrás.

De la mesilla cogió un bote de crema, se dio con ella en el ano y a mí en el glande, mojándome bien con ella toda la polla. Se puso en la posición del perrito y separó sus nalgas mostrándome su agujerito de color marrón. “Ponme crema en el culo, por favor y además suavízamelo un poco con tus dedos, sino, no conseguirás meterme todo eso” me dijo un poco preocupada. Estuve un rato introduciéndole un dedo con crema, unté un poco mi glande lo apoyé en su agujero. Apreté un poquito, tímidamente se abrió y penetró un poco la punta, pero comenzó a quejarse que le dolía, por lo que lo retiré y le di más crema. Así estuve bastante rato, hasta que conseguí introducir mi capullo. Ella se quejó un poco, pero yo me paré hasta que el estrecho orificio se acostumbró a lo que tenía dentro. Con suavidad, paciencia y vaselina conseguí penetrarla, llegando a introducir mi polla entera.

Ella gemía y se quejaba de dolor, pero cuando hube bombeado 8 o 10veces su culo, los grititos de dolor cambiaron a: “así, así, fóllame bien. Me gusta tu polla, siento mi culo lleno de ti, cógeme el coño, me duele pero me gustaaaaa!”, luego gritaba que se iba a correr.

Inmediatamente me corrí en su culo, llenándolo de leche, ella estiró sus piernas y me quedé acoplado hasta que mi polla, debido a la flaccidez, salió del estrecho conducto de su culo, que en aquel momento había dejado de ser virgen y estaba bastante abierto.

Después de un buen tiempo, ella empezó a comer de nuevo mi verga hasta tal punto que estaba tan gorda y gruesa, de repente se subió encimade mi y empezó a cabalgar, lo hacia tan rápido que yo bombeaba con satisfacción y muy rápido también, mientras cabalgaba encima mío, yo le besaba y mordisqueaba sus pezones que estaban tan erectos y duros como una piedra, además nos dábamos besos apasionados, solo lengua, que la saliva salía y llegaba a sus senos y yo volvía y la lamía. Ella gritaba de emoción: “así, así hijo, complace a tu madre, llena el lugarpor donde saliste, así, asiiii”

De pronto dejó de moverse y se paró, me preocupé y le pregunté que pasaba, ella lo único que hizo fue darse la vuelta y empezar a meter mi verga por su culo, mi verga dura y gorda empezaba a entrar con más facilidad que antes debido a todos esos jugos que mi madre soltaba cuando estábamos, cuando entró por completo mi verga en ese culo rosa, fue entonces que se empezó a mover más y más rápido, le gustaba que le metiera mi pollón por ese culo tan estrecho y húmedo, intentaba mordisquear sus tetas, ella lo único que me decía:” rompeme el culo, parteme en dos, toca mi clítoris con tus manos sudorosas”, yo emocionado lo hacia hasta el punto en que ella lo empezó a hacer por si misma, gemía como puta, hasta que no aguantó más y se vino, eso fue lo más espectacular, cuando se vino parecía una llave de agua, fue uno de los mejores orgasmos que había tenido en su vida y por supuesto conmigo. A los pocos minutos fui yo el que me vine en su culo, llené como nunca ese agujero tan delicioso. de repente se paró y empezó a comer mi verga, la comió tan bien que no dejó ni una sola gota de leche en ella y lo único que dijo al terminar fue: “Gracias cariño, eres lo mejor, me alegro de ser tu madre”, después de eso charlamos un poco y concluimos que ya no era necesario que me masturbara, que solo pensara que ella iba a estar ahí cuando la necesitara, y desde ese día cuando quiero una chica, mi buena madre y su buen culo esta, por cierto ahora cuando lo hacemos, siempre le gusta que le empiece rompiendo ese culo tan maravilloso.

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Su hermana y su cuñado la iniciarían en el sexo, tenía con ellos el placer garantizado

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Su hermana y su cuñado la iniciarían en el sexo, tenía con ellos el placer garantizado.

A mis 30 años, aquello que solo imaginé en mis sueños por fin estaba ocurriendo y aun cuanto sentía como mi cuerpo se convulsionaba al ritmo de un placentero orgasmo, no daba crédito a lo que veía: Sonia estaba engullendo mi verga, moviéndose al ritmo de mis eyaculaciones mientras con una mano lo masajeaba firmemente y con la otra hacía lo mismo con mis testículos. Procedió luego a lamer el capullo lentamente, eliminando todo rastro de semen. En ningún momento había dejado de mirarla pero ahora noté que sus ojos tenían un brillo especial, reflejando la lujuria de que era presa.

¿Que tal? Te lo dije ¿Rico no? Preguntó sonriente y con un tono que denotaba orgullo. Estoy tan arrecha que me he esmerado en darte una buena mamada y por la cantidad de leche que he tragado deduzco que lo disfrutaste tanto como yo.

La verdad estuvo riquísimo, nunca había sentido algo igual. Debo confesar que es la primera vez que alguien traga mi esperma y que tú lo hicieras me ha puesto a mil.

¿En serio? ¿Que te parece Carmen? Nuestra hermanita es aún una mojigata luego de todos estos años de casada.

Ambos dirigimos nuestra mirada hacia Carmen, quien recostada sobre el sillón y aún jadeante se frotaba por encima de la ropa tanto los senos como su clítoris, disfrutando del orgasmo alcanzado mientras contemplaba la escena en que su hermana mayor me daba la mamada de mi vida.

Si ella es una mojigata que podré ser yo, que a mi edad sigo siendo virgen? Respondió Carmen.

No te preocupes que para eso estamos acá, para iniciarte en el sexo como se debe y qué mejor que en familia? Seguro que Nelly tampoco te ha pedido que le des por atrás – me dijo- si quieres podemos intentarlo en cuanto te repongas o prefieres seguir tú Carmen?

La verdad tengo algo de miedo, estoy llena de prejuicios, tu sabes, y no estoy tan segura de querer perder la virginidad – respondió Carmen tímidamente.

Sonia sonrió, se levanto y se dirigió hacia su hermana, procediendo a ayudarle a remover su ropa y a su vez Carmen le ayudaba a ella en lo mismo quedando ambas finalmente solo en ropa interior. Las contemple semi-desnudas por primera vez, ambas tenían cuerpos similares, grandes senos, trasero bien proporcionado pero no pude dejar de notar la diferencia de personalidades, Sonia llevaba ropa de encaje negra, con la truza tipo hilo dental mientras que Carmen llevaba ropa interior blanca, de algodón, de diseño conservador lo cual me excitó sobremanera, talvez por la inocencia que me sugería.

Ven hermanita, lo que vamos a hacer te va a gustar y no tendrás que perder la virginidad sino quieres – dijo Sonia mientras ambas se acercaban a mí tomadas de la mano.

Me incorporé y les tendí la mano, invitándolas a acompañarme y entregarnos a los placeres carnales que estuviésemos dispuestos a experimentar. Sonia me indicó que me recostara boca arriba, Carmen se hecho sobre mi y empezamos a besarnos profundamente, jugueteando con nuestras lenguas, mientras tanto Sonia le quitaba la truza y le indicó que se sentara sobre mi boca, mientras ella también quedó desnuda y se posicionó entre mis piernas.

Al tener a Carmen sobre mí pude notar que estaba mojadita, revelando su excitación, por lo que empecé a darle unas lamidas y chupeteos a su coñito, combinando la suavidad y la rudeza. Ella reaccionó favorablemente pues empezó a frotarse contra mi rostro lo que me animó a pasear mi lengua desde su ano hasta su clítoris, introduciendo la lengua en su rajita lo más que podía, esto la volvió loca pues se empezó a refregar más rápida y fuertemente al ritmo en que incrementaban sus gemidos, los cuales trataba de ahogar pero finalmente optó por liberar. Sonia por otra parte, estaba entretenida con mi pene, aplicando la técnica que había perfeccionado durante años y de la que hacia unos instantes había dado fé personalmente.

Minutos después dejo de chupar mi pene y se colocó sobre mis piernas, cogió mi polla con sus manos y sentí entonces el contacto con su rajita y como lentamente iba penetrando centímetro a centímetro esa cuevita tan húmeda y caliente que me entregaba mi cuñadita. Súbitamente la cogí de la cintura y la penetré hasta lo más profundo emitiendo ambos un sonoro gemido mezcla de placer y asombro.

Caray, que tosco eres, pero no te preocupes me ha gustado, dijo mientras empezó a cabalgarme rítmicamente. Ayudó a Carmen a quitarse el sostén y se unió a ella en un abrazo. Carmen seguía frotándose contra mi boca y Sonia subía y bajaba a la vez que hacía círculos y refregaba de adelante hacia atrás su sexo contra el mío, haciéndome sentir que explotaría en cualquier momento. Yo no quería llegar tan rápido por lo que me concentré más en Carmen mientras dejaba a Sonia disfrutar de lo suyo. Dado que era la primera vez de Carmen, decidí ver hasta dónde me dejaría llegar y empecé entonces a juguetear con mis dedos por su ano humedecido con mi saliva.

¿Qué haces? – me dijo con tono de asombro. Sonia se percató de lo ocurrido y procedió a calmar a su hermanita. No te preocupes, yo ya he pasado por eso y te garantizo que todo lo que tendrás es placer, solo tienes que dejar que tu deseo te guíe y dejar de lado tus tabúes e inhibiciones. Estas palabras parecieron calmar a Carmen porque retomó su movimiento con la misma intensidad. Sonia fue más atrevida y tomo entre sus labios el pezón izquierdo de Carmen, a lo que ella no mostró rechazo revelando su intención de querer dar rienda suelta a su lujuria. Sonia succionaba sonoramente el seno de Carmen mientras que jugueteaba con los propios. Carmen decidió devolver el favor y tímidamente acercó una mano hacia el pecho de su hermana y empezó a estrujarlo suavemente.

Esto rindió sus frutos pues ambas se movían con mayor rapidez y violencia. Yo ya había logrado introducir mi dedo índice en el ano de Carmen y lentamente inicié un mete y saca, ejerciendo presión con mi dedo desde dentro del recto hacia su vagina. La combinación de estímulo sobre sus senos, ano, clítoris y vagina hicieron que Carmen empezara a colapsar en un fuerte orgasmo lo que nos alentó a Sonia y a mí a procurarle un mayor estímulo y ayudarle a lograr el mayor placer posible. Fue tanto el éxtasis alcanzado por Carmen que jaló a su hermana y fusionaron sus bocas en un prolongado y apasionado beso.

El orgasmo de Carmen vino seguido por el de Sonia, sentí como su vagina se contraía rítmicamente, estrujando mi pene y al no poder resistir más me uní a ellas en un coro de gemidos de placer mientras liberaba mi carga en las entrañas de Sonia.

Estoy exhausta, dijo Sonia al tiempo que se desplomaba hacia mi izquierda.

Esto ha sido increíble, no puedo creer que haya desperdiciado tanto tiempo privándome de este placer, tengo que recuperar el tiempo perdido ¿no creen? – replicó Carmen – Acto seguido cogió mi ahora flácido pene y se esmeró en dejarlo limpio a base de chupeteos y lamidas las cuales tuvieron como efecto una nueva y contundente erección.

Creo que estamos listos para más – concluyó Carmen.

Déjenme descansar unos instantes, mientras les voy observando – dijo Sonia.

Retomando el tema, y ya que no quieres perder la virginidad, que te parece si matamos dos pájaros de un tiro y te lo hago por atrás? – interrogué a Carmen.

!Anímate hermanita! Una vez que lo pruebes no podrás prescindir de él, palabra – fueron las palabras de Sonia, definitivamente estaba de mi lado.

Bueno, hagamos la prueba, pero si me duele lo dejamos – dijo Carmen mostrando desconfianza.

Desde luego – asentí

Me dirigí a la cómoda y luego de hurgar entre la ropa regresé a la cama con un tubo de KY en la mano.

Siempre preparado – comenté animadamente

Sonia, tú que eres la experta ¿que posición nos recomiendas para iniciarnos? – proseguí

Bueno, para mí las sensaciones más fuertes se logran estando de perrito, pero se las recomiendo cuando ya estén habituados, por tratarse de la primera vez mejor es que Carmen esté echada boca arriba y con las piernas bien abiertas, de ser posible, con las piernas sobre tus hombros – respondió Sonia con la seguridad que solo proporciona la experiencia.

Manos a la obra entonces – le dije a Carmen -, solo te pido que estés lo más relajada posible y que alejes de tu mente el prejuicio de que te va a doler,

libera tu mente y enfócate en el placer que sentirás.

Dicho esto empecé a calentarla un poco prestando atención a sus senos, besándolos, estrujándolos, succionando sus pezones hasta que los sentí bastante duritos. Bajé entonces hacia su rajita y empecé ha hacerle una sopita. Sus jugos sabían a néctar y yo chupaba en busca de más. Carmen no paraba de gemir y me pedía que le hiciera un poco mas fuerte a lo que accedí sin protestar. Me concentré en chupar su clítoris que estaba ya bastante erguido. Como había observado que su himen no cubría totalmente la entrada me animé a meterle un dedo en la vagina, pero cuando Carmen lo notó protestó.

Qué haces?, no quedó claro que quiero quedar virgen? – dijo Carmen.

No te preocupes, es solo un dedo, es mucho más delgado que un pene y dada la forma de tu himen estoy seguro que puede pasar sin problemas – respondí.

Sonia se acerco a inspeccionar la zona y corroboró mi observación.

Parece que si se puede, pero si sientes que algo se está por rasgar mejor no sigas, ¿estamos? – me dijo Sonia.

Ok -dije. Volví entonces a meter suavemente mi dedo índice y afortunadamente no encontré obstáculo alguno, teniendo el dedo bien metido empecé a frotar con la yema del dedo la pared frontal (su punto G) como haciendo una señal de “ven aca”. Esto puso a Carmen a mil pues empezó a retorcerse de placer al tiempo que reclamaba que no parara. No lo hice desde luego y mi premio fue observar de cerca como mi cuñadita en contados minutos experimentaba un nuevo orgasmo. Era increíble, mi dedo sentía esta vez las contracciones vaginales de Carmen a la vez que mis labios y lengua se humedecían con una gran descarga de jugos.

Qué fue eso?, lo sentí totalmente distinto e intenso, por un momento creí que iba a orinar – dijo Carmen mostrando asombro.

Aja!, Conque conoces nuestro secretito – dijo Sonia a su vez -, eso hermanita es el punto G, para mí es la zona más placentera y por lo que parece para ti también lo es.

Esto lo practiqué con Nelly, ella también disfruta con mi “tratamiento especial” así que concluyo que es una habilidad que viene de familia – dije entre sonrisas cómplices.

Aprovecharé que estas bastante mojadita, abre tus piernas y ponlas en alto, ayúdate con las manos para que te sea más fácil mantenerlas así – dije dirigiéndome a Carmen quien parecía no salir aún del asombro luego de conocer su punto G. Ella siguió las instrucciones al pie de la letra, ofreciéndome una hermosa vista de su ano y genitales. Destapé el tubo de KY y lo apliqué sobre su huequito, ejerciendo presión con un dedo, tratando de abrirme camino. Como ya lo había logrado minutos antes, no encontré esta vez mucha resistencia en su esfínter por lo que probé a introducir dos dedos a la vez, esto ocasiono un suspiro por parte de Carmen. Sonia se animó a acercarse y ayudar a su hermana menor a superar el trance en que se encontraba.

Es mejor si te ayudas un poco – dijo Sonia mientras le cogía una mano a Carmen y la guiaba hacia su clítoris. Mastúrbate a tu gusto y el placer será mayor – continuó.

Carmen lo hizo así y para mí fue más fácil lograr insertar tres dedos en su colita. Cuando sentí que estaba bastante dilatado decidí probar suerte y apliqué otro poco de KY sobre mi capullo y empecé a intentar penetrarla. Parecía una tarea imposible por lo que usé nuevamente los dedos para dilatar aún mas su orificio.

Para, me duele un poco, no creo que logres meterlo por ahí Enrique, ¿podemos intentarlo después? – dijo Carmen.

Carmencita, tienes que relajarte y respirar hondo, el dolor que siente es porque estás tensa y no logras dilatar la entrada, concéntrate en el placer de tu masturbación – dijo Sonia entrando en mi ayuda – te habla la voz de la experiencia, la primera vez que lo hice con Jorge creí que me iba a partir el culo en dos, bueno, el muy desgraciado lo estaba haciendo a lo bestia pero con un poco de técnica finalmente lo logramos, se siente tan especial, tan rico que no puedo sino recomendártelo, pero definitivamente tu tienes la palabra, si lo deseas podemos abandonarlo por esta vez.

Esta bien, hagamos un último intento, continúa Enrique – dijo Carmen.

Perfecto, me tomaré mi tiempo esta vez – asentí

Carmen empezó a masturbarse nuevamente, frotando con una mano su clítoris e introduciéndose un par de dedos de la otra en su coñito; por mi parte me puse a relajar su esfínter haciendo cada vez más grande su entrada. Sonia paso a tomar papel activo besando delicadamente a su hermana y luego chupando sus erectos pezones, cosa que hacia con destreza pues Carmen no dejaba de gemir y pedir que lo hiciera más fuerte.

Dirigí mi polla hacia la entrada que me ofrecía Carmen y con un empujón logré introducirlo unos centímetros de un solo golpe.

Ay, me vas a hacer daño, con cuidado – grito Carmen

Un poco lento al principio Enrique, luego podrás hacerlo más rápido y fuerte – agregó Sonia.

Disculpen, es mi inexperiencia y mi ansiedad – dije con un falso arrepentimiento.

Seguí la sugerencia y cuando me percaté, tenía mi pene totalmente introducido en el ano de Carmen. La diferencia era grande con respecto a una vagina, este canal es bastante estrecho por lo que el movimiento del pene era lento y dificultoso. Proseguí ahora a retirarme totalmente. Pude observar el ano totalmente dilatado que había albergado mi pene y que se veía ahora como una pequeña caverna.

¿Qué pasa? Por que la sacaste? Ya me estaba sintiendo a gusto – dijo Carmen.

Esta un poco seco, voy a usar un poco más de KY y seguimos – respondí ante los gestos de aprobación de ambas hermanas.

La penetración ahora fue más fácil y empecé un mete y saca rítmico que cada vez me hacia sentir que estaba más cerca del cielo.

Tenías razón Sonia, se siente mejor, sigue cuñadito, rómpeme el culo pero hazlo fuerte y hasta el fondo, vamos que quiero sentir como me perforas las entrañas – dijo una eufórica Carmen mientras se masturbaba salvajemente.

Sonia dejó de chupar los senos de Carmen y se detuvo un rato a observar como penetraba a su hermana.

Te gusta el culo de mi hermana? Es estrecho verdad? Sabías que tu culo también te puede dar placer cuñadito? – preguntó Sonia.

Acto seguido y ante mi asombro, tomo un poco de KY y empezó a jugar con mi ano. La verdad yo había leído sobre la estimulación anal y los placeres que puede proporcionar la próstata pero nunca lo había experimentado, creo yo por el prejuicio de que es cosa de gays, pero ya que era una tarde de ruptura de inhibiciones me dejé llevar y más bien la animé.

Sigue Sonia, hazme sentir ese placer prohibido – le ordené

Sonia logró introducir su dedo poco a poco, yo sentía un leve ardor y una sensación de incomodidad por tener algo extraño en mi recto pero nada de dolor afortunadamente.

Prepárate, que viene lo bueno – señaló Sonia.

A estas alturas sentí que el recto de Carmen se estrechaba un poco más pues ella estaba alcanzando un nuevo orgasmo que fue evidente para Sonia por los grititos histéricos que profería su hermanita por lo que entró en acción y empecé a sentir un extraordinario y nuevo placer, Sonia empezó a frotar mi hasta ese entonces desconocida próstata, y ocurrió lo inevitable: tuve una saturación de sensaciones placenteras que me llevó al orgasmo más explosivo e intenso de mi vida. Solté chorros y chorros de semen en una interminable sucesión de espasmos llenando el recto de Carmen. Jamás había eyaculado tanto y me sorprendió mas por cuanto no era mi primer orgasmo de la tarde.

¿Lo ven? Para ambos ha resultado placentero o no? Acaso me equivoco si afirmo que por detrás están los mejores placeres? – preguntó Sonia.

Carmen y yo solo podíamos respaldar su afirmación. Pero estábamos bastante cansados para hablar por lo que simplemente me eché sobre ella y le di un largo beso el cual ella respondió muy animadamente y con lascivia.

Caramba se está haciendo tarde, en una hora más llega Nelly por lo que debemos apurarnos pero si sientes que puedes continuar me gustaría terminar nuestra pequeña orgía haciéndomelo por el culo, te animas? – preguntó Sonia.

Dame unos minutos para reponerme y lo hacemos – respondí

Carmen se acercó a mí y dijo: Me permites ayudar a reanimarte? A lo cual obviamente asentí. Con una mano comenzó entonces a menear mi pene, el cual estaba bien lubricado por el KY que use al sodomizarla, esta humedad hacía que la paja que me estaba dando se sintiera mejor que cuando el pene estaba seco; mientras tanto, lamía mis testículos y mi ano. Se concentró en uno de mis testículos, metiéndolo en su boca y chupándolo con fruición. Poco a poco mi polla fue reaccionando al estímulo y pude ofrecer mi erección a Sonia quien se había puesto en posición de perrito y se había aplicado KY a su culo el cual estaba dilatando mientras nos observaba.

Ven Enrique, estoy casi lista. Carmen, si quieres te puedo hacer una sopita para que no te resientas, vengan para acá – dijo Sonia

Carmen se recostó dejando su sexo al alcance de su hermana lo cual ella no desaprovechó pues empezó a cumplir su palabra y parecía que bien por los gestos y jadeos de Carmen. Por mi parte me concentré en ese culo divino que Sonia me ofrecía, era realmente grande y durito, la vista que me daba dejaba expuesta su rajita y su ano semi-dilatado, podía ver como mientras le hacia la sopa a su hermana, no dejaba de masturbarse.

Continué con mi tarea usando mi lengua, la cual metía en su ano lo más que podía, pasé a usar mis dedos y finalmente la penetré con violencia. A diferencia de Carmen, ella no se quejó, simplemente suspiró y aumentó el ritmo de su masturbación. Comprendido el mensaje aceleré mi propio ritmo. Sonia diestramente apretaba su recto como masajeando mi polla por lo que no iba a durar mucho y reduje mi velocidad.

No pares, dame más fuerte, estoy por llegar, sigue, dame más…. repetía Sonia

Tu tampoco te pares Sonia, sigue chupándome, un poco más fuerte esta vez – dijo Carmen.

Aceleré nuevamente y a fin de durar un poco más traté de distraer mi atención pensando en otras cosas, me puse a recordar entonces como una hora antes Carmen y Sonia habían subido a mi piso (ellas viven en la primera planta y mi esposa y yo en la segunda) para luego de varios rodeos manifestarme que Carmen siempre nos escuchaba a Nelly y a mí cuando disfrutábamos de nuestra intimidad y que últimamente se había transformado en una obsesión para ella estar con un hombre y disfrutar del sexo que a sus 30 años no había logrado concretar, no porque no tuviese los atractivos físicos sino por las restricciones morales con las que se había educado. Sonia con sus 38 años y la experiencia de un matrimonio previo, le había convencido que era hora de un cambio y que lo mejor era recurrir a alguien conocido y de confianza por lo que me habían escogido a mí. Sonia quería quedarse a participar para ayudar a su hermana a sobrellevar sus temores y vergüenzas y hacer la velada más agradable y excitante. No me opuse.

La sensación de que mi pene estaba siendo fuertemente apretado me hizo salir de mis pensamientos y volver a la realidad, Sonia había alcanzado su orgasmo y se retorcía de placer mientras reemplazaba su boca con sus manos en la tarea de satisfacer a Carmen.

No pares – le reclamó Carmen, quien a su vez veía que la llegada inminente de su propio orgasmo podría verse afectada por la falta de atención de Sonia. Ella no la decepcionó y volvió a hundir su boca en los genitales de su hermana, chupándole el crecido clítoris y desencadenando los gritos de placer de Carmen.

Sigue, sigue, un poco más, aayyyy – alcanzó a decir Carmen mientras su cuerpo se tensaba en clara señal del clímax alcanzado.

Yo tampoco podía mas y Sonia lo notó por lo que rápidamente se retiró haciendo que mi pene abandonara su culo.

Carmen, apúrate y ven acá, es tu oportunidad de probar la leche y demostrar lo que aprendiste – dijo Sonia.

Carmen se acercó y abriendo la boca lo más que pudo introdujo en ella la totalidad de mi pene y mientras lo chupaba y frotaba con su lengua empecé a eyacular repetidas veces. Por un momento Carmen parecía que se iba a atorar pero se sobrepuso y continuó mamando hasta que acabé, retiré entonces mi pene y ella nos mostró su boca abierta en señal de que se había tragado todo el esperma.

Me sorprende lo rápido que aprendes, has resultado ser buena alumna – dijo bromeando Sonia.

Chicas, esta ha sido la experiencia más excitante de mi vida y espero que lo podamos repetir, ojalá algún día podamos incluir a Nelly, mil gracias nuevamente por haberme elegido, no quiero que me malinterpreten y piensen que soy un desconsiderado sin modales o un malagradecido pero tenemos que apurarnos y despedirnos pues Nelly está por llegar.

No te preocupes, te comprendemos y no te preocupes por Nelly, este es nuestro gran secreto y también estamos agradecidas por tu comprensión y disposición a ayudar a Carmencita a cumplir su fantasía – dijo Sonia

Sí Enrique, gracias de verdad, en un solo día he cambiado mi percepción de la vida y puedo asegurarte que no será la última vez que nos divirtamos – concluyó Carmen.

Se vistieron rápidamente y se retiraron luego de darnos un beso y un hasta luego. Traté de arreglar un poco la cama y me metí rápidamente en la ducha. Minutos después llego Nelly y me alcanzó allí.-

Qué tal tu día libre? Yo las vi negras en la oficina y no veía la hora de llegar a casa y estar a tu lado. Qué te parece si te acompaño en la ducha? – me dijo muy animadamente.

Desde luego, pasa, que te parece si probamos algo nuevo para relajarte? – le respondí, mientras tanto a mi mente venían imágenes de lo recién vivido y sentí el deseo de hacerle el amor, penetrándole el trasero igual que a sus hermanas, lo lograría algún día? el tiempo lo dirá.

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Le dije a mi hermana: Maldita hermana zorrita, ahora vas a saber lo que es un hombre de verdad

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Un hermano pasa mucho tiempo junto a su hermana y sus pensamientos libidinosos eran cada vez mas frecuentes.

Raúl rondaría los dieciocho en aquellos días. Vivía con sus padres y su hermano, poco mas de dos años mayor que el. Debido al trabajo de sus padres, pasaban alguna que otra semana viviendo los dos solos, lo cual le había hecho ser bastante independiente.

Su hermana, Eva, tendría unos 20, era una chica excepcionalmente bella, morena, pelo largo, guapa de cara, con muchas curvas, piel suave y una increíbles tetas. Raúl se había fijado alguna que otra vez en ella, sobre todo en verano en la piscina, pero nunca había pasado de allí. Pero sus pensamientos cambiaron en aquella época. Cada vez estaban mas tiempo solos, lo cual aprovechaba su hermana para traerse algún que otro chico a casa. A

veces era para estudiar, otras veces los traía por la noche, y desde luego no para estudiar!.

Raúl estaba embebido en sus estudios. Era un chico alto, atlético, de buen ver, pero estaba muy centrado en sus estudios, y no tenia mucho tiempo para las chicas, pero claro, después de pasar algunas noches sin dormir debido a los ruidos que su hermana producía en la habitación de al lado, empezó a tener cada vez mas pensamientos libidinosos.

En vista de que aquello parecía convertirse en una rutina, Raúl decidió aprovecharse de las circunstancias. Un día sin que su hermana le viese instalo una pequeña cámara en el tubo de ventilación, le costo casi todo el día colocarla en la posición adecuada para enfocar toda la habitación, pero al final lo consiguió. Esa noche tendría acceso a los secretos de su

hermana. Desafortunadamente esa noche su hermana no salió, así que tuvo que esperar un par de días.

Serian las dos de la mañana cuando oyó la puerta, estaba trabajando con el ordenador, así que no le costo mucho agudizar el oído, era su hermana y por lo pasos y las risas alguien mas estaba con ella, entraron en la habitación de ella, así que activo la cámara. allí pudo ver a su hermana besándose con un tío bastante alto y rubio. Poco a poco se empezaron a quitar la ropa, el la tocaba por todo el cuerpo, sobre todo las tetas. La quito el sujetador y empezó a chuparle los pechos, ella gemía de placer.

Raúl empezó a calentarse de lo lindo. Entonces ella se arrodillo delante de el, y le bajo los pantalones, por la posición Raúl tuvo que adivinar que le estaba haciendo una mamada, mas que nada por los movimientos y el tono de voz con que el fulano gemía.

Al final el tío la cogió y la echo en la cama. Vio como su hermana se quitaba los pantalones y las braguitas, por primera vez la pudo ver completamente desnuda allí en la cama, y Joder, como estaba de buena! Pensó para si. El tío se puso un preservativo y se lanzo encima de ella, estuvieron un rato besándose y sobandose, pero al poco el se la empezó a meter, Raúl sintió una tremenda envidia de aquel tío que se estaba follando a su hermana. la tía se movía como una autentica furcia, gritaba como una zorra y se contorneaba como una serpiente poniendo las piernas alrededor de su amante, el cual aumentaba mas el ritmo cada vez mas rápido. Entonces ella le susurro algo al oído que la cámara no capto.

Cambiaron de posición, ella se puso a cuatro patas y el detrás, empezó a metérsela, no se podía ver muy bien, pero iba muy despacio, y su hermana empezó a gritar como una loca, el empujaba y mi hermana parecía resistir, al final el ritmo empezó a aumentar, junto con los gritos de sus hermana. “Si, si sigue, rómpeme el culo, rómpelo” gritaba, Raúl comprendió, el cabron se la estaba metiendo por el culo a su hermana, aquello fue demasiado y Raúl se hizo una paja allí en su habitación viendo como enculaban a su hermana.

Aquello se repitió unas cuantas semanas mas, su hermana llegaba con algún tío, no siempre el mismo, y follaban como locos. Eso hizo aumentar cada vez los deseos de Raúl por follarsela. Por lo que veía, le encantaba que la forzasen. Uno de ellos la ato a la cama mientras se la tiraba, así que la idea de estar a su hermana empezó a rondar por la cabeza de Raúl. Seguro que la muy puta lo esta deseando, pensaba muchas veces. Además su hermana cuando no follaba, tenia a bien con masturbarse en la cama, metiendose uno o dos consoladores.

Aquella tarde, Raúl llegaba a casa antes, las clases acabaron mas temprano y no tenia nada que hacer, así que se fue a casa. Sus padres estaban como siempre de viaje y pensó que su hermana estaría fuera, por eso le sorprendió oír ruido en la casa, parecía de la tele, pero aquello era muy raro, fue al salón, de inmediato la tele se paro y cambio a algo parecido a  noticias, vio a su hermana en el salón, estaba bastante excitada, tenia el mando del video cerca e intentaba ocultar algo.

– Que haces?- pregunto Raúl

– Nada, aquí viendo la tele- dijo Eva

– Estas viendo una película de video, cual es?- pregunto Raúl haciéndose el interesante.

-No, no, era la tele, no era el video.- dijo Eva.

– Pero si tienes el mando en la mano y he oído algo distinto hace un momento.

– Que no, que era la tele- dijo ella enfadada.

– Bueno, vamos a ver- dijo Raúl mientras le quitaba el mando de la mano

– Idiota, damelo, dame el mando del video- grito Eva.

– Que mas te da, si no hay ningún video no te importara que lo ponga- dijo Raúl mientras pulsaba el botón de play del video, la tele cambio y el video empezó a funcionar, en la pantalla apareció un negro con una verga increíble follandose a una rubia de grandes tetas, la estaba poniendo buena. Raúl se quedo como tonto viendo la escena, luego miro a su hermana con cara sorprendido, ella estaba colorada.

– Y esto?- le pregunto.

– Idiota, no lo ves, es una peli que me han dejado, nada mas. Apágala que la tengo que devolver- dijo ella levantándose del sofá, fue al video lo apago y quito la cinta, entonces Raúl vio algo raro en el sofá. Se acerco, en una esquina medio oculto había algo, lo cogió, eran una braguitas, y a un poco por debajo del cojín un consolador. cogió todo y se lo enseño a su hermana.

– Y esto?

– Eres gilipollas!!!- dijo mientras corría a por ellos. Pero Raúl los elevo, era bastante mas alto que su hermana, así que no podía cogerlos

– Idiota, damelos- gritaba ella

– Vaya, vaya con mi hermanita, que estabas haciendo? – pregunto Raúl

– A ti no te importa, marica retrasado!!! – gritaba ella saltando para coger sus cosa.

– Como que marica retrasado!- dijo Raúl, sorprendido, lo cual aprovecho ella para arrebatarle las bragas y el consolador.- por que soy marica retrasado?

– Bueno, lo siento no quería decirlo, estaba nerviosa- dijo Eva disculpándose.

– Lo dices por que no me traigo a tías para follarmelas, lo dices por eso, como haces tu, puta.- termino Raúl bastante exaltado.

Eva pareció sorprendida y enojada, y le dio un bofetón a Raúl.

– Puta comepollas- grito Raúl, y mientras ella intentaba a bofetearle de nuevo el la cogió del brazo, era bastante mas alto y fuerte que ella, así que le retorció el brazo, se lo puso en la espalda para que no pudiera moverse.

– Maldita hermana zorrita, ahora vas a saber lo que es un hombre de verdad.- y dicho esto se bajo los pantalones. en aquella posición no tuvo mas que levantar la falda de su hermana, sabia que debajo no llevaba nada, así que al momento llevo el momento deseado tan largo tiempo de meterla en el agujero caliente de su hermanita, que estaba bastante húmedo, seguramente debido a la paja que se estaba haciendo.

– AAHHHHHHHHHHHHH cabron!!!!! AHHHHHHHHHH !!!!- grito ella al sentir la polla de su hermano dentro, y la verdad es que Raúl tenia un aparato de increíbles dimensiones, el cual empezaba a bombear con fuerza dentro de su hermana. La mantenía de un brazo sujeta, con la otra mano la arranco a trozos la camiseta, no llevaba sujetador, así que pudo magrearle bien las tetas.

– Joder!!! son mas duras de lo que pensaba, ah!- gimió Raúl al tacto de los durísimos pezones de su hermana.

– AHHHHHHHHHHH NOOOOOOO DEJAMEEEEE!!!! – gemía ella al sentirse taladrada

por aquella enorme polla. Pero Raúl siguió aumentando el ritmo, su polla parecía crecer mas y mas, pero no quería correrse allí en el coño de su hermana, no quería sorpresas a los nueve meses, así que la tiro al suelo.

– Zorra, me voy a correr en tu culito.- la dijo, ella entonces pudo ver el enorme aparato de su hermano, se mordió la lengua de placer

– No, por Dios, Raúl no, me lo vas a destrozar- grito ella, pero a Raúl no le importo, y a ella tampoco demasiado , por la resistencia que puso era mas para excitar a su hermano y a ella misma que un deseo de huir de aquel enorme instrumento de placer.

Raúl la puso a cuatro patas, la abrió el culo y la empezó a encular despacio.

AGGGGGGHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH

grito ella cuando Raúl empujo con todas sus fuerzas metiendole mas de media polla en el culo, entonces le cogió de ambas tetas y empujo con mas fuerza, toda la polla desapareció en el culo de su hermana, pensó que la iba a destrozar, pero ella gritaba y gemía como una zorra

– AAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHH DIOSSSSSSSSSSSSSS QUE BUENOOOOOOOO!!! –

grito su hermana moviéndose como una perra tal y como había visto tantas veces que lo hacías. Raúl no puedo mas que encularla una docena de veces antes de venirse en su estrecho ano, era tal el calenton que no pudo aguantar correrse allí, pero por los gritos de su hermana la excitación había sido también de enorme calibre en ella, que se corrió a la vez.

Acabaron abrazados en la alfombra, entonces ella le confeso que deseaba hacia tiempo follar con su hermanito, que sabia lo de la cámara y que aquellos polvos eran para provocarle, sabia de las dimensiones de su polla y la quería para ella.

Desde entonces, Eva ya no trajo mas tíos a su casa, tenia a uno ya que la daba ración de sobra para satisfacerla.

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Tradicionalmente el cumpleaños del tío Mario era una de esas celebraciones solo reservadas a los mayores de edad, pero fui invitado

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Hace dos meses, concurrí con mis padres al cumpleaños de mi tío Mario. Era para mí un momento especial: Tradicionalmente el cumpleaños del tío Mario era una de esas celebraciones solo reservadas a los mayores de edad, y el hecho de que me hubiera invitado personalmente indicaba que ya era un adulto.

La idea de mi tío era que concurriera con mi novia, pero esta a último momento tuvo un problema familiar que le impidió acompañarme y tuve que resignarme a una forzosa y aburrida soledad. Pero por otra parte no era algo tan funesto. Estar solo me permitiría disfrutar a destajo mirando a mi tía Isabel que sin dudas estaría espléndida una vez más.

Porque desde que tengo memoria quise follar a mi tía Isabel. Tan antiguo era ese sueño, que puedo decir sin lugar a dudas que sus piernas fueron mi primer objeto de deseo. Les cuento. Isabel, por ejemplo, se ha caracterizado siempre por vestir sus piernas con finas medias especialmente elegidas para realzar la monumental belleza de las mismas. ¿Cómo describirlas?

Son perfectamente torneadas y su longitud se acrecienta por esos zapatos de excelente gusto y fino tacón que invariablemente utiliza. A veces utiliza medias negras, otras veces las elige blancas, y los zapatos son siempre al tono como una exuberante muestra de buen gusto. Probablemente conocedora de su estética, las faldas menos osadas le quedan unos 10 centímetros por sobre sus rodillas. Y sus camisas ó vestidos son entallados para que los tipos como yo puedan soñar con los senos redondos que cobijan.

Isabel es rubia, muy rubia. Su pelo cae hasta los hombros y acompaña todos sus movimientos con una gracia cautivadora, y ahora, a los 40 años mi tía política es una verdadera hembra que merece vivir para ser follada sin descanso.

Pero claro. Yo solo tengo 20 años y encima soy su sobrino por lo cual Isabel fue siempre un objetivo inalcanzable. Recuerdo que cuando la vi por primera vez no pude resistir soñar con ella en la soledad de mi cama. Fue una obsesión enfermiza. En cuanta reunión familiar hubiera no podía despegar mis ojos de ella. Y mis novias siempre fueron malas copias de su imagen y semejanza. Claro, no existiría otra igual por más que me esforzara en buscarla.

Pero volvamos a la fiesta de cumpleaños de mi tío.

Les decía que, completamente abandonado a la soledad, no me quedó más remedio que sentarme en un lugar apartado del bullicio para beber sin perder detalle. Habría unos cien invitados y la gran casa estaba decorada con esmero para hacer de la fiesta algo inolvidable. Una casa grande, de dos pisos, con jardín y piscina, toda ella construida para ser disfrutada en fiestas como esa.

¡Y las mujeres! ¡Que mujeres! Estaban verdaderamente atractivas a pesar de su mediana edad. Es que las mujeres se refinan con la edad. Y para mi gusto, el refinamiento es más valioso que la juventud. Pero de todas ellas, mi tía Isabel se llevaba lejos las palmas.

Desde mi sitio preferencial, que me permitía observar todo pasando inadvertido, no quitaba los ojos del cuerpo de Isabel. Esta vez se había pasado con esa falda ultra corta. Y como hacía calor, llevaba sandalias de tira muy fina y tacón aguja que me calentaban doblemente porque me imaginaba chupándole dedo a dedo sus uñas prolijamente pintadas de color rojo. Al principio todo muy formal. Saludos, charlas de grupos, en fin, lo usual.

Me acomodé con un whisky como quien espera ver Inglaterra-Argentina por Tv en directo desde Wembley instalado en el salón de su hogar. Más tarde empezó el baile, y merced el tiempo pasaba, la fiesta se hacía cada vez más loca en la medida que el alcohol corría como un río desbocado en las gargantas de los invitados.

Segundo whisky.

Mi tío Mario era uno de los que más daba señales de que su borrachera esa noche alcanzaría niveles estratosféricos. Isabel solo bebía champagne del mejor. Una vez había escuchado de sus labios que era la única manera de evitar las incomodidades del día después. Todos bailaban frenéticamente y sus movimientos cargados de alcohol eran cada v

ez más desprolijos. Noté que algunas mujeres perdían la línea, porque de tanto en tanto me regalaban un involuntario vistazo de sus senos escapándose de breves vestidos sin sujetador. Otras se dejaban manosear por sus acompañantes emitiendo como única oposición una risa descontrolada y permisiva.

Hasta mi tía, por un instante, encendió mi polla al mostrar una braguita hilo dental blanca profundamente metida dentro de sus durísimos y redondos muslos, cuando un invitado, que no era mi tío Mario, la acarició sin vergüenza. Y mi polla creció aún más cuando noté que a consecuencia de esa acción, la cara de mi tía se transformaba en la de una vulgar puta en celo.

Eso para mí fue una señal para rechazar mi tercer whisky. Porque de pronto comprendí algo: Si podía mantenerme sobrio para cuando todos en el lugar sucumbieran, tal vez obtuviera más que una solitaria y monumental paja recordatoria del evento.

Así que esperé. Y con mucha paciencia, seguí mirando.

Pasaron unas dos horas y noté que algunas parejas ya se metían mano sin descaro en sitios oscuros. Otras se marchaban de la fiesta tan calientes que era fácil predecir que follarían en el auto antes de llegar a destino. No los aburriré con detalles.

Ya entrada la madrugada, mi tío Mario dormía patéticamente la mona en un sillón con el brazo estirado y sin soltar de su mano una botella semivacía de ron. Un rato más tarde, la música se apagó y ningún invitado, excepto yo, quedaba en el ya silencioso lugar. De pronto caí en cuenta que mi tía Isabel tampoco estaba en la habitación y me levanté de mi sitio para buscarla.

Recorrí sin suerte tres o cuatro habitaciones y la cocina quedándome solo por buscar en el jardín al que salí despreocupadamente. Solo unos pasos más allá de la puerta, una visión me dejó paralizado. Mi tía, de rodillas, mamaba la polla de un hombre al que reconocí de inmediato como el que le había echado mano durante la fiesta. Ella estaba significativamente borracha. Mamaba como todo hombre desea que una hembra se la chupe. La tragaba completa en su garganta. El hombre, apoyaba su espalda en un árbol y bebía una copa, mientras que con su mano libre empujaba la cabeza de mi tía con un movimiento despreciativo y lento de vaivén. Noté cuando el hombre acabó por su expresión de placer y sus palabras “Eso putita, eso, trágala toda”. Un hilillo de semen corría por la comisura del labio de mi tía y ella lascivamente pasaba su lengua para saborearla en su boca.

Mi odio no tenía límites: El muy granuja, seguramente amigo de mi tío Mario, se me había adelantado. Pero me contuve y seguí observando.

Una vez acabado, el tipo la levantó, y la besó en la boca mientras subía su falda hasta la cintura. Una vez más sentí mi polla reventar cuando la tanguita de Isabel quedó al descubierto y el tipo, apenas apartando el hilo dental, la penetró con un instrumento impresionante, levantándola literalmente del suelo. La tomó de sus nalgas con ambos brazos y la sacudió con tanta violencia que mi tía apenas pudo ahogar sus gritos de placer orgásmico. Luego la bajó y ella mansamente se arrodilló de nuevo a limpiar con la lengua esa asquerosa polla.

“Eso putita, pasa la lengua así, así mamita”, decía el maldito. Y mi tía obedecía. No sé que tiempo pasó, hasta que, al fin, mi tía acompañó al fulano hasta la puerta de salida. Desde mi escondite pude apreciar que el andar de mi tía era vacilante por el alcohol. Y que su belleza estaba potenciada. Cuando la puerta se cerró, la seguí con la mirada. Ella se sacó el vestido, quedando solo cubierta por su tanguita y sus sandalias doradas de tacón y dejando al aire unos senos de bisturí que semejaban los de una veinteañera por su perfecta redondez.

Era la primera vez que veía a Isabel desnuda y lo que tenía ante mis ojos superaba largamente cualquier imagen que mi imaginación onanista hubiese creado en la soledad de mi cuarto. Fue entonces que decidí salir de mi guarida en las sombras.

Ella estaba tan embotada por el alcohol que apenas se sobresaltó. “¡Marcos!”, me dijo apenas sobresaltada. “No sabía que aún estuvieras en la casa”. Isabel, en su borrachera, no ten&

iacute;a conciencia de su desnudez. Permanecía a duras penas de pié en el centro de la estancia sin atinar siquiera a taparse con las manos.

Tardé casi un siglo en recorrer silenciosamente los escasos pasos que me separaban de ella. La visión que me regalaba era perturbadora. Al fin ella quedó distancia de mis manos y la tomé de su culo. “¿Marcos!, ¿Que hacés? ¡Tu tío…!”

Tomé sus caderas y acerqué mis labios a los suyos. Su lengua no se resistió y nos fundimos en un lascivo beso. Yo comencé a acariciar su culito y a chuparle el oído, mientras le hablaba en tono muy bajo. “Vamos tía, voy a hacerte mí puta. Quiero regalarte toda la leche que guardo desde que te conozco”.

Ella intentaba separarse y me decía con terror, pero en voz muy baja, como si supiera que lo que acontecería era imparable: “No Marcos… No por favor… No me hagas el amor. No puedo…, soy la esposa de tu tío”, y yo no pude evitar decirle: “Vamos putita, sé como te gusta mamar pollas, he visto tu arte, Tendrás que chuparla muy bien para comprar mi secreto”.

Supongo que ella se rindió a lo inevitable, porque nuevamente se hincó pero ahora era mi polla la que mamaba llevándome en cada segundo, un paso más cerca del infierno. Cuando ya mi polla estaba a reventar, la detuve. Quería llenar su coñito.

Por un momento tuve la vívida visión de verla preñadita de mi leche y mintiéndoles a todos, inclusive a mis padres, sobre el origen de su pancita. La senté en el sofá, y sin quitarle las sandalias procedí delicadamente a bajarle la braguita. Luego alcé sus piernas por arriba de mis hombros e introduje mi dura tranca en esa conchita ya muy lubricada por leche ajena.

Creo que Isabel se olvidó que el que la estaba follando era su sobrino. Sus movimientos eran sensuales y de su boca escapaban gemidos de placer apenas audibles. Yo no quería que el momento acabara nunca. Fue la follada más larga que aún hoy recuerde haber tenido jamás. Hasta que exploté y sentí mi leche caliente inundar su cuevita.

Tardé interminables segundos en desagotarme. Y ella acabó conmigo todo el tiempo. Encima, cuando la saqué, me la volvió a chupar. ¡Que cuerpo fenomenal estaba haciendo mío! De solo verla me empalmé otra vez. Pero ahora iría por su culito.

No necesité lubricarlo. Mares de semen viajaban canalizados por su cola. Solo hice un empujón y la mujer, que hasta hace un rato era mi tía, tuvo cargada mi tranca totalmente dentro de su recto. Y allí la volví a acabar.

Mientras lo hacía, con ella en cuatro patas y yo arrodillado en el sofá, contemplé compasivamente a mi tío que seguía inconsciente en el sillón. ¡Pobre borracho cornudo! ¡Que patético era! Solo un infeliz podía preferir el licor a una hembra tan puta como su esposa.

Yo le había perdido el respeto.

Una vez que me relajé, mi tía se acostó en el sillón. Mientras se dormía, yo pasé mi lengua por todo su cuerpo y chupé uno a uno los dedos de sus pies y las tiras de sus sandalias. Y cuando ya exhausta cayó dormida, me dí el lujo de decirle “putita eres mía” al oído.

Solo entonces, me vestí, la tapé pudorosamente con una frazada que busqué en su alcoba y con el sol asomando en el horizonte, regresé caminando a mi casa, jurándome a mí mismo que no sería la última vez que Isabel sería mía.

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Madre joven, olvidada por su esposo decide follar con su hijo y mantener una relación incestuosa con el chaval

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Una mujer, madre muy joven, se ve desatendida por su marido. No repara de momento en su hijo hasta que le sorprende masturbándose frente al ordenador, mientras navega por Internet. Desde entonces se marca el objetivo de acostarse con él sea como sea.

Gracias por este espacio donde podemos relatar nuestras bajas pasiones porque gracias a él me inicié en el exquisito incesto el cual he logrado gozar ya sin ningún prejuicio.

Me haré llamar Pilar, soy divorciada y les contaré por qué de mi divorcio.

Tengo buen cuerpo a pesar de mi edad, tengo 37 años y lo conservo porque hago mucho ejercicio, en mi vida nunca hice el amor con un hombre, a los 17 años tuve una amiga la con la cual pasé momentos inolvidables de placer ya que ella era lesbiana y gozábamos cada vez que ella llegaba a la casa de mis padres a dormir, éramos inseparables, yo pensé que también era lesbiana, con el tiempo hicimos lo mismo con nuevas amigas lesbianas, la pasábamos muy bien, pero conocí a Ramón un hombre que nunca se entero de mi atracción sexual y la verdad me enamoré de él, nunca hice el amor con él hasta casarnos, según yo para terminar con toda mi calentura y que fuera sólo suya hasta el día de nuestra noche de bodas, fue un error fatal ya que lo acostumbré a hacer el amor pocas veces, me casé muy joven a los 18 años, estaba maravillada con ese hombre.

Al año tuvimos a nuestro único hijo Juan, Ramón creció procesionalmente y vivimos muchos años entre lujos y los placeres que da el dinero pero nuestra relación amorosa fracasó y si mucho una vez al mes teníamos relaciones sexuales, pasé de ser una caliente chica lesbiana a una frígida mujer y en estos días es un verdadero milagro que el me haga el amor.

Cuando inició el Internet a expandirse adquirimos una computadora para nuestro hijo, esto fue hace un año y él descubrió muy pronto todo el sexo que se encuentra en él y se pasaba las horas navegando, nosotros no sabíamos el por qué hasta que un día en el cual no esperaba Juan mi hijo mi regreso, entré al estudio de la casa y él se encontraba masturbándose, al abrir la puerta él no se dio cuenta y yo no hice ningún ruido sólo me limité a observarlo y la verdad fue maravilloso, tenía el pene muy rico, no muy grande, pero muy gordo al igual que su padre lo tenía gordo pero el de él lo veía más carnoso, la vista era maravillosa, no pude ver qué era lo que veía en la pantalla, pero él lo estaba gozando, me sentí tan mal al estarlo espiando, pero no podía dejar de admirarlo, sus gemidos me hacían excitar más y pronto me empecé a calentar tremendamente, mis pezones saltaron duros y mis pantaletas se humedecieron sin parar, fue en ese momento donde recordé todas mis locuras de juventud y deseé tanto tener ese hermoso mástil entre mis piernas, quería gozarlo y que me volviera hacer mujer, pero era mi hijo y sólo sería una fantasía, en ese momento vi cómo soltó chorros y chorros de semen los cuales no paraban de salir, fue maravilloso ver a mi querido hijo gozar de esa manera, cómo deseé haber sido yo la que con mis manos hiciera gozar de esa manera a mi hijo, rápidamente cerré con cuidado la puerta y regresé a la puerta de entrada y fingí regresar a casa, abrí y cerré con fuerza la puerta y grité mi llegada, mi hijo me contestó desde el estudio, por un momento quise entrar a él pero sabía que lo encontraría muy excitado y preocupado de encontrarlo en ese estado y opté por subir a mi habitación, al subir le grité que me ducharía él contestó que saldría a la calle.

Entré a mi habitación me desnudé lentamente frente al espejo, mi corazón latía sin parar pude ver lo duro de mis pezones, como en muchos años no estaban así y mis pantaletas qué decir, estaban tan mojadas que sólo pensé en su pene dentro de mí, así que me empecé a acariciar todo mi cuerpo, mis senos, mi culo, mi concha, en segundos ya tenía dos dedos metidos en mi concha y me acariciaba el culo todo esto imaginando que era el pene de Juan, tomé un aplicador de toallas femeninas de ampolleta, me acosté y gozaba metiéndomelo has

ta que gemí del gusto de mi acabada.

Entré a la ducha y ahí tuve otro orgasmo, salí me vestí y fui directo al cuarto de mi hijo, a pesar de que una señora llega dos veces por semana a realizar la limpieza de la casa mi hijo se negó desde un principio y prefirió hacerlo él mismo en ese momento me enteré de la razón, ya había entrado muchas veces a su habitación pero nunca a husmear, tenía posters de algunas actrices en traje de baño pero nada fuera de lo normal, abrí su cajón y sólo encontré sus bóxer, busqué más adentro y nada, fui hacia el closet y encontré una caja con candado busqué por todos lados hasta que encontré la pequeña llave, abrí el candado y me llevé una grata sorpresa, revistas pornográficas, videos XXX, varias cajas de condones, en fin me di cuenta de que mi hijo era un follador tremendo, por los condones supe que mi hijo follaba con sus amigas, me imaginaba las locuras que tendrían los videos y ardía en deseos de verlos, guardé todo sin antes dejar de ver un momento esas riquísimas revistas, dejé todo en su lugar y me fui a mi habitación a seguir masturbándome pensando en él, en 10 a más años no había tenido tantos orgasmos como en ese día y mucho menos imaginándome que sería por mi hijo.

Me volví a bañar y esperé a mi marido y a mi hijo para comer, sólo encargué comida por teléfono ya que todo el tiempo se me vino encima.

Llegó mi marido y después apareció mi hijo, estaba nerviosa, no sabía si él se dio cuenta de que lo vi masturbarse pero no lo creo porque actuaba muy natural, comimos y mi marido regresó a trabajar, mi hijo dijo que saldría con unos amigos y yo le pedí de favor que me enseñara a utilizar la computadora argumentando que quería redactar todas mis recetas de cocina, pero en realidad quería descubrir qué veía en esa computadora, ni siquiera entendía lo de Internet, pero en fin me empezó a enseñar lo básico cómo manejar Windows, Word, etc. y como buscar archivos, etc. traté de abrir archivos de él pero estaban protegidos con contraseñas y no pude leerlos, lo demás eran tareas, videos, fotografías de artistas, etc., al siguiente día me prometió enseñarme el Internet.

Llegó la noche cenamos y aún me sentía muy caliente intenté hacer el amor con mi marido pero éste estaba muy cansado, le reclamé y discutimos le dije que necesitaba más de él, que quería que me hiciera sentir mujer, que me estaba aburriendo esa vida monótona que llevábamos, le reclamé le dije que él tal vez tenía un amante, en fin, él tuvo que dormir en otra habitación.

Mi relación con mi marido era un fracaso y por todo lo que pasó con mi hijo decidí gozar del sexo con otros hombres, y así no tener que ver nada con mi hijo ya que no era correcto.

El viernes cuando mi hijo se fue al colegio fui directamente por los videos… dios era maravilloso, en uno salían dos chicas jóvenes, muy bonitas y delgadas, besándose y desnudándose, chupándose todo el cuerpo, un tipo se acercó a ellas de inmediato lo despojaron de su ropa y le mamaron el enorme pene muy rico, él se las folló como todo un maestro, lo que más me encantó fue cuando les daba por el culo y cómo se tragaban su semen las dos, el video continuó yo terminé masturbándome riquísimo mientras veía el video deseando a mi hijo, y decidí cambiar el rumbo de mi vida tenía que follar con mi hijo.

Me bañé y sólo me dejé mi bata de baño esperando su regreso, cuando llegó le dije que me enseñara cómo manejar el Internet, me explicó cómo entrar a páginas, cómo buscarlas, etc. todo enfocado a recetas de cocina claro. No dejaba de mirarme la abertura de mi bata que mostraba un poco mis senos y marcaba mis pezones hinchados de placer, pude notar su erección y eso me encantó, había excitado a mi hijo.

Cuando él se fue con sus amigos lo primero que hice fue buscar la palabra “incesto”; y ahí encontré la página de Marqueze, empecé a leer todos los relatos, las fotos, y todo me encantó, comprendí por qué mi hijo se pasaba las horas conectado a Internet.

Los relatos de incesto me dieron valor e ideas de cómo follar con mi hijo y no dudé en hacer un plan para lograrlo.

En la noche entré al estudio y mi hijo estaba en la computadora no sé si veía una página de sexo pero se asustó entré despacio y me senté en sus piernas y por fin pude sentir lo duro de su pene ya que lo alcanzaba a rozar, estaba muy tenso, yo actué natural y le dije que su papá tenía mucho trabajo y que quería salir a la playa a pasar unos días, él me dijo que sería maravilloso, le di un beso en la mejilla y le dije que lo arreglaría todo.

Hablé con mi marido y por su puesto él dijo que iría sin nosotros, le dije que saldríamos el próximo jueves y regresaríamos el domingo, fui a la habitación de mi hijo y cuando entré el olor a semen era intenso, mi niño se había masturbado, llevaba sólo mi bata de seda para dormir, mis pezones se marcaron en mi bata, él se dio cuenta y no apartó su vista de ellos, me acerqué a su cama y me senté en ella, mis nalgas sintieron entre las sabanas una revista, me imagino que mi hijo estaba masturbándose con alguna revista pornográfica y no le dio tiempo de guardarla, me dieron ganas de sacarla y descubrirlo para ver su reacción pero no lo hice, preferí seguir con mi plan.

Le comuniqué que iríamos a la playa ese jueves, que pidiera permiso en el colegio de faltar y que se preparara para irnos, lo tomé de la mano y le di un beso en la mejilla diciéndole que la pasaríamos muy bien, me encantó la forma que disimuladamente me veía mis senos, me imaginaba su hermoso pene erecto bajo las sabanas y por un momento estuve a punto de despojarlo de las sabanas y chupárselo pero me contuve.

Al siguiente día fui a la agencia de viajes, recordé que en el centro comercial había una tienda de ropa con una señora mucho mayor que yo de la cual todas mis amigas decían que era lesbiana y me pareció buena idea jugar un poco con ella, y recordar mis tiempos de lesbiana, llegué a la tienda ya casi para la salida a la comida, la señora se llama Martha y me dijo que estaba a punto de cerrar, le comenté que era una urgencia ya que saldría de viaje, me acerqué a su oído y le dije: Ayúdame ya que saldré con mi amante y quiero lucir bella para él, le brillaron los ojos y despidió a sus empleadas, les dijo que se fueran que ella me atendería.

Amiga tu sí que sabes convencer, me dijo.

Lo que pasa es que es mi primera cita con otro hombre y quiero excitarlo mucho.

No te preocupes querida yo te ayudo, dime qué te gustaría, al mismo tiempo que cerraba la tienda.

No lo sé, quiero algo muy sexy, vamos a ir a la playa y quiero tenerlo excitado todo el tiempo.

Mira tengo este vestido pruébatelo.

Entré al probador y dejé la puerta abierta y me desnudé dentro poco a poco, ella no dejaba de mirarme quedé sólo en bragas y me coloqué el vestido, me dijo que me quedaba muy bien y era cierto tenía un escote en todo el pecho sólo me cubría mi senos y la espalda estaba abierta y me llegaba sólo unos centímetros abajo de mis nalgas, se acercó y me acomodó la parte de arriba alcanzando a rozar mi pezón, guauu saltaron erguidos de inmediato…

Con este vestido querida levantas a un muerto, sonreímos. Dices que vas a ir a la playa, pruébate este traje de baño.

Nuevamente estaba desnuda me quité las bragas, ella ya no disimulaba nada, me veía con lujuria y yo estaba con mis pezones erectos y empezaba a humedecerme , era una tanga minúscula apenas me cubría con un pequeño triangulo, todos mis vellos salían disparados, el sostén apenas me tapaba con esos pequeños triángulos mis pezones y mi culo se tragaba todo el delgado hilo dejando al descubierto mis nalgas, me dijo que me diera la vuelta, lo hice lentamente ella se acercó a acomodarme mi sostén para cubrir bien los pezones rozándolos nuevamente, me sentía en la gloria, ella me dijo:

Amor con este traje no solo excitas a un muerto, a cualquier mujer la dejas con ganas de comerte toda.

A cualquier mujer no creo, tendría que ser lesbi o bisexual.

Tienes razón las demás te verían con envidia, pero nosotras con admiración, de verdad te ves muy sexy, pero tenemos que hacer algo con estos vellos, y guauuu me temblaron las piernas ya que con su mano me acarició mis

vellos…

Amor tienes que rasúratelos (ciertamente no me rasuraba en varios meses y me salían muchos). Cuando quieras te ayudo…

Me quede ahí parada sorprendida, mi juego de excitarla me había ganado, ahora las dos estábamos muy excitadas, me empezó a acariciar mi concha, solté un gemido el cual tapó con un beso… tenía ya varios años de aquellos juegos juveniles con mis amigas, pero ahora estaba besándome con una mujer que me había convertido en bisexual, su beso fue húmedo, rico, pasaba su lengua junto a la mía. Me acarició el culo, me chupó y mordió mis pezones, no dejaba de acariciar mi conchita toda mojada, yo sólo seguía besándola y mis manos fueron a parar a su culo ya flácido por la edad pero no menos rico y excitante para mí.

No sé cómo pero ya estaba desnuda y yo a ella ya le había quitado su vestido, tenía a una mujer en bragas gozando con ella, sus senos le colgaban por la edad, pero su tamaño lo compensaba ya que eran enormes con unos pezones grandísimos y oscuros, unas bragas blancas y mas húmedas cada vez que le acariciaba, de inmediato ella se agachó y me dio la mamada más rica en años, yo gemía, le tomaba de la cabeza empujándola más hacia mí, le jalaba sus duros y grandes pezones , ella subía y me seguía mordiendo mis senos y me besaba, no tardé nada en tener un orgasmo delicioso, ella se levanto y me ofreció sus senos comiéndomelos sin parar, le quité sus bragas, ahora era mi turno y bajé a comerme toda su concha la cual chorreaba jugos riquísimos por todo mi rostro, le metía mis dedos ella gritaba sin pena, dio un salto cuando le metí un dedo en el culo, a la muy puta le gustaba, me mojó toda al llegar a su orgasmo, me puso en cuatro patas y hundió su boca en mi culo, metiéndome uno y hasta dos dedos en mi culo, me estaba destrozando, tenía años que nadie me daba por el culo, me dolía tanto que casi no podía soportarlo, me decía eres una puta cabrona, te gusta zorra, te gusta que te jodan por el culo, me daba nalgadas fuertes en el culo, que me lo dejaron rojo y sensible, no paraba la muy cabrona me estaba violando riquísimo, me sacó mierda de tanto joderme, tuve un orgasmo interminable, y acabé toda golpeada en el culo, llena de mierda y deseando más.

Me dejó ahí parada como toda una puta, excitada, regresó para limpiarme y me dijo:

Amor mañana vienes para rasúrate estos vellos para que al cabrón de tu amante lo dejes erecto todo el día de lo hermosa que te veras y de paso traigo unos juguetes para que gocemos más, me limpió, la besé, me vestí y salí de la tienda sin el vestido y traje de baño que llegué a comprar, tendría que regresar mañana por ella y para ver que sorpresa me tendría, entré a un restaurante pedí un vodka y en cada trago que le daba me venían imágenes de mi hijo dándome por el culo, haciéndome su amante, su caliente esclava, no sé cuánto tiempo estuve en las nubes mojada deseando tener ya a mi hijo haciéndome suya, entré al baño del restaurante y me masturbé de nuevo, salí y me fui a casa, a penas podía manejar, esa mujer me dejó rendida.

El jueves iría con mi hijo a la playa y todo lo tendría planeado para gozar con él, haría que él me pidiera a gritos que cogiéramos, lo haría el amante perfecto, ya que no tendría que salir de casa para gozar con él.

Deseaba tanto que pasaran los días rápido y que llegara el día de nuestra partida, regresé a la tienda a la misma hora ahí estaba esperándome Martha, pero ahora estaba una amiga suya, muy delgada, con cabello negro, muy alta, se veía muy elegante con un vestido negro, no tenía casi nada de donde tomar, pero se le marcaban muchísimo sus pezones, cerró la puerta y me dijo:

Amor esta es Susana, ella nos va a ayudar a rasurarte, vamos desnúdate sexy para nosotras; y así lo hice, me desnudé para ellas, lo hice muy sensual Susana se acercó a mí y me besó, me hizo sentar y sacó todo lo necesario para rasurarme, me abrió las piernas y acarició mi concha, yo me mordía los labios de la sensación tan excitante al estarme rasurando, en minutos estaba totalmente sin vellos, de inmediato las dos me hicieron un show particular, las veía bes&

aacute;ndose, tocándose todo el cuerpo, masturbándome riquísimo, fue increíble, verlas gozando de esa manera, el contraste de los dos cuerpos era hermoso, una con grandes tetas y culo y otra casi lisa pero con unos pezones puntiagudos me tenía súper mojada, no resistí y me uní a ellas, las tres gozamos tremendo, llevaban consoladores dobles, vibradores, unos penes enormes, los usamos por todos lados, las tres éramos machos para cada una de nosotras, fue increíble todo lo que hicimos, sólo en las películas de mi hijo vi algo así, puedo decir que nunca dejaría de hacerlo, de verdad nunca lo haría.

Me regalaron el pene más grande de recuerdo de nuestra cachonda amistad, para que siempre las recordara, me llevé el vestido y el minúsculo traje de baño, en mi plan no estaba salir con ese traje el primer día, así que entré a otra tienda a buscar uno menos escandaloso, pero también de dos piezas y que me quedara ajustado, entré a buscar corpiños y bragas muy sensuales y transparentes, busqué una tanga transparente negra con encajes para ponérmela con mi vestido.

Llegó el jueves, mis días fértiles habían pasado y podría gozar de mi hijo sin el uso del condón y sin riesgo de quedar preñada de él.

Salí vestida con un pantalón muy ajustado y un top negro sin sostén el cual marcaba muy bien mis senos, me coloqué una blusa de botones encima, no quería que mi marido me viera así, él nos llevó al aeropuerto y partimos a la gloria.

Al subir al avión mi hijo se sentó en la ventana y yo en medio, un señor en el pasillo, yo no dejaba de verle el paquete a mi hijo, no lo tenía erecto, pero yo deseaba vérselo durito, le dije que tenía sueño y me recosté en su hombro, al poco rato mi seno rozaba su brazo, yo constantemente me movía para frotarlo en él, mis pezones estaban ya muy duros y creo sin duda que él sentía mi pezón dilatado, excitado en su brazo, dios estaba tan caliente que tenía ganas que ahí mismo me hiciera el amor, abrí mis ojos disimuladamente y me fije en su entrepierna y ahí estaba su mástil ya dilatado, había excitado a mi hijo, se veía hermosamente duro, no pudo disimular el contacto de mi cuerpo caliente al suyo, mi plan estaba empezando a ser perfecto, ahí estábamos los dos en un avión, rozando nuestros cuerpos, calientes deseándonos, pero al mismo tiempo nerviosos, sí, lo tengo que confesar, parecía una recién casada, nerviosa al momento de llegar a su primera noche de bodas, pero también estaba nerviosa porque a pesar de que mi hijo estaba excitado estaba preocupada de cómo reaccionaría en cada insinuación mía para que él se atreviera a follar con su madre, con la mujer que lo trajo al mundo, sólo deseaba tener las fuerzas suficientes de poder hacer que él me follara como nunca, y haría todo lo posible porque él lo gozara y olvidara todos los estúpidos prejuicios y follara conmigo con las mismas ganas y deseos que yo.

Al llegar a nuestro destino y bajar del avión entré al baño y ahí me despojé de la blusa, me veía muy sexy, esos pantalones hacían lucir mi culo y el top resaltaba mis senos muy bien, tomé las puntas de mis pezones y me los jalé muy fuerte, me los apretaba para que se endurecieran a lo máximo, salí del baño y ahí estaba mi hijo esperándome me acerqué a él y su vista se fue directo a mis pezones marcados escandalosamente en el top, lo tomé de la mano y le dije que me había quitado la blusa por el calor que haría al salir del aeropuerto, salimos y nos dirigimos al hotel, nos registramos, y ahí estábamos los dos dentro de la habitación, le dije a mi hijo que disfrutáramos todo el tiempo posible…

Anda cariño vamos a dar una vuelta a la playa, ponte tu traje de baño. Saqué mi traje de baño y dejé arriba de la ropa mi otro traje de tanga, quería que él lo viera y que se sorprendiera de que usaría uno así.

Entré al baño a cambiarme, dios estaba tan mojada, mis jugos sabían riquísimo, no aguanté mucho y decidí masturbarme para aliviar mis ansias de sexo un momento, cuando salí los ojos de mi hijo al mirarme ya no eran los mismos de antes, ya me había visto él en traje de baño pero siempre de una pieza

, era la primera vez que delante de él usaba un traje de baño de dos piezas, prácticamente me estaba viendo con ropa interior, sin pantalones, sin blusas o vestidos, él se había puesto un short yo creo que para disimular su erección, sus ojos brillaban, me fijé en mi maleta y había movido mi ropa, creo que le encantó ver el minúsculo traje de baño que le tenía preparado…

Cariño y tu traje de baño.

Lo tengo puesto pero prefiero ir con short.

O.k. amor a disfrutar; le di un beso en la mejilla y lo tomé de la mano; la vamos a pasar de maravilla, olvídate que soy tu madre imagina que vienes con una amiga tuya no me trates como tu madre.

Sí mamá no te preocupes.

Además somos amigos no crees.

Sí mama, pero cómo te llamaré cuando tenga que hacerlo.

Por mi nombre, dime Pili cada vez que me llames, así no dirán que esa mujer no tiene un hombre que lo acompañe, y eso me haría sentir mal.

Bueno Pili vamos a la playa.

Así se dice amor, vamos. Perfecto no actuaríamos como madre e hijo sino como un hombre y una mujer que están de vacaciones.

Al llegar a la playa mi hijo se quitó su short y oh, qué vista tan deliciosa, el cabrón de mi hijo sí que tiene buen paquete, no estaba erecto pero se le notaba lo gordo que es su pené.

Al poco rato le dije que nos bronceáramos, que no quería que nos quemáramos con el sol, tomé la crema y le dije que se diera la vuelta, le unté la crema por su espalda, sus piernas, lo hacía despacio y procurando excitarlo, le dije que se diera la vuelta y se negó, creo que su mástil duro lo impedían, le dije que entonces él me pusiera crema a mí, me recosté boca abajo y él empezó a untarme también, era la primera vez que me lo hacia, sentía sus manos sobándome la espalda, bajó a mis piernas, sentía muy rico, le dije que me desatara el sostén, que no quería tener marcas y así lo hizo.

Me molesta que me deje marcas el traje ojalá y no hubieran tantos prejuicios y pudiéramos broncearnos desnudos; le dije.

No Pili eso sólo se hace en una playa nudista.

Pues no sé si aquí haya una pero me encantaría que no me queden marcas.

Sí hay una por aquí.

En serio amor, pues sería una buena idea darnos una vuelta por ahí no crees.

Estas loca mamá cómo vamos a ir.

Juan en que quedamos dijimos que no me dirías mamá y además soy tu madre y ya te he visto desnudo varias veces, no tendría nada de malo verte de nuevo no me digas que te da vergüenza.

No es eso Pili, pero yo a ti nunca te he visto desnuda.

Pero si es muy normal, en esos sitios todo el mundo está en pelotas como sin nada, sin morbo y van hasta familias enteras y no pasa nada, pero en fin es sólo una idea, tal ves lo hagamos, tal vez no, a mí me encantaría sentirme libre por un momento, a ti no.

Sí, me gustaría conocer un lugar así, pero nunca pensé que lo haría contigo.

Pero si eres un cabrón que, querías hacerlo con alguna de tus novias verdad.

Pues esa es una fantasía de cualquier hombre estar en pelotas con una chica.

Bueno pues como te dije ahora no soy tu madre soy Pili tu amiga y todo lo que hagamos será como si fuéramos novios, sin prejuicios, ni nada vamos a disfrutarlo.

Bueno Pili si tú quieres.

Y qué, tú no quieres pasártela bien.

Sí Pili, tienes razón vamos a gozar del momento.

Anda pues así me gusta… broncéame por delante.

Me di la vuelta y por un momento quise que me viera mis senos, pero no mejor me los tapé para no preocuparlo, mi plan estaba saliendo de maravilla, ahora mi hijo actuaría como mi novio y hasta a una playa nudista estaba dispuesto a ir, era perfecto el momento.

Al darme vuelta dirigí mi vista a su paquete y qué paquete a pesar de que lo oculto lo tenía hermosamente grande, me recosté y empezó a untar mi abdomen, y todo mi cuerpo, la verdad lo estábamos gozando los dos, le dije que me pusiera crema en mis manos y delante de él me unté mis senos de crema sin mostrarlos, lo hice varias veces, le insistí que si quería que ya lo bronceara por delante y él dijo que no que en un rato más, que quería sentir el sol en su espalda, se dio la vuelta y se recostó.

Me imagino que su hermoso pene estaba clavado en la arena de lo caliente que estaba, pasó un rato más y me hice la dormida, me moví un poco para así dejar al descubierto mi seno derecho y ahí estaba yo dormida al lado de mi hijo con un seno de fuera, de pronto siento que mi hijo se mueve, seguí haciéndome la dormida, de pronto siento que con su mano intenta cubrirme el seno, al hacerlo roza mi pezón erecto, siento sus dedos acariciarlo, jugó con él sólo unos segundos y me cubrió, fue fantástico, este fue el primer contacto directo, al fin tomó la iniciativa de tocarme y me puso más caliente, de pronto se fue hacia el mar, abrí mis ojos y caminaba rápidamente hacia el mar, creo que tenía la necesidad de aliviar su excitación masturbándose dentro del agua, me sentí mujer, me sentí una puta que había excitado a su hijo que gozaba con su madre y estaba feliz.

Después regresó yo ya estaba para él despierta su traje de baño no mostraba el mástil erecto que tanto deseaba, me sonrió y en sus ojos se veía el brillo de satisfacción, me pidió que lo bronceara de frente, me senté y le pedí que me amarrara por detrás el traje de baño:

Amor no me invitaste a nadar, le dije.

Lo que pasa es que estabas bien dormida Pili.

Bueno es que el viaje ha sido agotador y merecía un descanso, ni siquiera sentí cuando te fuiste, recuéstate amor deja te bronceo y así descansas un rato para ir a cenar y prepararnos para la noche.

Dónde tienes pensado ir.

No sé tengo ganas de bailar, ¿tú no?

Sí Pili dicen que aquí está un antro de lujo.

Bueno pues iremos a pasarla bien; platicábamos mientras pasaba mi mano por su cuerpo, su piel era lisa, sus vellos se erizaban en cada paso de mi mano, al llegar a sus piernas empecé a ver como su pequeño mástil empezaba a crecer, no pudo evitarlo, y yo no podía ya resistir la tentación de tocarlo, así que paré de broncearlo y le dije que me nadaría un momento.

Mi hijo me vio partir entre al agua feliz de haber excitado a mi hijo así, nadé un poco y le grité a mi hijo que nos fuéramos, al llegar había recogido todas nuestras cosas, se puso su short y partimos a la habitación, llegamos y entré a la ducha, como espera el momento de que entrara a ella a cogerme pero no sucedió, cuando salí estaba llamando por teléfono a casa, sus ojos brillaron al verme cubierta sólo con la toalla, me dijo que su padre no contestaba, le dije que de seguro estaba aprovechando que estaba solo para salir a divertirse.

Tienes problemas con papá; me dijo.

Por qué lo dices amor.

Porque él no nos acompañó en este viaje y tiene mucho que los veo distanciados.

Sí amor tu padre me ha abandonado mucho, yo creo que tiene una amante.

Por qué lo dices Pili.

Amor cuando un hombre tiene un amante la esposa es la primera que se da cuenta, simplemente ya no te hace caso, sabes a qué me refiero.

Tal vez son presiones de su trabajo.

No lo creo cuando un hombre ya no te hace el amor pasa algo y no son presiones de trabajo, yo a tu padre le he intentado de muchas maneras excitarlo y siempre esta cansado y yo soy una mujer a la que le encanta el sexo y él ya no me lo da.

Hubiera sido mejor que vinieras con él en lugar de conmigo y así resolvieran sus problemas.

Lo intenté pero él no quiso, y aquí estoy con mi hijo, me la estoy pasando muy bien contigo amor, pero francamente esperaba que tu padre me hiciera el amor y no pudo ser.

Pili qué te puedo decir ; se acercó a mí y me abrazó, me dio un beso en la mejilla; No te preocupes que la pasaremos muy bien.

Tienes razón, basta de tonterías y a disfrutar, entra a la ducha que me preparara para salir a cenar.

Entró y me puse mi tanga negra me perfumé el cuerpo y me coloqué mi vestido negro, me vi en el espejo y estaba orgullosa de mí, me veía muy sexy, me pinté los labios, me peiné y mi hijo no salía, creo que estaba en otra sesión de masturbación, cuando vi que saldría de la ducha me paré enfrente a la puerta del baño, al salí se me quedó mirando:

Pili te ves hermosa.

Gracias amor, pero no es para tanto.

De verdad te ves muy bien.

Lo dices en serio.

Pili que envidia van a tener todos al verme con una mujer tan hermosa como tú.

Gracias amor apúrate para salir a divertirnos; sus ojos apuntaban a mis senos apenas ocultos por el vestido, me di la vuelta para que viera mi culo y no perdiera detalle de mi tanga encajada, me agaché a recoger mis zapatillas y le permití verlas, quería que viera el culo que se follaría más tarde, me las puse, él recogió su ropa y se metió al baño a cambiarse, salió y salimos del hotel.

Caminábamos por el malecón tomados de la mano sonriendo, perecíamos novios, bueno parecía una mujer madura con su hombre, con su amante, nadie sospechaba que era madre e hijo a punto de fornicar.

Entramos a cenar y la plática era amena, sonreíamos, hacíamos bromas, estábamos felices los dos, mis pezones estaban excitados y él no disimulaba ya nada al mirarlos yo solo pedí una ensalada, no quería tener alimento sólido en mi cuerpo, quería tenerlo limpio porque esta nuche me follaría mi hijo por el culo y no quería que me sacara mierda.

Salimos y entramos en el antro que mi hijo quería ir, muchas luces de colores, mucho humo, muchas parejas, se sentía el sexo flotar, nos dieron nuestra mesa, pedimos unas bebidas y a bailar, me movía sexy para él, me acercaba para platicarle al oído y así juntar nuestros cuerpos, la excitación era plena, los dos al acercarnos sentíamos nuestros cuerpos erectos, mis senos duros con sus dos pezones marcados en la tela del vestido, el mástil de mi hijo erecto de placer, tomados de la mano, sonriendo, deseándonos.

Pasó el tiempo, seguíamos tomando vino, seguíamos rozándonos, bailaba sexy para él y eso a él le gustaba se sentía un gigoló con su amante, se notaba la diferencia de edad, la gente en el lugar sabía que él era mi hombre, los jóvenes lo veían con envidia y las mujeres me criticaban por lucirme con un hombre menor que yo, nos tenían envidia, se sentía en sus miradas, de pronto sonó música romántica, mi hijo me tomó la mano tal vez para regresar a la mesa, pero lo jalé hacia mí, juntamos aún más nuestros cuerpos, recargué mi cabeza en su hombro, nuestros pechos se juntaron y nuestros sexos de unieron sintiendo lo caliente que estábamos, su pene me rozaba en cada movimiento, ya no podía disimular lo tenía enorme frotándome, nuestras respiraciones eran agitadas, sudaban nuestros cuerpos , nos juntábamos más, gozándonos sintiéndonos, acariciaba mi espalda , sentía sus manos tocándome suavemente, yo le acariciaba su nuca, parecíamos dos novios excitados disfrutando de nuestros cuerpos, él en cada paso empujaba más su pene a mi concha húmeda de gozo, dirigí mi voz a su oído y le dije tiernamente:

Amor qué te pasa, te siento muy excitado.

Perdón Pili pero no puedo evitarlo.

Por qué estas así amor; le dije mirándole a los ojos, se veía preocupado y al mismo tiempo excitado, se veía hermoso.

Por ti, te ves también, te siento tan bien que no lo puedo evitar, pero sabes me siento mal, tú eres mi madre,

No soy tu madre, soy Pili y es normal que un chico de tu edad se excite así al bailar tan pegados, no te preocupes amor recuerda que venimos a disfrutar y la verdad yo también estoy muy excitada, a caso no te das cuenta de cómo me tienes, de cómo me has tenido todo el día excitada.

Me sonrió, nos miramos a los ojos y lentamente sin pensarlo nuestras bocas se unieron en su primer beso, un beso de pasión, de amor, de incesto, de ese incesto que ya no tendría vuelta atrás, duro sólo unos segundos, mi hijo se retiró.

Perdón Pili no quise hacerlo.

Amor pero si fue maravilloso.

No Pili no puede ser, tú eres mi madre,

No, no soy tu madre, sólo soy una mujer abandonada, caliente, deseosa de sexo, y quién más que tú, para hacerme nuevamente mujer.

Pero mi padre, qué va a decir, qué dirá la gente.

Nada que somos dos amantes gozando del momento y tu padre, él estará follando en este momento con alguna puta.

Pero soy tu hijo.

Lo sé, amor, pero te deseo tanto y sé que tu también me deseas, he visto como me miras, pude sentir como tocabas mi seno en la playa, pude ver tu pene erecto por mí y el beso que me acabas de dar lo re

afirma.

Pili me tienes loco, pero no debe de ser eres mi madre y está mal.

No tú eres Juan mi hombre y yo soy Pili tu amante, tu puta, para hacerte gozar, para follar como locos, porque nos deseamos tanto y al cuerno la moral, quiero que me pidas, que me grites, que exijas follar conmigo, quiero que lo desees tanto como yo, quiero ser tu puta, quiero que esta locura pare aquí o que me saques de este lugar y que me lleves al hotel a hacerme el amor, quiero que me pidas terminar con todo esto o que me pidas a gritos que follemos como locos, sé que nuestra vida cambiara con esto, pero será un cambio lleno de placer, seremos amantes cada vez que tú quieras.

Nos volvimos a besar, pasaba mis manos por su espalda y él por la mía. Me miro a los ojos, me tomó con sus dos manos mis nalgas y me pegó a él

Pili ve cómo estoy por ti, siente mi verga dura por ti, y sí, te deseo, quiero hacerte el amor, quiero cogerte toda la noche, eres mía y siempre lo serás – No importaba la gente, mi hijo me acariciaba el culo, frotaba su pene en mi concha, levantó su mano y tocó mi seno izquierdo, pellizcó mi pezón, no dejábamos de besarnos, y me dijo al oído:

Pili ahora tú serás la que me pida que te folle,

Sí Juan fóllame, hazme tuya, te necesito, necesito de un hombre y quiero que seas tú, quiero ser tu mujer, sin condiciones, quiero que cuando se te de la gana me cojas, quiero fornicar contigo todo el tiempo, por favor sácame de aquí y cógeme toda la noche amor.

Me beso y salimos de la pista de baile, llegamos a la mesa, nos sentamos, me volvió a besar, dirigí mis manos a su mástil y por primera vez lo sentí en ellas, duro, gordo, no lo podía creer, ahí estaba yo, con mi hijo, acariciándole su pene, me sentía dichosa, realizada, estaba dispuesta a que me hiciera el amor ahí mismo, lo pedía a gritos, deseaba que me clavara su mástil sin compasión, que me llenara la boca de semen delante de todos.

Mi hijo volteo a ver a la gente, todos estaban en lo suyo, unos bailando, otros besándose, no éramos los únicos excitados, habían más parejas acariciándose con descaro, igual que nosotros llenos de lujuria, me volvió a besar pero ahora deslizó su mano uno de mis senos, lo tomó, lo acarició, lo apretó riquísimo, nuestras lenguas no dejaban de jugar, yo no dejaba de masturbarlo, de pronto tomó mi pezón me lo pellizcó, me lo jaló fuerte y me dijo: Pili ya no aguanto más salgamos de aquí, se paró y ahí tenía el pene de mi hijo duro como un tubo frente a mi cara, tenía ganas de sacarlo y chuparlo, morderlo, pero ya habíamos llegado muy lejos y decidimos salir del lugar.

Caminábamos abrazados, enamorados, está sería nuestra noche, lo sabíamos y estábamos felices, subimos a un taxi le pedimos nos llevara al hotel, de inmediato me apoderé de su pene, lo seguía masturbando, no dejábamos de besarnos, él tomó nuevamente mi seno pero ahora por debajo de la tela, ahora él sabía que no me hacía la dormida, lo acariciaba despacio, suavemente, con amor, bajo su mano, y por primera vez me acarició mi concha, lo hizo sobre la braga, estaba toda mojada, no recuerdo en toda mi vida haberla tenido tan mojada, chorreaba jugos, y no lo pude evitar, solté un gemido del placer que me provocó, tuve mi primer orgasmo de la noche, ahí en el taxi y sólo porque mi hijo, el muy cabrón acaricio a mamá, no dudo que el taxista se dio cuenta de lo que hicimos y seguramente quedó excitado al igual que nosotros.

Al llegar a la recepción del hotel, entramos junto con una pareja, una chica joven acompañado de un señor mayor que ella, me llamó mucho la atención, porque estaban en la misma situación que nosotros, yo una mujer madura con un joven y ella joven con un maduro, alto fornido, guapo, con canas en el cabello, ella muy fina, bonita, delgada, con un cuerpo muy apetecible, llevaba puesto un pantalón de mezclilla ajustado a su cuerpo haciéndole lucir su parado culo, tenía una blusa blanca sin sostén, en la cual se le marcaban unas senos redondos no muy grandes pero se le notaban firmes, más bien ella parecía la pareja de mi hijo y yo la del señor…

Hola me llamo Jaque qué tal se la están pasando.

Muy bien, yo soy Pili, y ustedes qué tal.

Regresamos de cenar

Nosotros venimos de bailar.

Qué bien, lastima que a Jorge no le gusta bailar y mañana en la noche regresamos a casa, pero a mí me encanta bailar.

Nos la pasamos muy bien, ese lugar es muy agradable.

Ya lo creo se nota que regresaron a seguir la fiesta. Me dijo sonriendo.

Claro la noche es joven.

Veo que vienes muy bien acompañada. Volteando a ver a mi hijo.

Tú no te puedes quejar, tu novio es muy guapo.

Gracias, él es muy serio pero en la cama es toda pasión.

Eso es lo que cuenta, que te hagan sentir bien.

Creo que las dos la pasaremos muy bien esta noche.

Eso espero, es la primera noche que pasaré con Juan.

Pues suerte amiga, espero verte mañana en la alberca para seguir platicando.

Claro ahí estaremos.

Llegó su hombre, me sonrió, y se fueron hacia los ascensores.

Llegó mi hijo y los seguimos por detrás, pude ver el culo de Jaque, redondo y paradito, esa chica hacía voltear a cualquiera para verla, no fui la única en seguir el rico movimiento de su culo, mi hijo también fijó su vista en sus nalgas, subimos junto con ellos al ascensor, marcaron el sexto piso, nosotros el cuarto, mi hijo me envolvió en sus brazos, quedando pegado mi culo en su todavía erecta verga, yo no perdía detalle de los senos de Jaque, ahora adornados con dos pezones saltaditos, nos despedimos de ellos y nos dirigimos a nuestra habitación, esa chica me había dejado más caliente y seguramente a mi hijo también.

Continuará…

Si les gustó escríbanme por favor, espero poder recibir sus fotos y sus comentarios, besos; prometo pronto enviarles la historia del encuentro con mi hijo.

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Estando solo con mamá me ha dado por espiarla cuando se ducha o cuando esta vistiéndose la verdad es que no he podido ver mucho

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Un jovencito no puede evitar excitarse al ver a su madre salir del baño desnuda…

Mi familia se compone de mis abuelos, mamá y yo. Mama (Cristina) tiene 33 años, mi nombre es Sebastián y tengo 18 años.

La relación con mi mamá es muy cercana, cariñosa y de mucha confianza ella siempre me ve desnudo pero yo no a ella aunque cuando era mas chico nos bañábamos juntos pero ya ni me acuerdo de eso.

Lo que les voy a contar esta sucediendo en estos días. Mis abuelos se fueron hace 10 días a España y recorrerán Europa con familiares que viven en Barcelona y estarán allá 3 meses.

Estando solo con mamá me ha dado por espiarla cuando se ducha o cuando esta vistiéndose la verdad es que no he podido ver mucho solo cuando mamá anda en casa con ropa interior lo que me bastado para masturbarme pensando en su culo muy bien formado y sus enormes tetas. Pero lo que pasó este domingo rompió la monotonía. Yo estaba durmiendo cuando sentí unos gritos de mamá llamándome desde el baño.

Me dice que le traiga la toalla, el solo ello de saber que tendría a mamá desnuda tan cerca me provocó que se me empinara el palo automáticamente. Entré al baño tratando de disimular mi erección. Le digo a mamá … aquí está la toalla y mamá abre la cortina …quedé helado por fin tenia mamá completamente desnuda frente a mis ojos aunque sólo por unos segundos iba saliendo del baño y mamá …. me pide que traiga la crema para el cuerpo de está en su dormitorio, llego con la crema y mamá se estaba secando de espalda a la puerta con lo que pude apreciar con calma su culo enorme …se da cuenta que llegué con la crema … y se pone la tolla en la cintura y me pide la crema …al mirarme se da cuenta de la tremenda erección que a esa altura era imposible disimular …y me pregunta qué te pasa …nada por qué …mira como tienes el pene ….ah es que tengo ganas de hacer pichi …bueno no te aguantes más y hacé .. me dio mucha vergüenza porque aunque no era primera vez que me veía meando nunca me había visto con tamaña erección……. mientras trataba de hacer pis mamá se sacó la toalla y empezó esparcirse la crema por todo el cuerpo, yo la miraba por el espejo como pasaba su mano por su bello cuerpo terminó de hacerlo y al ver que yo todavía nos lograba hacer pis ..mamá saliendo del baño me dice … te voy a dejar solo para que puedas desahogarte, sonríe y se va del baño …

Yo no sé si es normal lo que estoy sintiendo, seguramente no, pero no puedo evitar calentarme con mamá. Por otra parte no sé por qué mamá hizo lo de hoy, seguramente fue sin querer. En el futuro los mantendré informados

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Un joven penetra en el espacio cibernético de su hermana y encuentra correos, fotos y vídeos porno así como imágenes de su hermana

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Un joven penetra en el espacio cibernético de su hermana y encuentra correos, fotos y vídeos porno así como imágenes de ella misma masturbándose. La calentura le puede y decide penetrarla físicamente, tal como ella desea, siendo sometida.

En aquel entonces yo tenía unos diecinueve años, acababa de iniciar mis estudios de universidad. Mi hermana acababa de cumplir los dieciocho Ese verano suspendí bastantes asignaturas, así que tuve que pasármelo en casa, mi hermana le pasó lo mismo, así que mis padres decidieron dejarnos por allí solos todo el mes de agosto.

Todo empezó un día en que entré a la habitación de mi hermana para preguntarle una tontería sobre la casa, se estaba duchando, así que me respondió desde el baño, mientras me hablaba miraba aquí y allí, y me fijé en que tenía el diario abierto sobre la mesa, empecé a hojearlo, teléfonos, direcciones sin más, y entre ellas encontré una dirección de correo con la password, eran el nombre de mi hermana con un número, las normales que se suelen usar. No le di mas importancia, pero aquellos datos se me quedaron en la memoria.

Esa noche estaba yo navegando por Internet en el PC de mi habitación, ya estaba bastante aburrido, así que se me ocurrió entrar en la dirección de correo de mi hermana, no era algo muy ético, pero no me esperaba ni mucho menos encontrarme lo que me encontré. La verdad es que al conectarme y darme el saludo inicial, vi que estaba bastante llena de cosas, empecé a investigar. Tenía varios directorios: “fotos”, “videos”, “historias”, … y alguno más. Empecé por los dos primeros, me imaginé encontrarme fotos de Brad Pitt y videos de los Back Street Boys, pero cuál fue mi sorpresa cuando me encontré fotos porno, bueno, aquello era auténticamente hardcore, la mayoría de mujeres ensartadas por enormes pollas, por el coño, el culo, por ambos, muchas escenas de BDSM, aquello me dejó alucinado, pasé al directorio de vídeos, y era más de lo mismo, especialmente había un montón de vídeos de películas que simulaban violaciones. La verdad es que aquello no podía ser de mi hermana, sólo alguien tremendamente depravado y perverso podía almacenar aquello. Todavía sin recuperarme pasé al ultimo directorio. Allí había un montón de e-mail de un montón de tíos, empecé a leerlos. Según parece mi hermana había puesto algún anuncio en alguna pagina web y la escribían un montón de hombres, le contaban todo tipo de historias, de cómo la follarían, y según por sus respuestas, a ella le encantaba. Según pude averiguar después de varias horas leyendo todos esos e-mail, a mi hermana le encantaría que la violaran salvajemente, entre cuantos más hombres mejor, era una autentica salida. Lo peor vino al final, había un directorio llamado “mis fotos”, me temí lo peor, y así fue, eran fotos de mi hermana, las había difuminado la cara, pero era ella, reconocía su habitación y su cuerpo, la mayoría sobre la cama, metiéndose un enorme pepino en el coño, o con un otro más pequeño por el culo, y algunas con ambos a la vez. Aquello me dejó helado, mi hermana no sólo era una salida, sino una ninfómana, y por aquellas fotos, estaba buenísima, nunca me había fijado en lo buena que estaba, sus pechos eran más grandes de lo que pensaba, muy redondos y puntiagudos, y se depilaba el sexo.

Pasé aquella noche sin dormir, no paraba de darme vueltas todo lo que había visto sobre mi hermanita. A la mañana siguiente salí pronto, le dejé un mensaje a mi hermana en la nevera de que estaría todo el día fuera. No hacía más que andar por la ciudad, no me podía quitar de la cabeza todas esas fotos, y al final siempre acaba imaginándome a mi follando o sodomizando el culito de mi hermana. A media tarde estaba ya cansado y decidí volver. Tenía que hablar con ella.

Llegué a la puerta de la casa, pero antes de abrir, me extrañó que oía ruidos raros dentro, puse la oreja pegada a la puerta, y aquello eran jadeos. Di la vuelta y entré por detrás muy despacio sin hacer ruido. Sí, aquello eran una mujer y varios hombres gritando y jadeando. Me acerqué al salón, allí había una película de video, una mujer con las manos atadas a las piernas era doblemente penetrada por dos negros, mientras mi hermana estaba a cuatro patas, delante de la tele, completamente desnuda, tenía un pepino metido en el coño y se metía y sacaba otro más pequeño en el culo y jadeaba de placer como una loca – “SIIIIII SIIIII FOLLLADME, FOLLLADDDMME, ROMPEDME EL CULO, ROMPÉDMELO AHHHHHHH” gritaba casi fuera de sí.

Estuve un rato viendo aquello, estaba a punto de correrme, antes salí de casa tal y como había llegado. Ya no podía soportar más aquella situación, tenía que hacer mía a mi hermanita, pero tal y como a ella le gustaba.

Esa noche entré en su cuarto, estaba durmiendo sólo con una camiseta y unas braguitas, hacía mucho calor. Me acerqué a su cama. Llevaba unas cuerdas, así que la puse boca abajo y le até las manos a la espalda. Ella se despertó sobresaltada, pero cuando quiso darse cuenta estaba atada.

– “Así que eres una putita” la dije mientras que la tumbaba en la cama y le movía la cabeza para que pudiera verme. Estaba completamente desnudo, y mi polla estaba bastante excitada, y la verdad es que era de un tamaño bastante considerable. Entonces me senté en la cama a su lado, la cogí la cabeza con mis manos y le obligué a que se comiera todo mi rabo, ella intentaba gritar y patalear, pero no podía hacer nada, mi rabo entraba y salía de su boca una y otra vez ” Chupa, puta, chúpalo” la gritaba fuera de mí.

Cuando ya tenía la polla bastante caliente, decidí parar un rato, la volteé para ponerla boca arriba, se quejó, en esa postura se presionaba los brazos y la dolía, le arranqué la camiseta en respuesta a sus quejas. Allí estaba sólo en braguitas, y vaya tanguita. Me arrojé sobre sus pechos y empecé a morderlos, apretarlos, magrearlos, eran lo más increíble que había visto nunca.

“Por favor, déjame, déjame” me suplicaba ella. pero yo seguía apretándole los pechos y mordiéndole los pezones. “Ah, ah, me haces daño AH AH” gritaba.

Aquello me ponía cada vez más cachondo. La verdad es que la manejaba como una pluma, yo soy mucho más grande y fuerte que ella, no me hacía falta ni atarla, pero eso me excitaba más a mí, y creo que a ella también. Así que decidí atarla tal y como había visto en la película. Le até cada tobillo a la muñeca de la mano de su lado, de esa manera estaba completamente abierta para mí. Ella sabía lo que la iba a hacer, me suplicaba y lloraba, pero yo ya era un animal de lujuria. Así la puse encima de la cama, y la penetré el coñito de un solo golpe, no me sorprendió la facilidad con que la perforé, estaba completamente húmedo y lubrificado, creo que ya se había corrido.

AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH

Gritó al sentirse perforada. “Te gusta que te follen así, verdad, toma, toma” la gritaba mientras la perforaba una y otra vez, era como un pozo petrolífero, y yo la perforaba una y otra vez. Mientras que lo hacía se agarraba a sus tetas como si fuesen un salvavidas, Dios cómo las apretaba cada vez que mis huevos tocaban sus nalgas. Sentía cómo su cuerpo vibraba ante cada una de mis embestidas. Su cara representaba la viva imagen de la lujuria, estaba gozando como una autentica zorra. No pude contenerme más y me corrí con saña en su coño, casi hasta reventarlo. Ella no pudo reprimirse más y gritó de placer mientras se corría a la vez “SIIIIIIIIIIIIIII” gritaba, fueron unos segundos increíbles. Al final se la saqué y me quedé sentado, descansando un momento, ella estaba allí retorciéndose.

“FÓLLAME EL CULO, POR FAVOR, NO ME DEJES ASI, RÓMPEME EL CULO, NO PUEDO AGUANTAR MÁS” me suplicaba. La desaté, estaba dispuesto a sodomizar a mi hermana. La cogí en brazos y la llevé al salón, nos tumbamos en el sofá, yo debajo y ella encima de mí, ella me chupaba la polla y yo l

e hacía lo propio con su inundado coñito. No pasó mucho antes de que mi polla creciera en la boca de mi hermanita, ella se aplicaba con esmero, qué manera de chupar, evidentemente la práctica con los pepinos le había servido de mucho.

Mi polla ya estaba otra vez como el palo de la escoba, antes le excité un poquito su ano, que se abría ante el tacto de mi dedo y notaba cómo todo su cuerpo se retorcía. Al final la levanté, la puse en el suelo, encima de la alfombra a cuatro patas, como estaba ese medio día, yo me puse por detrás, ella se abrió completamente. “RÓMPEMELO, RÓMPELOOO”, yo puse mi polla en la entrada de su culito, era descomunal la diferencia, ella se volvió y me miro con ojos de lujuria como no los he visto nunca “NO, DESPACIO, NO, QUIERO QUE SEAS BRUTAL, RÓMPEME, RÓMPEME, ME ABRASO, NECESITO TU POLLA ABRIENDO MI CULO YAAAAA”.

Aquello terminó de sacarme de quicio, le abrí las nalgas y empecé a empujar, me costaba un enorme esfuerzo, incluso me dolía la polla, pensé que podría partirse antes de perforar ese culito, ella gritaba como una cerda “AAAAAAAAAAAAAAUUUUUUUUUUUUUUUAHHHHHHHHHHHHHHHHHHH SIIIIIIIIIIIIIIIIIII MAAAAAAAAAAAAAAASSSSSSSSSSSSSSSS” gritaba, se retorcía como un demonio, al final decidí cogerle de los pechos y empitonarla hasta el fondo, en dos empujones mi polla quedó encajada y perforando todo su ano, ella seguía gritando y jadeando, me contagió toda su lujuria, empecé a follarla como nunca lo había hecho, era como si montase un animal salvaje, mi polla al principio de costaba moverse en su estrecho culito, pero al final se fue dilatando y me era más fácil penetrarla una y otra vez. No sé el tiempo que estuve sodomizándola, ella estuvo a punto de perder el sentido, se tocaba el coño de vez en cuando, creo que se corrió varias veces, yo cuando no me pegaba a ella y agarraba sus tetas, la cabalgaba como una yegua, al final era tal la fuerza con que la embestía que la tumbé en el suelo, completamente abierta y ensartada, allí me corrí como un toro en su culito, ella se corrió a la vez.

Por primera vez allí, en el suelo, con mi polla en su culo, nos besamos. Aquello sólo fue el principio, ese fue el verano más caliente de mi vida, y todavía de vez en cuando quedamos un fin de semana, nos escapamos y follamos como locos, como la primera vez.

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Los cuatro se pusieron a recoger la casa, las cerditas estaban muy borrachas y el lobo les ofrecía más bebida mientras limpiaban y ellas incautas seguían bebiendo

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 Había una vez tres cerditas que vivían con su padres Ana, de 22 años, Carla, de 21 años y Sandra, de 19 años. Las tres cerditas habían crecido alegres en una casa del bosque. Y como ya eran mayores, sus papás decidieron que era hora de que se quedarán solas en casa. Las tres cerditas se despidieron de sus papás, Sus papás les advirtieron que tuvieran cuidado con el Lobo feroz. Ellas no le hicieron caso e invitaron al lobo a su casa por el cumpleaños de la cerdita mayor (Ana)

 

Ellas hicieron una cena, reunieron a los animales del bosque mos para beber hasta que los cuerpos aguanten.

Se juntaron 16 animalitos del bosque, exactamente la mitad hembras y la otra machos.

Todo era normal, bebiendo unos vinitos y picando algo antes de cenar, por lo que cuando la cena estaba servida casi no había hambre, pero las ganas de beber no se quitaban y al poco de comenzar a cenar la mayoría de los animalitos ya estaban demasiado bebidos.

Siguieron bebiendo hasta las 2 de la madrugada, todos habían bebidos menos el lobo feroz que se había contenido buscando a su presa. Lo animalitos ya quería irse a seguir la fiesta en alguna otra madriguera, otros ya estaban borrachos perdidos ninguno ayudó a recoger. Se fueron todos y solamente se quedaron las tres cerditas, dueñas de la casa y el lobo feroz que se quedó a recoger con ellas. Que amable el lobo feroz, no?.

 

Los cuatro se pusieron a recoger la casa, las cerditas estaban muy borrachas y el lobo les ofrecía más bebida mientras limpiaban y ellas incautas seguían bebiendo, a la vez que con sus cuerpos  ponían más hambriento al lobo feroz. El se ponía muy caliente al ver los cuerpos y la forma de vestir de las cerditas..

 

Carla era de piel muy morena y de pelo moreno, tenía un cuerpo perfecto, con unas curvas de vicio y unos pechos perfectos, ni muy grandes ni muy pequeños, y llevaba puesta una minifalda blanca muy cortita y una camiseta también blanca que dejaba ver el ombligo enganchada de un lado a otro con cordones y que dejaba la espalda al descubierto. Por su parte, Sandra no se quedaba atrás, era de cuerpo más curvo que Carla, algo más rellenito y tenía unos pechos preciosos que le gustaba lucir siempre que podía  también llevaba una falda muy cortita pero de color negro y en la parte superior una camisa normalita muy ajustada por lo que sus pezones se marcaban en cuanto se ponían un poco duros.  Y por último quedaba Ana, y en ella se caracterizaba su precioso culito, sus pechos eran redondos y perfectos. Se caracterizaba por ser la más cerda de las tres y la más mayor, además olía decir que le encanta follar a todas horas. Llevaba puesto un traje de color blanco, muy escotado en la parte superior y muy cortito en  la parte inferior algo que le gustaba al lobo feroz ya que cada vez que se levantaba de la silla o se agachaba a coger algo se dejaba ver su precioso culito, y eso yo ya le había hecho fijarse en su minúsculo tanguita.

 

En fin, estas tres cerditas eran unas verdaderas provocadoras y apetecibles para el sexo.

 

La polla del lobo se empezaba a ponerse dura. No sabia que hacer. Además veía a las tres cerditas recoger moviendo sus culitos y su pechos, y empezó a tocarle el culito una a la otra, ellas no ofrecían resistencia, necesitaba más?, si.

Sandra lo llamó para que con su fuerza le ayudará con una cosa, el fue…En la habitación de Sandra cogiendo un vaso se manchó la camiseta blanca  tomó una camisa negra y se cambió delante del lobo. El se quedó atónito al verla cambiarse de camisa, esos pechos con lo que había soñado miles de veces, por lo que su polla creció sin control hasta quedar un marcado bulto en mi pantalón. la cerdita de Sandra se enteró y empezó a provocarme con movimientos eróticos mientras se quitaba de nuevo la camisa lo que más calienta aún al lobo. La cerdita se desabrocho el sujetador y dejó sus enormes pechos a la vista de los ojos del lobo, que le entró tal calentón que no pudo aguantarse y se abalanzó sobre ella.

 

La empezó a lamer sus tetas y a mordisquear sus pezones mientras que con las garras le bajó su faldita. Llevaba puesto un tanga de hilo de color verde, en el cual pudo observar que tenía su rajita mojada, ya que dicho tanga estaba húmedo. Se tiró para encima de la cama y le empezó a quitar la ropa hasta quedarse en pelotas y a continuación metió su polla en su boca y la cerdita la empezó a chupar de tal manera que no dudó en correrse por primera vez en su boca. La cerdita se tragó todo el semen del lobo feroz y el que se había quedado alrededor de su polla hasta dejársela bien limpita, luego empezó a hacerme una fantástica cubana, ya que el deseo del lobo, de la cual disfrutó mucho.

Estaba con su polla entre sus tetas cuando de repente se abrió la puerta. Era Carla y los vio en plena acción. Ella, que estaba demasiado afectada por el alcohol, se quedó algo sorprendida ante lo que estaba viendo pero pronto se le cambió la cara poniendo una sonrisa de pícara, ella también que también quería participar y sus pezones se empezaron a endurecer. “ Llama a tu hermana Ana “ le dijo el Lobo feroz y ella llamó a Ana para que fuera a disfrutar de la fiesta, cuando Ana subió y vio a sus hermanas Sandra y Carla desnudas, Carla no había perdido el tiempo y se había quitado la ropa, Ana aceptó sin pensárselo.

 

Las dos, Carla y Ana se quedaron de pie, luego Ana le empezó a acariciar los pezones a Carla y esta empezó a tocarle la almeja de Ana formando un escena lésbica que hizo que se corriera el lobo otra vez.

Nada más correrse se tiró encima de él, Ana, y le lamió la polla como antes hizo Sandra, y todo su semen mientras el lobo le agarraba ese precioso culito. Entonces se subió encima de él Carla y empezó a cabalgar como una puta en celo, botaba sin parar y le entraba hasta el fondo. A esto que la cerdita de Sandra se sienta en la cara del lobo y se pone delante de su boca su coño, el lobo empezó a lamer gustosamente aquel manjar mientras que Ana le lamía las pelotas. El lobo le comía el conejo hasta que Sandra se corrió y sus jugos mojaban el hocico del lobo. Ana estaba de rodillas en el borde de la cama y se estaba masturbando mientras lamía sus bolas, entonces el lobo se quitó de encima las otras dos cerditas y se dirijo a Ana, a la que puso a cuatro patas en el suelo y le empezó a penetrar por el culete. Al principio le dolía pero poco a poco fue cogiéndole gusto y no paraba de pedirle mas y mas, mientras Sandra y Carla se estaban masturbando una a la otra. Las tres estaban gimiendo de tal forma que sus gritos hicieron que se corriera el lobo, saliendo un chorro inmenso de semen que fue a parar a espalda de Ana las cerditas de sus hermanas lamieron toda la leche y luego la compartieron con ella.

 

Se quedaron las tres cerditas tumbadas en la cama durante unos minutos, abrazando al lobo, y cantando “ A QUIEN SE HA FOLLADO EL LOBO FEROZ A QUIEN A QUIEN. A QUIEN A QUIEN…

 

COLORÍN COLORADO…. ESTE CUENTO SE HA ACABADO,

COLORÍN COLORUCHO… ME GUSTA FOLLAR MUCHO

COLORIN COLORETE… TE QUIERO RELLENAR EL OJETE

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Hermanastros, Del amor verdadero que puede existir y existe entre dos personas jóvenes que encuentran en el otro todo lo que han estado buscando

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Esta historia habla de amor, de amor verdadero. Del amor verdadero que puede existir y existe entre dos personas jóvenes que encuentran en el otro todo lo que han estado buscando, aunque sean familia. Mi nombre no importa, ni el de ningún personaje. Solo importa el de Almudena, mi hermanastra. Mi hermana del alma por motivos de amistad desde hace muchos años.

CAPITULO I – DE MI PUBERTAD Y MI ADOLESCENCIA

Desde hace algún tiempo éramos tres los que salíamos juntos de copas en nuestra ciudad natal. Almudena, su novio, que es mi gran amigo y yo. Nos abandonábamos al alcohol y otras sustancias desde que dejé a mi antigua novia. Por ello, la relación con mi hermana (que así me gusta llamarla aunque no lo sea) era de pura amistad fiestera y sentimental. Por otro lado, su novio y yo éramos amigos desde hacía muchos años y por ello, íntimos compañeros de borracheras y demás situaciones. Dado nuestra peculiar convivencia, los había visto besarse e incluso tocarse apasionadamente en más de una ocasión, cosa que a mi no me importaba lo más mínimo. Cuando llegada una hora intempestiva de la noche, ella se desmadraba un poco y mucha veces tuve el placer de contemplarla completamente borracha y cachonda. Era entonces cuando se descuidaba en cosas que ella opinaba que eran importantes como taparse el pecho cuando se agachaba llevando un vestido escotado, no abrir las piernas llevando falda al sentarse o estar pendiente de esos malditos botones juguetones de las blusas que se desabrochan cuando menos te lo esperas. Por todo ello había contemplado partes intimas de mi hermana con ropa interior en múltiples ocasiones fuera de casa. Dentro de ella era muy recatada y nunca se exhibía con menos ropa de la necesaria.

Hay, no obstante, varios eventos que en mi han hecho historia. Uno de ellos fue en el campo un día que fuimos a pasar el día los cuatro (todavía salía yo con la otra). Almudena era alta, como yo, morena, con los ojos oscuros y muy delgada, demasiado en mi opinión y la de su novio. Eso si, sus pechos eran importantes para su delgadez. Sus pezones, que tantas veces se le habían marcado bajo la ropa, tenían pinta de ser pequeños y muy oscuros. Me había molestado en mirar sus sujetadores para ver que vestía una talla 95, que dado su escaso volumen corporal era indicador del tamaño de los mismos. Aun así, creo que la nunca llegó en aquella época a excitarme hasta el extremo de la masturbación. Mi ex-novia me saciaba bien de sexo.

Aquel día estabamos sentados unos delante de otros bebiendo y escuchando música cuando me percaté de que el pantalón corto de Almudena se abría un poco por la pierna izquierda y se la veían las bragas bastante bien. Estuve disimulando un rato hasta que del movimiento se empezaron a ahuecar ellas también. No vi nada más allá de algún que otro pelo negro que luchaba por salir. Sin embargo aquello me excitó bastante y mi entonces novia se dio cuenta de a donde miraba y se lo dijo. Este hecho acabó en bronca nocturna entre ambos… aun recuerdo que tras la reconciliación posterior fue la primera vez que he probado el sexo anal. Abrí el culo a mi ex una noche en mi casa. Acabó llorando y fue tanto el dolor que pasó mucho tiempo hasta que volvimos a intentarlo.

Otro momento glorioso fue en un bar de copas. Yo estaba pidiendo en la barra y ella se acercó por detrás medio borracha y se apoyó en mi, de manera que sus tetas frotaban mi espalda. Cuando se había separado un poco me di la vuelta y sin querer la toque un pecho. Era blando y grande. Hermoso. Aquello le puso los pezones de punto pero yo nunca lo interpreté como que se había excitado. Pero yo si lo hice.

Por último, el tercer momento venturoso. Ese botón… el de la blusa, se alió conmigo un día y pude verla el sujetador blanco de encaje. Los posibles lectores pensarán que estas nimiedades de adolescente no son lo suficiente excitantes, de hecho no lo eran. Nunca dejé de verla como lo que era, mi hermana y mi amiga. Pero los años iban pasando y tras cortar con aquella, me quedé solo con mis masturbaciones. Solía buscar cosas en Internet que me ayudaran en mis cometidos y excepto algún escarceo esporádico con alguna mujer de fin de semana, mi vida sexual era de lo más corriente. Y así siguió hasta que, cumplidos ya los 2

2 años, empezó de nuevo mi vida. Empezó justo donde menos me lo esperaba, con quien menos lo esperaba y de la manera que menos lo esperaba.

CAPITULO II – VACACIONES EN LA PLAYA

Habíamos ido a la playa para pasar una semana en una playa de la Costa del Sol que no viene al caso. El alquiler del piso había sido francamente barato y allí estabamos los tres, Almudena, su novio y yo. Nunca nada me hizo pensar que aquel verano me iba a hacer tantas pajas. Llegamos al apartamento por la tarde y pronto descubrimos la razón del escaso precio que nos había costado. Era pequeño, muy pequeño. Tenía en el salón un sofá cama de matrimonio y dos sofás de cama individual. No había mucho más. Una diminuta cocina americana y un cuarto de baño. Pronto dispusimos las camas. Yo, que soy muy ancho de espaldas no cogía bien en las individuales así que dormiría solo en la de matrimonio. Almudena lo haría en la terraza, que estaba acristalada, en una de las camas pequeñas y su novio en el salón, junto a mi, en la otra pequeña. La intoxicación etílica de la primera noche no se hizo esperar. Con las maletas todavía sin deshacer nos bajamos a por unas botellas que ingerimos como animales hasta caer rendidos. Y así comienza la aventura.

PRIMER DIA

Nos levantamos tarde y despeinados por la fiesta. Yo me quedé el último en la cama y cuando me desperece noté que ellos ya se habían levantado y se preparaban para bajar a la playa. Dormía con unos pantalones cortos que tienen la malla interior dada de si así que mi erección matutina era importante y se notaba mucho bajo la tela. Nunca me había importado eso, eran mis amigos los que estaban allí y todo daba igual. Sin embargo, entre legañas, pudo ver como Almudena se afanaba en mirar mi polla dura por el sueño. Creí que estaba paranoico y no hice mucho caso.

Al llegar a la playa nos instalamos con todas las reglas del arte: sombrilla, toallas, radio, colchones… Al quitarnos la ropa vi que mi hermana estaba más buena que nunca. Llevaba un bikini negro la mar de sexy que jugaba a desabrocharse con la mirada de la gente que teníamos al lado. No tardé ni quince minutos en sugerir que hiciera Top-Less. Mi amigo la animaba con poca gana y ella se negó en seco. Así pasó la tarde con toda la tranquilidad y entre cervezas nos subimos a casa para ducharnos algo borrachos.

No recuerdo exactamente los turnos de ducha, lo que si recuerdo es que Almudena siempre salía vestida del cuarto de baño y no me daba pie para observarla en todo su esplendor. Pude notar que mi amigo entraba en el cuarto mientras ella se duchaba, bien para mear o para afeitarse o coger algo y vi la posibilidad de hacer yo lo mismo. Entre a mear mientras la avisaba de que yo estaba fuera. De repente entró su novio y me dijo de malas maneras que no le gustaba lo que había hecho. Por primera vez en su vida se había puesto celoso de mí, de su hermano… Ella me defendió diciendo que yo podía entrar siempre que quisiera, que para algo éramos familia. El, se cabreo un poco y salió refunfuñando.

Aquella noche yo estaba realmente cachondo y cuando nos estabamos cambiando de ropa, fui al baño y me hice una paja pensando en el cuerpo de Almudena. Aquella fue la primera de una serie de masturbaciones. La primera pensando en ella. La primera pensando que hubiera pasado si hubiera abierto las cortinas de la ducha y la hubiera visto desnuda. Salí del baño con la erección reciente y note como ella volvía a mirar mi paquete. Si no hubiera sido porque se hubiera notado mucho, hubiera vuelto al baño para hacerme otra. Nos dormimos de nuevo etilizados por el alcohol.

SEGUNDO DIA

Desperté de nuevo empalmado, como siempre. Ella estaba mirando la tele. Supongo que ya me había mirado la verga dura bajo el slip. El había bajado a por el desayuno. Comencé a moverme y entre las sábanas froté un poco mi miembro y lo deje salir levemente por un borde. Me volví de nuevo boca arriba y espere haciéndome el dormido. Nunca sabré si me miró pero debido a la excitación, mi verga se fue saliendo poco a poco hasta que todo el capullo florecía del pantaloncito. Estaba rojo y caliente. Ella debió mirarlo durante algunos minutos. De repente sonó la puerta. Me puse boca abajo casi de un salto. Luego pensé… si me ha estado mirando y al oír la puerta me he dado la vuelta, se ha dado cuenta que me estaba exhibiendo… pero me dio igual. Con la er

ección calmada bajamos los tres a la playa como si nada.

En la playa ella volvió a comentar lo del Top-Less y su novio montó en cólera. Casi se lo prohibió a gritos ante la mirada de los espectadores que la miraban lujuriosos. Yo incluido. No tenía palabras para defenderla, era mi hermana y el mi amigo. Nada podía hacer. Además me estaba excitando muchísimo con ella y si se hubiera quitado la parte de arriba del bikini se me hubiera puesto como una piedra. Sin embargo no hizo falta eso. Ya he comentado que es bastante delgada y por esa razón, la braguita del bañador, como las de vestir, no se le ajustaba del todo a las ingles. Llegado el momento de comer sacamos unos bocadillos y mi amigo fue a por otras cervezas al supermercado cercano. Cuando Almudena se sentó para comer se le ahuecó el elástico y… bueno, unos pelillos negros y rizados asomaron por allí muy sugerentes. Como ya los había visto en otra ocasión yo intentaba que se moviera lo suficiente para llegar a ver algo más y lo conseguí. Al echarse para adelante con la intención de coger el vaso que la ofrecía aquello se abrió casi del todo. Estaba completamente cubierto de pelo y cerrado por la falta de excitación en aquel momento pero sí adivine el color rosado de sus labios superiores entre la mata espesa. El problema fue que ella se percató de la dirección de mi mirada y se estiró de repente. No dijo nada. Yo tampoco. Callados esperamos que volviera el otro y empezamos a comer.

Al subir a casa y empezar a ducharnos tuve la tentación de entrar en el baño para ver si podía espiar algo pero me resistí. No quería cabrear a mi amigo. Así que lo que hice fue exactamente lo contrario. Esperé a empezar a ducharme hasta que su novio se había ido a por no sé qué y la llame para que me acercara un peine a la ducha. Ella lo hizo no sin antes recordarme que había un cepillo allí a mi lado que podía coger perfectamente. Yo la dije que prefería peine y cuando se acercó a la cortina pudo verme desnudo a través del espejo y la ranura que estratégicamente había dejado para tal propósito. Me dio el peine muy despacio, demasiado diría yo, de lo cual deduje que me había visto y quería sellarme en su memoria. Todavía no la había visto nunca mirarme el aparato y empecé a idear la manera de verla mientras me miraba. Eso llegaría más tarde.

TERCER DIA

Cuando desperté ellos se habían ido a la playa. Estaba solo y por un buen rato miré y estudié la posición de los múltiples espejos que tenía el salón para intentar hacerlo más grande de lo que era. De repente tuve una idea enloquecedora. ¿Porqué no buscaba la bolsa de plástico donde echaba la ropa sucia?… Y así lo hice. Como si estuviera poseído me puse a buscar por los cajones. Allí estaba, la de ella junto a la de él. Busqué unas bragas del fondo. Eran de esas blancas de colegiala ya que a Almudena no le gustan los tangas (dice que son misteriosamente incómodos, en contra de lo que dicen todas las demás). Estaban ligeramente acartonadas por la parte que toca su sexo. De inmediato me las acerqué a la nariz. Mi verga saltó como un resorte. Empezó una de esas erecciones brutales que casi rozan el dolor. Me empecé a masturbar mientras las olía. Cuando el final estaba cerca, bajé mi mano y me corrí en ellas. Justo ahí donde mi semen podría rozar su peludo chocho. Con un gran sentimiento de culpa, las dejé al fondo de la bolsa donde estaban, me vestí y bajé a la playa.

Cuando llegué no la miré con los mismos ojos. ¿Estaba realmente enamorado de Almudena o era algo puramente animal?… Aquel día había mucho oleaje y a pesar de la bandera amarilla nos bañamos los tres con el colchón jugando con las olas. En un momento dado se subió al colchón dejando caer por los lados sus piernas. Aquello hacía que el hueco del bikini me dejara de nuevo ver sus pelos de azabache. De repente vino una gran ola que despidió el colchón unos metros. Cuando fuimos los dos a por ella estaba boca abajo, riéndose, con las piernas todavía colgando dentro del agua y lo más importante. La braga del bikini totalmente desplazada a un lado por efecto de la fuerza del mar. Ella no se había dado cuenta pero nosotros dos si. Mi amigo se quedó mirando pasmado, se lo colocó y me miró. Me había excitado y e

l se dio cuenta. Casi me mata con sus ojos. Había logrado ver su chocho casi abierto al viento, sus labios carnosos con poquitos pelos a los lados y un magnifico agujero anal, delicioso y virgen. Se me puso como una piedra. Ella bajo del colchón y seguimos jugando. En alguna ocasión, con el roce, mi verga dura rozaba el culo que acababa de ver desnudo y así no había manera de bajarla. Ellos fueron a las toallas. Yo que quedé jugando, me alejé un poco de la sombrilla hacia la derecha y me hice una brutal paja marítima. Cuando me corrí mire para abajo y vi el semen salir y dispersarse rápidamente. Había sido magnífica. Una de las mejores pajas de mi vida.

Tras otra, la tercera paja del día en la ducha, ya una vez en casa salí envuelto en la toalla y comencé a cambiarme aprovechando que el que se duchaba era el otro. Abrí la puerta del armario a modo de biombo y me desnudé. Mi polla seguía morcillona y bastante grande, con todas las venas marcadas por el calor. Sabía que si ella se levantaba, a través del espejo me vería el rabo así que esperé desnudo un rato hasta que lo hizo. Yo dejé de mirar por el espejo y comencé a subirme al calzoncillo aprovechando que me miraba. Terminé de hacerlo y salí de mi parapeto. Ella estaba mirando el espejo y dejó de hacerlo para mirarme a mi. Nunca me había visto tan claramente desnudo y tampoco nunca antes lo había hecho en calzoncillos ya que en mi casa no es habitual tales hechos. Se había vuelto a envalentonar por la excitación del momento y formaba un bulto importante bajo la tela. Me preguntó, ¿Qué haces?… Nada, vestirme, ¿no lo ves?, le contesté yo. Pero su mirada estaba perdida en mi paquete. ¿Sería más grande que la de su novio?… ¿O más pequeña?…

CUARTO DIA

Este día, no tuvo nada que ver con el resto. La noche anterior me habían pedido un poco de intimidad ya que no la habían tenido por ser el apartamento tan pequeño y yo accedí a bajarme a una playa cercana solo. Estaba a mas de media hora andando y me apetecía verla ya que apenas salía en los paquetes turísticos y me habían hablado de ella. Era una cala pequeña. Solo había una pareja de mujeres haciendo Top-Less, nada fuera de lo normal. Baje por una escalinata tallada en la roca y cuando llegué las dos mujeres se vistieron y se fueron. Estaba solo, como Robinson Crusoe, en una playa de ensueño. No era una playa nudista y por lo tanto ilegal para practicarlo pero me dio la sensación de que nadie me vería así que me desnude del todo y me fui a bañar. Así estuve, entrando y saliendo del agua un buen rato, cerca de dos horas y media de soledad absoluta. Soledad que se rompió cuando estando yo en el agua, desnudo, bajó por las escaleras una joven muy joven. Tendría 17 o 18 años. Muy hermosa. Me gritó desde la orilla algo en un español propio de extranjera que no alcancé a oír. Me acerqué un poco y la joven me seguía hablando. Decía algo de un walkman y supuse que la pregunta era si lo había visto por allí, que seguramente lo había extraviado. La dije que no, que antes que yo había una pareja de mujeres y que ellas lo habían visto antes. Para esas alturas, mi verga se había inflado un poco, sin llegar a la erección, colgante pero muy gorda y hermosa. La chica no me había oído nada (o no me había entendido) así que salí del agua. Ella dio un par de pasos para atrás y me miró la polla con un gesto claro de asombro y excitación. Me acerqué lentamente a ella y le dije lo que antes no había oído. Me dio las gracias y se dirigió hacia las escaleras no sin antes echarle un último vistazo a mi aparato cada vez más grande y duro. Cuando llegó arriba, noté que me seguía mirando desde unos matorrales sin mucho cuidado por esconderse bien. Ya que Almudena en esos momentos estaría follando con su novio en mi cama, decidí darme placer pensando en ella y en esa hermosa adolescente que había admirado y seguía admirando sin secreto mi rabo. Me puse mirando al mar y me hice una paja lenta y sabrosa. De esas que dejan huella. Al correrme miré hacia donde estaba la joven extranjera y vi moverse los setos. Al poco rato se fue. Me había masturbado delante de ella y me sentía pletórico de valor y excitación.

Al volver a casa noté que mi amigo estaba mucho más relajado y ya no estaba cabreado

conmigo por los sucesos anteriores de lo que deduje que su enojo era más por no poder follarse a mi hermana que por otra cosa. Después de ducharnos les conté lo que había sucedido con la extranjera en la playa (sin decir nada de la paja, solo que me vio desnudo) y hubo gran cachondeo sobre eso. Sin embargo, algo de excitación vi en los ojos de Almudena cuando al final dije: “me tenía que haber echo una paja cuando se escondió en los arbustos”…

QUINTO DIA

Al levantarnos, con la mirada a mi paquete por parte de Almudena, como siempre, les propuse ir a la playa esa casi desierta. Accedieron no sin antes asegurar que ninguno haría nudismo. Allí llegamos a la hora de comer, casi la misma hora a la que llegué yo el día anterior y allí estaban las dos mujeres. Llegada la hora se vistieron y se fueron. Estaba claro que hacían lo mismo todos los días. Nos pusimos a colocar todo y nos bañamos. Sin embargo yo esperaba la visita de mi amiguita del walkman. Así fue, la vi bajar los escalones de piedra, ponerse en primera línea (no había muchas opciones más) y desnudarse totalmente bajo la asombrada mirada de mi hermana y su novio. Se baño, se secó, se vistió y se largó. Tenía el cuerpo propio de una elfa pero sin las orejas puntiagudas. Sus pechos eran pequeños, casi inexistentes y con los pezones rosas, iguales a los labios que se adivinaban bajo una fina capa de pelo muy bien recortado bajo el pubis. Yo comente groseramente a mi amigo la calidad del polvazo que le echaría a la joven y Almudena se cabreó con los dos por nuestra subida de testosterona.

Llegado el momento de las duchas quise optar por el todo o nada. Salí con la toalla y me senté en el sofá mientras los otros dos se duchaban juntos. Me la estaba meneando un poco, lo suficiente como para dejarla muy grande para ser normal y muy blanda como para estar erecta. De esa manera parece que tengo una polla descomunal bajo la toalla. Salió Almudena vestida, como siempre y el otro seguía dentro. Ella comenzó a hacer unos cubatas pero vi que solo hacía dos. Le pregunté por qué y me respondió que el otro iba a estar un rato más dentro del baño y que si le hacia su copa se derretiría el hielo. Aproveche para abrir un poco mis piernas y eche mano a mi miembro grande y carnoso. Ella desde la otra punta del salón supo que si avanzaba unos pasos me vería el rabo mientras lo meneaba (no para masturbarme sino como un juego más). Yo también hice esos cálculos de perspectiva y cuando se acercó la miré a los ojos. Quería ver por primera vez a mi hermana mirándome la polla. Empezamos a hablar de la playa, de la compra y de mil cosas sin sentido y nunca aparte la mirada de sus ojos, ni ella de los míos. Sin embargo sabia que me la estaba mirando porque a veces, se desconcertaba de mis ojos y parecía estarme mirando el cerebro, mirando al infinito. Yo sabia que en esos momentos ella estaba concentrada en mi polla. Cuando sonó la puerta del baño miré hacia la derecha, momento que Almudena aprovecho para mirarme el rabo. Cuando volvía a mirarla los ojos, ella no me respondió con los suyos, estaban totalmente clavados en mi miembro y en el movimiento de mi mano. Cuando salió mi amigo del cuarto, todo volvió a la normalidad.

Por mi parte, estando en un bar de copas por la noche, y no pudiendo evitar la excitación de lo que había pasado, me fui al baño a cascármela pensando en la cara de vicio de Almudena cuando me miraba, sus tetas las cuales todavía no había visto, en la joven extranjera y en el culo desnudo de ambas.

SEXTO DIA

Nos despertamos los tres con el ruido de la lluvia. La faena era colosal y entre cabreo y cansancio decidimos quedarnos en casa. Yo seguía llevando mis pantalones cortos de dormir y decidí para el resto del día apartar la malla, que aunque dada de si, algo sujeta. De esta manera, aun sin erección, mi paquete era grande y visible. De esa manera estuve jugando todo el día por casa. Me la sacaba por la pernera y me sentaba delante de ella para que me viera, me la ponía dura y luego paseaba por delante. Mi amigo nunca se dio cuenta pero a mi ya no me importaba mirarla a la cara cuando ella disfrutaba con mi bulto. De hecho, llegó a haber mucha complicidad en eso. Tanta, que este era el último día que pasábamos juntos y no lo iba a desaprovechar. Al salir de la ducha, estando el otro en ello, me desprendí de la toalla delante de ella, con el rabo gordo y grandote, con sus venas hinchadas y

el capullo intencionadamente morado y fuera del prepucio. Ella apartó la mirada ostensiblemente a lo que yo dije: “no pasa nada, mujer, que somos hermanos”. Ella respiró profundo y volvió a mirar. Repasó mis ojos temblorosos de la excitación y bajó lentamente hasta mi polla. Se la aprendió bien. Llegó a morderse los labios y sus pezones se pusieron a mil bajo la camiseta.

Instantes después dijo algo que jamás habría pensado que diría: “ya podría tener el maricón ese una polla como la tuya”, señalando hacia el cuarto de baño. Definitivamente aquello era una victoria a gritos. Luego, volvió a mirar la tele y comencé a vestirme. Cuando me había puesto la camiseta nueva y unos calzoncillos la pregunté: “¿te gusta?”… “¿qué?”, respondió. “¿Qué si te gusta lo que has visto?”. Se calló unos instantes y declaró “No está mal, podríamos vivir así en casa”. Se me puso durísima de repente y ella volvió a mirarme ahí abajo. De un solo movimiento la saqué de nuevo al aire. Ahora estaba totalmente empalmado y ella volvió a mirar la tele. “Mira como me la pones solo de pensarlo”. Ella suspiro brevemente y dijo… “Anda guárdatela que como salga el otro te la corta”.

SEPTIMO Y ÚLTIMO DIA

Ibamos a salir de vuelta a casa después de comer y de manera dudosa e inexplicable, Almudena decidió ducharse antes de salir. No sé si por paranoia o por excitación pero esa iba a ser mi oportunidad final de ver sus pezones. Así fue, cuando llevaba un rato frotándose debajo del agua me entraron, misteriosamente, ganas de mear. Mi amigo ya no podría decirme nada por entrar al baño ya que ella me había dado permiso explícito así que entre. Me oyó y preguntó quien era. Al responderla se apagó el agua y oí las cortinas abrirse. Cerré la puerta muy despacio sin hacer ruido pero yo seguía de espaldas a ella. “Sacúdetela bien”, me dijo. “¿Me acercas mi toalla?”… me di la vuelta y allí estaba ella. Desnuda, mojada, resbaladiza. Sus tetas sin bikini eran una bendición. Estaban más formadas de lo que parecía y sus pezones estaban duros como piedras, oscuros como yo había imaginado. El pelo de su coño formaba un triángulo perfecto, muy oscuro y rizado como ya había visto en otras ocasiones. Pero así, de cuerpo entero era sublime.

“¿Te vas?”… me despertó del alucine y salí rojo como un pollo del cuarto de baño. Me puse a ver la tele con mi amigo. Ella salió al rato vestida y dio un beso a su novio. Él nunca se dio cuenta de lo que sucedió aquel verano pero a mi me pareció el más maravilloso de mi vida.

CAPITULO III – EL JUEGO

La vuelta a casa y las semanas posteriores fueron normales considerando que había visto a mi hermana desnuda y que ella me había visto a mí y ninguno de los dos había hablado nunca del tema. Yo rehuía ligeramente salir con ellos dos de copas ya que la situación me estaba empezando a calentar bastante. Me masturbaba a diario en la ducha pensando en mi hermana pero nunca más tuve el deseo ni la necesidad de volver a verla desnuda. Poco a poco iban pasando cosas. Cosas que cada día me gustaban más.

Cierto día, estaba yo meneándomela en el baño cuando mi hermana giró el pomo de la puerta de un solo golpe y entró. Al verme practicando tan bellas artes pidió perdón y cerró la puerta. Aquello me excitó bastante, al igual que me excitó que me mirara aquella joven en la cala desierta durante las vacaciones. Después de correrme le dije a mi hermana que ya podía entrar. Me miró de arriba a abajo y me dijo: “a ver si te echas novia pronto”… No supe que contestar en aquel momento, pero días más tarde, sin venir a cuento me puse caliente. Estabamos los dos solos viendo la tele y le comenté. “me voy a hacer una paja, ahora vuelvo”. Cuando entré en mi cuarto estaba avergonzado de lo que había hecho. Almudena jamás me perdonaría ese comentario. Cuando volvía al salón ella ya no estaba, se había ido a la calle no sé muy bien porqué. Tampoco nunca se habló del tema.

Ese silencio sobre nuestro mutuo erotismo duró casi un año y medio. Ella me vio a mi en alguna ocasión desnudo por casualidad y yo a ella. A ambos nos gustaba recordar lo que habíamos visto hacía tiempo en la playa así que nos fuimos descu

idando poco a poco en nuestra intimidad. Muy lentamente ella relajaba la guardia y yo llegué a perderla del todo hasta que un buen día salí desnudo de mi habitación para ir a ducharme. “Podías taparte un poco”, me dijo. Yo sabía que realmente no pensaba eso pero me callé. Mientras me estaba duchando entro en el cuarto de baño para mear, algo francamente extraño porque había dos servicios en nuestra casa. Cuando se levantó del urinario abrí las cortinas y la pedí la toalla. Allí estaba yo medio empalmado frente a mi hermana. “Se me estaba olvidando que la tienes tan bonita” me dijo y siguió “Eres un poco exhibicionista, ¿verdad?”… Yo no dije nada. Me empecé a secar lentamente mientras ella me miraba con una cara que no acertaba a identificar. “¿Te gustó verme desnuda aquel día, ¿no?”… seguía callado. Ella estaba enfureciendo ante mi silencio y no quería cabrearla bajo ningún concepto así que por fin hable: “Recuerdo que aquel verano dijiste que te gustaría vivir de aquella manera en casa. Creo que si no hubiera sido por tu novio hubiéramos estado desnudos todas las vacaciones”.

Ella empalideció un instante, “¿eso crees?”, “si, y también creo que estás faltando a tus impulsos desde aquel verano… ¿no te gustaría cuando estemos solos que nos viéramos más veces desnudos?…”. Ahora se calló ella. Bajo la cabeza y se fue a su habitación. Una vez hubo llegado preguntó a gritos “¿y que pasa con este?” (en clara referencia a mi amigo). No supe que contestar. Realmente no la había propuesto sexo ni nada por el estilo. Su novio no tenía por que sentirse cornudo por la relación que pudiera tener ella conmigo, al fin y al cabo, somos familia.

El caso es que aquella noche no pude dormir bien pensando en todo lo que habíamos hablado. Por la mañana me levanté tarde y al pasar hacia la cocina por el salón vi algo que me sacó los ojos de las órbitas. Almudena se estaba planchando el vestido para ir a trabajar llevando puestas únicamente las bragas y el sujetador. Me quedé mirándola un momento hasta que se dio cuenta y me dijo “¿Que pasa?… tu puedes calentarme a mi y yo a ti no, ¿verdad?”. Fui a la cocina perplejo… ¿acaso la calentaba mas de lo que yo pensaba?. Pues nada, habrá que jugarse las cartas valientemente… Salí de la cocina y la propuse un juego para cuando llegara de trabajar. Ella accedió sin ni siquiera preguntar en que consistía.

Esperé impaciente hasta la tarde con unos calzoncillos como única prenda. Cuando llegó, se dio una ducha (a la cual yo asistí secretamente desde la puerta) y se puso un camisón sin sujetador que no permitía ver todo pero que dejaban adivinar bien el estado de los pezones. Se sentó a mi lado en el sofá y preguntó por el juego ese del que habíamos hablado. “Había pensado jugar a Beso – Atrevimiento – Verdad con las cartas. Verás. Jugamos el que haga 7 y Media tiene derecho a pedir un beso al otro donde quiera, un acto atrevido y una confesión sobre algo”… Se levantó sin decir nada y trajo la botella de whisky que tengo guardada en la cocina junto con dos vasos de chupito y las cartas. “A ver si te atreves me dijo”.

Empezamos el juego con muchos miramientos. Me toco darle un beso en las mejillas, otro en la frente, confesarla que me masturbaba casi a diario y además me hizo imitar a un par de cantantes. Yo por mi parte, tampoco me lancé mucho, me dio un beso en la barriga, tuvo que meterse un dedo en la nariz y me confesó que no era virgen al empezar a salir con mi amigo (cosa que no me sorprendió bastante). Sin embargo, después de esa última pregunta mía ella volvió a ganar y me preguntó algo que tenía casi olvidado. “¿Te masturbaste en la playa esa delante de la extranjera?”…. vaya pregunta. “Si”, respondí sin pensarlo. Y añadí, “si empezamos con preguntas de esas te vas a terminar rajando”. “Ya lo veremos”, replicó valientemente. Volvió a ganar ella y me preguntó cuanto me medía el rabo en erección. “No lo sé, nunca lo he medido con exactitud, unos 15 o 16 centímetros, pero ya sabes que la tengo muy gorda… ¡Además se usarla!”. Se mordió los labios y seguimos jugando. Yo no sabía que iba a pedir si ganaba pero el juego me estaba encantando.

Por fin gané yo y le pedí que se pusiera los pezones de punta. Lo hizo sin rechistar. Genial… ¡Madre mía que pezones!. Me encantaba el cuerpo de Almudena, era como una dios

a para mi. Volví a ganar y me costó decidir. El beso en alguna parte era por el momento una tontería. La acababa de pedir Atrevimiento así que me decidí por Verdad y la pregunté: “¿Te has masturbado alguna vez pensando en mi?”. Se quedó seria. “¿Pensando en ti?… no”… dijo para mi disgusto. Entonces pensé “¿Y en mi polla?”… “eh, que eso es otra pregunta y solo se puede hacer una”. Yo sabía que aquello era un “si” pero no gastaría más preguntas en adivinarlo.

El destino quiso que volviera a ganar ella. “Como tu me has pedido que me empinara los pezones, ahora yo te pido que te pongas duro el rabo delante de mi”. No me pareció justa la comparación pero si me rendía ella habría ganado. Me puse de pie, de espaldas a ella y no fue difícil ponerla tiesa dada la situación en que me encontraba. Me di la vuelta con el calzoncillo totalmente abombado y el miembro doblado hacia un lado. Lo miró un rato. Me senté y seguimos jugando. Si ganaba yo tenía que rebajar el tono de aquello por que me estaba sobrepasando. Pero no lo hice y ella me pregunto si me masturbaba alguna vez pensando en ella, en replica a mi anterior jugada. “Casi todas las veces”, respondí. Hasta yo mismo me quedé sorprendido por mi respuesta. Ella empezó a reír como si se la hubiera metido el demonio dentro. A mi no me parecía gracioso, pero entre mi cabreo y su sonrisa seguimos jugando.

Ahora no quería rebajarlo, ahora quería vencerla a toda costa. Gané yo, que desde hace rato no lo hacía, y la ordené que se quitara las bragas para el resto del juego. Ella accedió, pero lo hizo de tal manera que no logré ver nada y al sentarse de nuevo, se tapó con el camisón. Mi gozo en un pozo. Al menos ya no tendría bragas. Mi polla estaba que se salía del calzoncillo y hacia todo lo posible por que ella no viera nada a no ser que lo pidiera. Estuvimos un rato más jugando sin que ninguno lograra 7 y Media así que cambiamos las reglas del juego. Ahora serían atrevimientos con 3 y Media, Besos con 5 y Media y con 7 y media, verdad. Con esas nuevas reglas todo sería más fácil. Tanto que en la primera partida ganamos los dos. A mi me toco darla un beso en el ombligo, cosa que intenté hacer con toda la lentitud y erotismo que mi excitación me dejaba. Pero a mi me había tocado Atrevimiento y era mi oportunidad. “Ponte de pie y con los brazos en alto date unos saltitos y un paseo por el salón”… aquello me iba a encantar. No era tan directo como pedirla que se desnudara del todo pero iba a ser de lo mas caliente. Ella sabía que la iba a ver todo el coño al aire y no le importó aunque se lo pensó dos veces. Así lo hizo. Llevaba tan solo tres o cuatro segundos de pie cuando la visión de su mata de pelos me excitó tanto que saqué mi verga de los calzoncillos y me la empecé a cascar. Ella me miró el rabo, luego a los ojos y bajó los brazos. “Tío, espera a que nos vayamos cada uno a su habitación para hacer eso”. Acepté refunfuñando su petición y me la guardé de nuevo. Estaba a punto de explotar. Las venas de mi aparato latían enfurecidas y ella lo sabía. Seguramente Almudena estaba manchando con sus flujos el sofá al estar sin bragas pero a ella no se le notaba.

Me ganó atrevimiento. Se quedó pensativa. Me daba un poco de miedo lo que pudiera pedir. De repente se quita el camisón quedándose solamente con el sujetador. Miré hacia abajo y vi como efectivamente su chocho estaba chorreando y sus labios inflados y enrojecidos. “Como me ha tocado atrevimiento y viendo que te apetece tanto acabar la faena. ¡Venga!, hazte una paja mirándome”. Vaya que si me la iba a hacer. Empecé a meneármela despacio para que aquello durara. La estudié bien los pezones, duros, pequeños, morenitos, arrugados… bajé por su tronco hasta sus pubis. “Abre un poco las piernas, anda”, la rogué. Ella hizo lo propio. Los labios exteriores estaban inflamados y abiertos aunque los interiores seguían tapando el agujero de su entrada. “¿Tu no te vas a hacer nada?”, pregunté, “No, lo reservo para más tarde”. No sé si se refería a mas tarde en el juego o a mas tarde en su cuarto y me desilusione un poco. Estando así, mirando a Almudena desnuda abierta de piernas y masturbándome no tardé mucho en correrme. Lo hice encima mío, en mi tripa y mi pecho. No dejaba de salir semen de mi polla a chorros. No los conté, puede que fueran diez o doce espesos chorros. Brutal. Ella abri

ó los ojos y puso cara de orgasmo al ver la cantidad que salía de mi rabo. Al acabar nos quedamos callados. Yo no sabía si aquello se había terminado o no.

Unos segundos después Almudena salió de su éxtasis y dijo “Ves a limpiarte y vuelve”, con voz ronca propia de su excitación. Me limpié a conciencia en el baño. Me detuve un momento frente al espejo y me pregunté si era bueno lo que había pasado. Todavía sigo sin saberlo. El caso es que su llamada me hizo volver al salón, desnudo, igual que ella que se había despojado del sujetador en mi ausencia. Definitivamente quería follarmela, por primera vez en mi vida estaba convencido que quería follarme a mi hermana.

Seguimos jugando como si no hubiera pasado nada. Deseaba que ganara yo, lo deseaba más que nunca. Sin embargo ganó ella. Esperaba que me mandara cualquier cosa. Ya nada importaba. Lo que dijo me dejó perplejo. “Ves al segundo cajón de mi cómoda y trae lo que encontrarás al fondo”. Estaba sorprendido, me dirigí para allá, ese era el cajón de la lencería. Me puse cachondo al ver todas sus bragas y sujetadores después de lo que habíamos echo. Busqué al final. ¡Un vibrador!… era del tamaño exacto al de mi polla, con sus venas y su cargador de pilas. Llegué al salón con el aparato en la mano medio blanco de emoción. Esperaba que lo usara allí mismo, delante de mi, pero lo dejó en la mesa y dijo “Ya está, sigamos jugando”. Me decepcioné al saber que el atrevimiento que me había pedido era tan simple. Sin embargo pronto lo entendí. Tan pronto como gané yo el siguiente atrevimiento y le pedí que me masturbara con él hasta correrse.

Posó su lengua sobre su labio superior. Se reincorporó un poco para tumbarse y hacerse sitio y comenzó el espectáculo. Empezó tocándose con los dedos. Suavemente. No introdujo ninguno, simplemente se tocaba, cada vez más violentamente. Cogió temblorosa la verga de plástico y la introdujo lentamente hasta la base de los huevos simulados en látex. Dentro y fuera. Lentamente. Delante de mi. Mi polla estaba de nuevo con todo su esplendor así que empece a machacármela frenéticamente. Al rato ella empezó a contraerse. Se estaba corriendo con todas las convulsiones posibles de placer. Hasta soltó un leve gemido. Yo por mi parte, me incorporé un poco en el sillón y le eché toda la corrida encima mientras ella se desperezaba. Unos chorros en la tripa, uno le llegó a la barbilla y otros cuantos por las piernas. Cuando terminé me miro con una cara que me pareció mas de asco que de otra cosa.

“No me ha gustado eso que has echo, ¡joder, que somos hermanos!”… se levantó y se fue a la ducha cerrando con llave la puerta. Yo me fui a mi habitación a pensar todo lo que había pasado y porque había terminado de esa manera tan brusca. ¿Como había sido capaz de meterse eso delante de mi, verme masturbarme y luego asustarse por que me corra encima?… No fui capaz de comprenderlo. Aquella noche no volvimos a vernos. Yo salí a tomar unas copas por ahí solo y ella se metió en la cama. Ya lo hablaríamos en otra ocasión.

CAPITULO IV – LA GRABACIÓN

Pero aquella ocasión no llegaba. Habían pasado unos días y ninguno se atrevía a sacar el tema. Nos esquivábamos por la casa como colegiales hasta que una noche solos volvimos a coincidir en el salón. “Tenemos que hablar”, dijo ella. Aquella situación se estaba saliendo de los límites normales incluso del propio incesto (que no lo era como tal si nos ponemos en plan biológico, pero si en el legal). “Llevo días pensando que lo de aquella noche no debió acabar así, corté el rollo de muy mala manera”, afirmó mientras cambiaba de canales en la tele. Yo no podía culparla de nada. Me levanté y cogí una de esas pelis porno que todo chico tiene escondida en el armario y volví al salón. Metí la cinta en el vídeo. “¿Quieres que veamos una película?”… asintió con la cabeza y la puse en marcha. Pronto, en los títulos de entrada, ya se sabía que era una peli de esas, pero no una cualquiera. Trataba de una exhibicionista que va por la calle, masturbándose en los bancos de la calle y luciendo tipo por todos lados hasta que coge un recio maromo y la inserta por todos los lados.

Yo estaba, como es de suponer, totalmente cachondo pero no haría nada hasta qu

e ella no empezara. No quería volver a cabrearla. Al rato me miró y me preguntó si no solía pajearme viendo esas películas. “Está bien, tienes razón”, le dije. Me puse de pie y baje mis pantalones y mis calzoncillos hasta los tobillos. Al sentarme y posar mi mano sobre mi rabo ella se levantó e hizo lo mismo. Se bajo los pantalones y las bragas. Empezamos a masturbarnos lentamente, sin mirarnos, pendientes de la golfa esa tan parecida a nosotros. Sentía que podría correrme justo cuando yo lo deseara así que frené un poco mis movimientos. “¿Que pasa? ¿que no te gusta?”, cuestionó Almudena. “Si, muchísimo”… “¡Pues córrete que te estoy esperando!”. Al instante nos corrimos los dos juntos entre gemidos y movimientos espasmódicos y retozantes. Me encanta mi hermana. Es la mejor hermana del mundo.

Una vez reorganizado el ambiente me preguntó si conservaba todavía la vieja cámara de vídeo VHS que permite ver luego lo que grabas en la tele de manera instantánea. La respuesta era afirmativa pero antes de contestarla ya me había levantado a por ella. Supuse sin equivocarme que quería que nos grabáramos haciendo cualquier cosa. Llegué al salón de nuevo excitadísimo. Ella seguía desnuda igual que yo. “¿Te grabo?”, pregunté. Ella consintió con la cabeza y empezó a tocarse de nuevo mirando a la cámara. Empecé a grabar al instante gracias a que había conectado el equipo a la red eléctrica. Estuvo un rato boca arriba frotándose suavemente, introdujo un dedo en su vagina, luego dos y por último tres de ellos. Estaba de nuevo empalmado y me enfoqué a la polla para dar Fe de ello. Almudena se puso a cuatro pata y siguió metiéndose tres dedos. Su culo apuntaba al techo igual que mi rabo. “No me imagino como se me ve haciendo esto desde allí. No dejes de grabar”, me ordenó con voz cachonda. De repente decidió introducir el cuarto dedo. Estaba flipado. ¿Se metería el puño entero?. Yo mientras seguía grabando me la había empezado a pajear.

Pasaron unos minutos en los que no sabía si estaba soñando. Pero era real. Tan real como que llegado el momento se frenó. “¿Sigues grabando?”. “Claro”, contesté. Respiró profundo y lentamente deslizó toda la mano dentro de su coño. ¡Le cabía la mano!, eso sí, después de mucha guerra y un buen rato de lubricación. Me hubiera corrido de no ser porque se me ocurrió una pregunta genial… “¿Te puedo lamer el culo?”. Ella no respondió y lo interpreté como un “si”. Deje la cámara grabando en el sofá de enfrente y me acerqué a lamerla el ano. Dejó de mover la mano de dentro y también dejó de moverse ella. La metí la lengua en el culo mientras se lo babeaba por los bordes. Gritó agudamente y se sacó la mano chorreando flujo, era una exageración, como si al sacar la mano se hubiera quedado seca por dentro. Se desplomó en el sofá boca abajo…”Nunca me habían hecho eso, es brutal” entre sollozos. “Ya me imagino”, contesté cogiendo la cámara para hacer un plano de su coño irritado, abierto y enrojecido así como del agujero de su culo brillante por mis babas.

Llegado ese momento me dio la sensación de que podía pedir cualquier cosa y la ordené ir desnuda por la casa hasta nueva orden. Yo la iba grabando cuando se agachaba, cuando tenía que estirarse para alcanzar algo o cuando miraba a la cámara y con cara de puta se acercaba una teta a la boca para lamerla. Sin embargo, apenas nos tocábamos. Toda nuestra relación había sido puramente visual y llegaba el momento de que pasara a carnal. Almudena estaba en la cocina preparando algo de merienda. Me acerqué por detrás y le dije que pasara conmigo al salón. Ya me había encargado yo de que mi verga dura y venosa se apoyara sobre la espalda de mi hermana, para que notara de que iba. Cuando me vio yo estaba con la polla en la mano y la cámara en la otra, enfocando y empezando a grabar. “Siéntate aquí” y así lo hizo en uno de los brazos del sillón. Me acerqué y bajé la cámara para grabar la cara de susto de mi hermana y mi polla apuntando hacia su boca. Pasaron unos segundos. Muchos. Quizá un minuto o minuto y medio. Ella dejó de mirar el objetivo y bajo la cabeza hacia mi aparato duro y lubricado por la excitación. Lo tocó con mucho pudor, como si se fuera a romper. A mi me rondaba la idea de que a su novio nunca se la habí

a comido. Que imbécil. Cuando aprenda a chupar va a ser fascinante. Esa cara tan bella, esa boca pequeña y sus tetas son una visión muy cercana al cielo. Y mas si se empieza a meter tu polla en la boca mientras mira a la cámara. Eso fue lo que hizo. Torpemente empezó un movimiento que a duras penas reconocí como una mamada. “¿Se hace así?”… “Espera”, contesté. Fui corriendo a mi habitación y pille una peli porno. Busqué rápido en el vídeo una mamada que recordaba de otras veces y que era bastante completa en movimientos, lametones y chupadas de huevos. “Cópiate”, le dije mientras volvía a coger la cámara y la ponía a grabar. Ella miraba la tele e imitaba. Estaba completamente cachondo viendo como mi hermana me comía la polla. Cuando llegó el momento de chuparme los huevos me miró a la cara. Yo no dije nada. En realidad me daba pena su situación, pero ahora debía terminar lo que ella misma empezó. Me los chupó, luego dio largos lametones a mi rabo y se lo volvió a comer. Se estaba haciendo una experta por momentos.

¿Debía avisarla cuando me fuera a correr?. Cuando noté la inminencia de mi eyaculación me agarré el rabo. Lo medio saqué de su boca y apunté para dentro. Ella me miró con mucho miedo. En sus ojos se reflejaba el pánico por que me corriera encima de ella, como aquel día que todo acabó bruscamente por lo mismo. No me lo pensé y mientras seguía grabando le comencé a soltar chorros de semen por la cara. Alguno entró en su boca lo que le provocó un par de arcadas sonoras. Creí que vomitaría allí mismo pero no lo hizo. Su cara de asco, miedo y humillación sobrepasaban límites de desesperación. Con toda su cara, sus labios, su pelo y su orgullo manchado corrió al baño a limpiarse. Yo dejé de grabar y me fui a mi cuarto.

CAPÍTULO V – LA VENGANZA

A los pocos días empecé a intuir que se quería vengar de lo que la hice. Almudena para eso tiene muy mala leche. Así fue, “Tienes que hacer una cosa o le diré a mi novio, es decir, a tu mejor amigo, que te corriste en mi cara después de obligarme a chupártela… y como a él no se lo hago… Tu verás”… No tenía opción. Mi amigo no podría enterarse de nada y lo que me pidiera no podía ser tan malo como para negarme. “Está bien”. Me pidió que me desnudara totalmente mientras ella me grababa en vídeo. Una vez desnudo me pidió que me la empalmara. Después abrió la terraza y me pidió que saliera fuera. De esa manera me podrían ver en pelotas y erecto todas las vecinas que quisieran mirar, sin embargo no había ninguna. Suerte la mía que fuera otoño e hiciera un poco de frío para estar en las terrazas. Ella salió conmigo, portando la cámara y un teléfono inalámbrico. Se escondió tras un toldo que tenemos para evitar el sol lateral y siguió grabando…. “Empieza a cascarte una paja que voy a llamar a esa vecina jovencita que te gusta para decirle que se asome… así mañana ni te mirará a la cara”… No podía ser verdad lo que estaba diciendo.

Y lo hizo, de manera anónima… “asómate a la ventana”, dijo con voz extraña. Al minuto la chica que mas me gustaba del barrio corrió las cortinas de su cuarto y me vio desnudo y pajeándome en su cara. Se escondió un poco al principio pero después se fue dejando ver. Se mordía los labios. ¡Joder!, el plan de mi hermana estaba fracasando. En lugar de pensar que soy un enfermo salido se está poniendo cachonda. Sin embargo, Almudena no podía ver este detalle y seguía grabándome a mi pensando que me humillaba. De repente la vecina se quitó la blusa y el sujetador y empezó a pellizcarse los pezones como una loca. No podía ver donde estaba la mano pero seguro que se estaba frotando el coño al verme. Yo no podía más, iba a reventar así que me dejé llevar y comencé a soltar esperma por toda la terraza mirando a aquella chica a los ojos por primera vez. Ella me lanzó un beso y cerró las cortinas a la vez que yo me metía en casa para no pillar una neumonía.

“Para que aprendas”, dijo. Yo tenía que aguantarme la risa. Estuve desnudo por la casa el resto del día, procurando siempre tenerla infladita para que mi hermana no dejara de mirarla. Cuando llegó la noche la propuse visionar todo lo que habíamos grabado. Yo seg

uía desnudo y también la propuse que ella se desnudar también. Así que allí estabamos los dos otra vez metidos en faena. Empezamos viendo cuando Almudena se metió hasta el puño en el coño con gran excitación. La preguntaba cosas como desde cuando se masturba con cosas tan grandes, si había probado meterse más cosas o si le dolía cuando lo hacía. A cada respuesta que me daba me quedaba mas helado de saber que mi hermana del alma era una autentica experta de la vagina pero totalmente virgen por la boca (hasta que yo le desvirgué) y por el culo. Cosa totalmente normal por otra parte si recuerdo su culo aquel día en la playa que estaba o al menos parecía intacto.

Cuando llegó la parte de mi corrida facial sobre ella se puso seria. Entonces jugué mis cartas… “No entiendo porque no te gusta, si es lo mas normal. La leche está calentita y a mi me gusta verte pringada. Luego te limpias y ya está. No hay nada malo”… Se quedó pensativa unos segundos y me dijo que no estabamos en igualdad de condiciones. Que ella no podía correrse encima de mi. Yo la reté a que si. Si conseguía que ella estuviera tan mojada que tras correrse, al meter la mano en su coño saliera flujo, yo me comprometía a comérmelo. Ella aceptó sin más condiciones. El vídeo seguía y pronto saldría yo en la pantalla machacándomela.

Almudena se tumbó en el sofá y yo me sumergí entre sus piernas. Jamas había tenido su chocho tan cerca y pronto reconocí su olor, ese que deja en las bragas en las me de vez en cuando me corro. Con una mano lo abrí bien y con la otra manoseaba sus tetas. Cuando estaba abierto comencé pasando mi lengua de abajo a arriba y ella se estremeció. Comencé a chuparle el clítoris empalmado y duro por la excitación. La metí un dedo mientras la seguía chupando, luego dos, tres y hasta cuatro. Yo ya sabía hasta que punto le cabía dentro a mi hermana así que cuando estaba totalmente mojada, enfilé mi pulgar hacia la entrada y de un golpe le metí el puño entero.

Ella gritó y empezó a llorar. “Sácala”, me gemía, “me haces daño”… No podía entenderlo. “¡Tu mano es mucho más grande que la mía!”… ahora sí lo entendí. Para cuando decidí sacarla se había corrido en la palma de mi mano. Al sacarla, me llevé todo el flujo que pude y se lo enseñé. “Mira”, mientras ella se secaba las lágrimas, “me lo como delante de ti…” y me llevé la mano a la boca chupándola como poseído. Estaba salado y apetitoso. Después de lamerme bien, me llevé la mano al rabo y lo empapé de sus flujos. Me hice una paja mirándola a los ojos. Estaba exhausta, no podía moverse pero en sus mirada hallaba mucha excitación desatada. Pronto me corrí sobre ella. Se quedó mirando los chorros que cubrían su cuerpo. Recogí unos cuantos con un par de dedos y se los llevé a la boca. Los aceptó con agrado.

CAPÍTULO VI – LA CONSUMACIÓN

Reconozco que la relación con Almudena, mi hermana, nunca habría sido considerada normal por nadie en sus cabales. Sin embargo, era totalmente satisfactoria en muchos sentidos, sobre todo el sexual. Desde aquello que acabo de contar pasaron tres o cuatro meses de calentamiento mutuo sin ningún tipo de actividad sexual explícita por ninguno de los dos. Nos limitábamos a pasear desnudos delante del otro y mi hermana se ocupaba de agacharse bien cuando la tenía delante para que se me empalmara y poder disfrutar unos minutos de mi polla grande y dura.

Nos dejábamos ver en la ducha, como por descuido, mientras nos masturbábamos a la vez, pero nunca de manera que fuera evidente que lo estabamos haciendo. Una mañana me levanté con el mástil en pie de guerra y pensando, me di cuenta que nuestro juego patológico rozaba lo enfermizo por la represión que nosotros mismos nos imponíamos. Salí de mi cuarto desnudo, estabamos solos y comencé a hacer tiempo hasta que despertara. Salió del cuarto en pijama y cuando me vio en pelotas con el rabo hinchado se le abrieron los ojos. “Vaya, hermanito, como te has levantado hoy”, dijo con cara de puta.

Al instante se desnudó para ducharse y mientras se desperezaba frente el espejo me puse detrás de ella. Mi verga apoyó en la raja de su culo prieto. Ella me miró por el espejo medio asustada. “Somos imbéciles, ¿sabes?”, dije

. La agaché un poco y puse delicadamente sus dos manos en el lavabo. Me eché para atrás y apunté a la entrada de su coño húmedo por la situación. Cuando estaba preparada para entrar volví a mirar al espejo y vi a Almudena con los ojos cerrados y mordiéndose los labios. “Acepta”, pensé y la empujé lentamente hasta la base de mis huevos. Ella pegó un grito fino y agudo. “¡Joder!, vaya rabo”, dijo apretando los dientes. Aquellas palabras me emocionaron y empecé a darle fuerte.

Sus pechos se balanceaban al compás de mis embestidas. Por fin estabamos haciendo lo que queríamos. La agarré de las tetas para meterla más adentro con fuerza. Pellizcaba sus pezones hasta que veía que la hacía daño. Eso la gustaba. De repente ella frenó y se dio la vuelta. Se la volvía a meter gustoso mientras apoyaba su culo en el lavabo.

Empecé a notar que ella aceleraba, se iba a correr pronto así que la dije; “Córrete tu primero que yo lo hago fuera… no llevo condón”… Ella solo dijo “¡Ahhh!”… Al instante gritó “Córrete conmigo… estoy con la píldora”. Entre gritos y gemidos nos corrimos, creo que yo un instante antes que ella. Ambos notábamos las contracciones del otro. Ella comentó algo sobre la temperatura de mi semen. Le gustaba recibir el lechazo calentito mientras se corría. Decía que era mejor. Nos quedamos abrazados y pronto empezó a chorrear por las piernas. “Vas a manchar todo”, comenté. “¡Que se joda el suelo!, ahora lo friego” y volvió a abrazarme.

Al separarnos, metió su mano entre sus piernas y recogió algo de semen mezclado con flujo y se lo llevó a la boca. Me encantó la cara de vicio que puso. “¿Quieres?”, me ofreció. No podía negarme. Me acerqué a su coño, de rodillas, y comencé a chupar la salida de su vagina lentamente. Ella comenzó a contonearse como si le gustara mucho. Al poco rato decidió darse la ducha que no se dio por mi culpa.

Yo mientras vagaba desnudo por casa como atontado… “¿Me había follado a mi hermana?… No sé, quizá ahora si deba pensar que es mi hermanastra”. Eso me quitaba un poco de culpa por lo que había pasado. Cuando salió de la ducha entré yo. Al cruzarnos en el baño, nos dimos un beso en la boca, yo llevé una mano a sus tetas y ella me tocó ligeramente el pene. Sin detenernos ella fue a su cuarto y yo abrí al agua caliente. Justo antes de que saliera por la puerta la eché un vistazo al culo. Almudena era la más hermosa mujer que había visto nunca. Ese trasero me volvía loco, como cada parte de su cuerpo.

Al terminar mi ducha tuve que contenerme para no hacerme una paja pensando en lo sucedido. Salí del baño desnudo con intención de volver a follarmela pero ella estaba vestida a punto de irse. Pasó por mi lado, no dijimos nada, ella llevó una mano a mi rabo y lo frotó un poco, como para despedirse. “Luego vengo y hablamos”, me dijo. Ahí me quedé yo con mi calentón.

Paseaba desnudo por mi cuarto cuando descubrí que mi vecina preferida, esa que siempre había querido penetrar estaba en la ventana fumándose un cigarro. No podía desaprovechar esa oportunidad y me senté en una silla, mirándola entre la persiana de manera que yo la veía a ella entera y ella a mi del pecho para abajo. No tardé mucho en ponerla gruesa y venosa por la excitación del día. Mojaba mi mano con saliva y la pasaba lentamente por el capullo casi morado. Llegado un instante, ella miró por fin. Abrió mucho los ojos y no los apartó en ningún momento. Me pajeaba lentamente bajo la mirada de mi espectadora de lujo. Pasaron muchos minutos, tiempo suficiente para que se fumara tres o cuatro cigarros casi seguidos mirándome. Al final me corrí brutalmente sobre mi tripa entre espasmos y esperé a que bajara la hinchazón. Ella seguía mirando.

Me levanté y retiré un poco de mi semen con un dedo. De repente subí la persiana de golpe y la miré. Ella hizo como si se escondiera pero todo era muy evidente. Con mucho descaro la ofrecí mi leche del dedo con un gesto. Ella asintió y desapareció. No sabía que había pasado realmente. Me sentía excitado y confundido. Me senté a ver la tele en pelotas, poniendo en el sofá una toalla de baño para no llenarlo de sudor.

Pasados quince minutos más o menos sonó el telefonillo. Al contestar oigo, “¿Me

abres?”… La voz no era familiar y pregunté quién era. “Me ha costado mucho mirar en los buzones donde vivías, soy tu admiradora no tan secreta”, dijo la voz. ¡Bien!, era ella, mi vecinita. La hice subir y entre impaciencia y nervios me puse la toalla del sofá para taparme un poco y no recibirla desnudo.

Sonó el timbre de la puerta. Nos presentamos y la llevé al salón. Serví unas copas de licor dulce y comenzamos a hablar de cosas estúpidas como el tiempo que hacía y los estudios que teníamos. Sugerí, para romper el hielo, si le gustaba mirar mucho por la ventana. Ella entendió mi indirecta y dijo, “Claro que sí, sobre todo si la visión es una polla dura como la tuya”. Me quedé helado (tras romper el hielo) y no supe que contestar.

Al rato la confesé que siempre me había atraído y comenzamos a acercarnos. Casi borrachos por las sucesivas copas de licor nos besamos lentamente. La tenía totalmente a mi merced. “¿Me haces un Strip?” dije con la voz temblorosa. Ella me volvió a besar y se puso de pie. “Ponme música”, dijo ella. Así lo hice. Volví al sofá y me quité la toalla de golpe. Ella me miró el rabo muy interesada. “De cerca es mucho más bonita”, dijo ruborizándose. La incité a que empezara el espectáculo.

Ella comenzó a bailar torpemente y a quitarse la ropa demasiado deprisa para mi gusto. Yo por mi parte, a trabajármela con la mano. Muy pronto se quedó desnuda. Estaba muy buena la condenada. Pechos pequeños de adolescente, pezón grande y rosado, curvas formadas aunque un poco entrada en carnes, débilmente depilada, pelos del coño no muy oscuros y apenas rizados, muy pocos, como formando pequeñas calvas. Sublime.

Al verse allí, conmigo, casi un desconocido, se quedó un poco blanca de repente. “Uff, no sé que estoy haciendo, será mejor que me vaya”, afirmó. Ante mi pregunta por la razón ella se tapó un poco los pechos y se sentó lejos de mi. “Es que…. verás, yo… no sé….”, “¿Qué ocurre?”, le pregunté. “Es que no lo he hecho nunca”…

Intenté quitar hierro al asunto haciendo una broma, “Yo tampoco lo he hecho nunca con una vecina”… Ella sonrió pero en su rostro se notaba el temor por el fracaso de su primera vez. Comenzó a vestirse y me levante para acercarme y poder tocarla. Como no me había corrido todavía mi rabo estaba grueso pero no empalmado. Me puse cerca de ella y la toqué los hombros. Mi rabo estaba a escasos centímetros de sus ojos y me la miraba con mucho miedo. Con bellas palabras y mucha psicología barata la llevé de nuevo a mi terreno. Pronto empezamos a besarnos.

Llevé mis manos a sus pezones, los pellizqué ligeramente. Ella gemía como si nunca nadie se lo hubiera hecho. Al cabo de un rato bajé mi mano hasta su coño. Estaba chorreando, lo abrí con mis dedos y comencé a frotarlo despacio. Ella se estremecía a cada circulo que formaba sobre su clítoris. En un momento que estaba despistada en el placer le introduje un dedo hasta el fondo. Ella se separó abriendo los ojos y mirando para abajo, hacia su sexo. Sin mediar palabra le introduje otro. Aquello pareció dolerle pero no encontré ningún obstáculo en mi camino. Debió perder el himen haciendo deporte como tantas otras chicas de hoy en día. Sin embargo estaba muy cerrado y presionaba mis dos dedos. Comencé a moverlos para que se acostumbrara al tamaño.

Reconozco haber sido un poco perro no abriéndolo un poco más con un tercer dedo pero quería saber qué se sentía al meter la polla en un coño tan cerrado y caliente. Paramos un poco y le llevé de la mano a mi habitación. Bajé el regulador de la luz y puse un poco de música lenta, como para crear ambiente. La tumbé boca arriba. Temblaba un poco, con miedo, aquello se reflejaba en sus ojos. Me puse sobre ella. No la pedí que me la chupara para no romper el saco en la primera noche aunque podía que fuera la única. Estaba seguro que me diría que no. Coloqué mi polla enfundada en un condón estriado justo en la entrada y jugué un poco por ahí. Ella seguía mirándome con cara de miedo. Decidido a meterla comencé poco a poco, hasta la mitad. Ella gritó un poco e hizo un gesto de apartarse. “Espera, tienes que acostumbrarte al tamaño unos segundos”, le dije para tranquilizarla. Ella suspiró y cerró los ojos. “Venga, ah

ora la otra mitad”, dije mientras se la empujaba hasta la base. Ella abrió sus ojazos de golpe. Sin duda había pensado que al principio la había metido toda y el nuevo desgarro la cogió por sorpresa. Ahora sí gritó violentamente y me pareció ver una lagrimilla bañar sus ojos. No gemía. Solo me miraba con el gesto muerto.

Tras unos segundos empecé a sacarla y meterla lentamente. Estaba dispuesto a aguantar hasta que ella se corriera aunque pasaran horas. La chupaba las tetas mientras la follaba. Al rato, pareció que empezaba a gustarle. Ahora se movía un poco y cerraba sus ojos. Jadeó unos segundos. Cada vez más fuerte. Pasaron unos minutos hasta que comenzó a soltar unos gritos agudos y se estremeció. Me apretó con sus piernas y dejó de moverse. En su cara de dibujo un orgasmo brutal.

Saqué de un golpe mi polla a punto de correrse y me quité el condón tan rápido como pude. Ella no podía moverse del ejercicio realizado. Me la meneé unos segundos y empecé a correrme sobre ella. El primer chorro le dio en la cara acompañado de un espasmo de ella. Los sucesivos fueron cayendo en sus tetas y en su vientre. Exprimí las últimas gotas sobre los pelos de su coño jugando con ellos para mancharlos con mi leche. Se quedó tumbada, como dormida. La besé en la frente y la recomendé que descansara un poco allí. Fui hacia la cocina a beber un poco de agua y fumarme un cigarro. Cuando volví se había quedado dormida. Apagué la luz y cerré la puerta.

Era la tercera vez que me corría en un día y estaba exhausto. Me di otra ducha rápida para quitarme el sudor y los restos de mi corrida anterior. Después me puse a ver la tele y caí rendido de sueño yo también en el sofá.

CAPÍTULO VII – LA SORPRESA

Me despertó el ruido de la puerta. Era Almudena que volvía a casa agitada tras una tarde de compras por el centro. Me vio allí desnudo desperezándome. “Joder, hermanito, vas a coger una pulmonía se pasas el día en pelotas por la casa”. La calefacción era potente pero efectivamente estaba bastante frío. Me puse un albornoz y me senté a hablar con mi hermana de sus compras. Al final me preguntó qué había hecho yo por la tarde. Me quedé pensativo. Me levanté sin decir nada y fui a mi habitación para comprobar si mi vecina seguía allí durmiendo. Volví al salón y le dije a Almudena, “tengo una sorpresa para ti”.

La llevé de la mano a mi cuarto y abrí la puerta. Allí estaba, desnuda, despatarrada, con el cuerpo brillante por mi corrida, su coño enrojecido y con ciertas gotas de sangre en mis sábanas. Cerré de nuevo la puerta y volvimos juntos al salón sin despertarla. “Eres un hijo de puta” me dijo con mala gana. “Esa piba es amiga mía y además era virgen, capullo”. Yo asentí pero no pude contener mi cabreo por los insultos de mi hermana. “Por lo menos lo habrás hecho con cuidado, ¿no?”, preguntó. “Sí, nunca se le olvidará nunca ese momento”.

Almudena movió la cabeza con resignación. “Tienes que controlar esa polla tuya o te acabará metiendo en problemas”. Se levantó, fue a por un vaso de leche con azúcar y una aspirina. “Le llevaré esto para que no le duelan las agujetas de la primera vez, además tendrá que irse a casa, sus padres estarán preocupados”, dijo mientras iba hacia mi habitación. Al rato pude oír que hablaban de cosas. Más tarde pareció que se reían de manera cómplice. Mi hermana apareció en el salón y dijo que iba a dejar que se duchara nuestra vecina en casa para quitarse mi semen del cuerpo. Lógicamente asentí.

Mientras oía la ducha, mi hermana preparaba la cena. Me dirigí al baño y abrí la puerta. “¿Se puede?”. Pasé sin esperar la respuesta. Era la primera vez que volvía a hablar con ella desde que la había desvirgado. A través del cristal se veía poco de su cuerpo y comenzamos a charlar sobre qué tal se encontraba y si le temblaban las piernas del esfuerzo. Me comentó que jamás se había imaginado que aquello doliera tanto y que luego fuera a tener esas agujetas tan exageradas. De repente apagó la ducha y pensé que era el momento de irse del baño. Sin embargo me pidió una toalla y cuando me acercaba para dársela abrió las cortinas dejándome

ver su cuerpo de nuevo. Era excepcionalmente hermosa. Sus pezones estaban algo arrugados y su piel brillante por el agua. “Por cierto, perdona que te haya manchado de sangre las sábanas, me da mucha vergüenza”, dijo. La tranquilicé afirmando que era normal que lo hubiera hecho.

Mientras se secaba admiré cada poro de su cuerpo con deleite. Cuando acabó fue a salir del baño con la toalla y le dije “Espera, que te dejo el albornoz y dame la toalla a mi”. De nuevo me quedé desnudo delante de ella. Me echó un vistazo al rabo. Estaba hinchado y venoso por el trote que había tenido. Fue a tocarla un poco mientras decía, “esta cosa me ha hecho pasar una tarde increíble, gracias”. Me besó en la boca y se fue a mi habitación a vestirse. Yo por mi parte, me dirigí a la cocina para ayudar a Almudena con la cena.

Vi que estaba haciendo gran cantidad de comida y deduje que su amiga se quedaría para cenar. Cuando apareció por la cocina yo me fui a ponerme un pantalón corto de fútbol y una camiseta. Aquel pantalón marcaba bastante mi paquete y creí que era la mejor opción dadas las circunstancias. La realidad era que la cena se presentaba un poco tensa y sin embargo mi sorpresa fue, igual que la de mi hermana al entrar a mi habitación, bastante desproporcionada.

Pronto nos sentamos los tres y comenzamos a hablar de unas cosas y otras sin mucho interés. Llegado el momento de los postres, decidimos sacar unos licores y la conversación dio un giro de ciento ochenta grados. “Bueno, ¿qué tal es mi hermano haciendo el amor?”, le preguntó Almudena a su amiga. Yo me puse rojo como un tomate. La vecina no sabía que entre nosotros había algo más que una relación de hermanos y se lanzó a hablar como si nada. “Bien, me ha dolido un poco al empezar, eso ya lo sabéis, pero después ha sido genial. Es diferente a cuando me hago dedos yo sola. Además creo que tiene un aparato muy grande”. A mi hermana se le encendieron los ojos.

“Ah, ¿si?… ¿mi hermanito tiene la verga grande?…”, dijo, aun sabiendo que no era nada fuera de lo normal sí sabía lo bien que la usaba. “Eso me ha parecido”, respondió ella. Yo no sabía donde meterme. El caso era que se me había puesto un poco dura y abultada bajo el pantalón. Decidí levantarme para ir a por hielo de manera que pudieran las dos verme el paquete. Al volver, mi hermana clavó su mirada en mi rabo tapado y dijo, “vaya, parece que aquí hay algo de carne que quiere más marcha esta noche”. Mi vecina, viendo que nuestra relación se pasaba de lo racional se puso un poco colorada. “No es tan grande, pero si sabe usarla el muy cabrón”, dijo Almudena como insinuando que ya lo sabía. Yo, para hacer la gracia de turno, estiré la tela del pantalón para que se notara mi polla que para entonces ya estaba como una piedra. “¡Guau!”, gritó mi hermana, y mi vecina volvió a mirarla. Entonces decidí jugármela de mala manera y deslice mi rabo por debajo de la pernera izquierda dejándolo al aire y bajando la piel para mostrar el capullo hinchado.

Ahora sí que la vecina estaba flipando. Había descubierto que su amiga, Almudena, estaba acostumbrada a esas cosas conmigo y como no era muy normal estaba muy roja y excitada de volver a verme la polla. De repente mi hermana se giro hacia ella y le preguntó, “¿Se la has chupado antes?”, “No”, contesté yo antes que ella. “Pues nada, esto hay que solucionarlo… ¿Quieres que te enseñe?”, la preguntó. La excitación era evidente en los tres así que ella asintió tímidamente. “Acércate”, de dijo. La cogió con una mano y la meneó un rato. Un instante después me miró a los ojos, miró a su amiga y le dije “mira, así”, y se la metió en la boca hasta el fondo. La vecina no perdía detalle de aquello. Me la babeó entera mientras con su mano me seguía haciendo una paja. Pasado un rato se la sacó de la boca y me dijo, “ahora ella”. Me fui hasta su asiento y la tomó débilmente por la base. “Chicos, esto no es muy normal, ¿no?”, preguntó. Mi hermana la cogió del pelo bruscamente y la acercó la cabeza a mi verga. Se la metió en la boca con una cierta resistencia y comenzó a mamarla con una cierta maestría aunque todos sabíamos que no lo había hecho nunca.

Mientras me la chupaba mi hermana se había desnudado completamente y se había ido al sofá a hacerse un dedo mirando el espectáculo. Yo la miraba con ojos lujuriosos y amb

os comprendimos de que iba el juego. Ordené a la vecina que se desnudara y al levantarse vio a su amiga masturbándose y se quedó helada de nuevo. “Venga, desnúdate y ven aquí conmigo al sofá” le dijo. Yo fui a mi cuarto a por la cámara para grabar todo aquello. Cuando volví al salón estaban las dos sentadas en el sofá, desnudas, y mi hermana la estaba forzando a que la metiera sus dedos en el coño. Ella estaba reacia a mantener una sesión lésbica el mismo día que había perdido su virginidad y entre los dos la convencimos de que era bueno probar todo de golpe., Jamás me hubiera imaginado que Almudena fuera bisexual y creo que ella misma tampoco lo supo hasta aquella noche. Me desnudé y comencé a grabar mientras me pajeaba lentamente.

Muy pronto estaban las dos metiéndose una a la otra un par de dedos. “Meteos otro”, las ordené y así lo hicieron. Pasado un rato mi hermana paró y colocó a su amiga a cuatro patas apuntando hacia mi polla. “Vas a probar otra postura”, la dijo. Se levantó, cogió la cámara y empezó a grabar como su hermano se follaba a su amiga. Me puse otro condón y la metí dulcemente mientras agarraba sus pechos. Empecé a bombear rápido, cabalgándola furiosamente. Muy pronto se contrajo y se corrió entre gritos y sollozos, probablemente de placer mezclado con dolor por mis fuertes embestidas. Yo no quería correrme todavía y no sé si hubiera podido.

Estaba completamente perdido de excitación y cogí a Almudena mientras la otra se tomaba su tiempo para recuperarse y la puse también a cuatro patas. Cogí la cámara para grabar yo mismo como me la follaba. Se la metí de golpe. La vecina nos miraba sorprendida y agotada. La follé un buen rato y cuando estaba a punto de correrse la saqué de golpe. “¿Qué haces cabronazo?, ¡espera!”… gritó. “Voy a grabar una cosa que te gustará recordar”, la dije. Posé mi polla en el agujero de su culo y comencé a meterla lentamente. Culeaba como si quisiera zafarse de mi pero pronto la dominé agarrándola de pelo. Le metí solo la mitad y comencé a follarla por el culo mientras lo grababa. Creo que empezó a llorar de dolor y la vecina pensó que aquello se estaba desmadrando peligrosamente. Al poco rato termino de correrse y me pidió más y más hasta que cansada del estreno de su culo cayó rendida en el sofá. “Gracias hermanito… ha sido la mejor corrida de mi vida”, me dijo en voz baja. Yo solamente la sonreí.

Miré a mi vecina y la pregunté humildemente si ella también quería probar eso. Acababa de ver llorar a Almudena de dolor pero la cara de satisfacción del final merecía la pena así que no contestó. Simplemente se puso de nuevo con el culo al viento y lo abrió con sus manos sugiriendo que se lo jodiera. Así lo hice. Posé mi verga sobre su culo y lo introduje a golpes de cadera un poco violentos. También ella empezó a gimotear de dolor hasta que se calló y comenzó a disfrutar. Mi hermana cogió la cámara para grabarnos. Yo quería correrme ya pero me costaba debido al gasto que había llevado todo el día. Cuando no pudo aguantar más se volvió a correr como una perra y se deslizó para que la sacara. Me dolían los huevos y la polla de no correrme y se lo comenté a las dos. “Eso no se puede consentir”, dijo mi hermana. Me quitó el condón y comenzó a chupármela con mucho arte. Pronto se unió mi vecina al juego y entre las dos me la chupaban, me pajeaban, me lamían, me succionaban con fervor hasta que avisé de que estaba listo. Las dos juntaron sus caras para ver como salía mi semen a borbotones. Me corrí en sus caras, siete u ocho gruesos chorros impactaron sobre sus rostros mientras se relamían.

Después de mil besos y caricias estabamos los tres totalmente destrozados. Nos dimos las gracias mutuamente. Yo me fui a mi cuarto y mi hermana al suyo no sin antes despedirnos de “nuestra amiga” que se fue andando despacio y con las piernas abiertas por las agujetas y el estreno de su culo. Aquel fue el final de una era y el comienzo de otra mucho mejor. Esa noche fue sin duda la mejor de nuestras vidas. Mi hermana pierde la virginidad por el culo y tiene su primer contacto lésbico. La otra pierde la virginidad por todos sus agujeros y yo, tras desvirgar a mi vecina preferida de todas las maneras posibles, enculo a mi hermana, la mujer más bella del mundo.

Autor: Psicoloco

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Tengo una hija que nació cuando mi esposa tenia 18 años, ella tiene ahora 19 años y yo 40, cuando lo que relato sucedió, mi esposa trabaja de administradora de un vídeo club

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Esto fue tan cierto, que cuando lo recuerdo no puedo dejar de masturbarme como si fuera la primera vez.

Tengo una hija que nació cuando mi esposa tenia 18 años, ella tiene ahora 19 años y yo 40, cuando lo que relato sucedió, mi esposa trabaja de administradora de un vídeo club en el cual entramos y nos llevamos las películas que deseamos sin hacer el recibo de renta, por supuesto este vídeo club tenia de todo tipo de películas.

En una tarde en que llegue temprano del trabajo al abrir la puerta oí que una persona corría, al entrar con precauciones escuche la voz de mi hija desde el baño que preguntaba quien era, yo le respondí tu ¡papi hija¡ ok me estoy bañando por que voy a salir con unas amigas.

Me senté en la sala a leer el periódico, pero me llamo la atención el foquito de encendido de la video, por lo que tome el control remoto prendí la TV e inicie la película que estaba puesta.

Cual fue mi sorpresa que se trataba de una película porno en donde una jovencita estaba mamandole la verga a un hombre mayor que ella, mi amigo, así le decimos en México a nuestro miembro, se levanto marcando tremendo bulto en mi entrepierna, ver a la muchachita como brindaba con toda gentileza su lengua y su boca con hambre de sexo y placer, como se introducía lentamente en la boca aquel miembro enorme, hasta tragarlo totalmente dando alguna horcajadas y al punto de venirse el hombre mayor la muchacha se lo introduce totalmente y succiona toda la leche que lanzaba el miembro derramando solo unas gotas por las comisuras de sus labios.

En ese instante, yo tenia a mi amigo totalmente erecto y fuera de su cárcel, tomándolo del pescuezo lo jaloneaba hacia arriba y abajo una y otra vez, mi amigo mide 17 cms de largo y 6 de grueso.

Casi a punto de derramar mi leche oí que se abría la puerta del baño, apague de inmediato la TV y la video y corrí a mi recamara para no ser pillado.

En mi recamara termine de pajárame y derrame chorros de leche en el piso, y me recosté para reposar tan tremenda deslechada.

Toco mi hija a la puerta para preguntar si estaba dormido y le dije que estaba tratando de descansar, no sin antes meter a mi amigo a su escondite y recostarme boca a bajo, ella entro y me dijo que llegaron sus amigas y llegaría mas noche.

Al llegar a mi cama para besarme piso algo húmedo y bajo la mirada, y yo totalmente ruborizado me desentendí, ella seguro que había identificado lo que era me beso y salió, al cerrar la puerta volteo al piso disimuladamente y con una sonrisa que interprete de malicia me dijo, espero que descanses bien.

Cuando salió de inmediato limpie la leche derramada y algo me impulso ir al baño de su cuarto y busque sus bragitas, cuando las encontré las olí y tenían ese perfume tan agradable al olfato de los hombre, olía a líquidos propios de la mujer caliente, fuerte y sexual, las observe y descubrí manchas en la parte que debe estar en contacto con la vagina, eran de color entre blanquizco y amarillentas, no cabe duda que antes de que yo llegara mi hija se estaba masturbando viendo la película y al entrar al baño termino su placer, tal vez al mismo tiempo en que yo me pajeaba de lo lindo viendo la misma película y pensando en ella.

Al pasar unos días descubrí un portal en el cual ofrecían programas gratuitos y encontré uno que descifra claves de WIN ZIP lo instale y busque en la PC todos los archivos de este tipo para hacer pruebas descubriendo varios archivos de mi querida hija, intente abrirlos y estos estaban protegidos por una clave, y rogué que esta fuera de 4 caracteres, por que ese era el limite que podía descifrar el programita, por suerte así fue, y eran el día y mes de nacimiento de mi hija, empecé a abrirlos y fue grande mi sorpresa que casi todos eran relatos del márquese y de incesto entre padre e hija, los leí uno a uno, y me hice nuevamente una paja pensando en mi hija, tomando una de las bombachitas usadas de mi hija en mi nariz me vine a torrenciales.

Desde ese momento empecé a ver a mi hija como una mujer, sus pechos como dos grandes limones, sus caderas anchas resaltadas por su delgada cintura y sus nalgas prominentes por el deporte y la gimnasia, también descubrí pequeñas señales en su actitud la forma en que me veía y sus ojos encendidos, se retiraba al baño y tardaba un rato, cuando ella salía de inmediato me metía al baño el cual estaba lleno del aroma de jugos sexuales de su vagina, tomaba sus bombachitas las olía y me pajeaba como loco, ahora sus bragitas las dejaba encima del cesto de la ropa sucia, ya no las metía entre la ropa y eso me gustaba, yo por mi parte las dejaba húmedas de mi semen, para que las oliera.

Así que me propuse un plan para poderla seducir, aunque ahora no se si fue al contrario, cuando Inés caminaba por la casa y no estaba mi esposa, lo hacía con unos cortos ajustados y rabones de las piernas, sin interiores y obviamente mi miembro mostraba su bulto por debajo de mi ropa, de lo cual ella se dio cuenta, y uniéndome a Inés, empecé a vestir unos cortos más ajustados que dejara ver mi bulto lo mas pronunciado posible, ella por su parte usaba pequeños cortos muy delgados de color blanco y sin interiores, blusas que mostraban su abdomen casi transparentes y sin sujetador, en otras ocasiones se ponía mis cortos que le quedaban más grandes por lo que quedaba un espacio muy halagador entre su pierna y la tela nos sentábamos en la sala uno frente al otro ella subía su pie al sillón flexionando su rodilla, lo necesario para ver levemente sus labios bien rasuraditos entre la abertura de la tela de los cortos, no cabe duda que nos uníamos en la actitud de mostrarnos cada vez más participábamos con deseo, era una zorrita hermosa y ardiente.

Esto empezó a subir de tono e iniciamos un juego del cual no escaparíamos hasta no tener sus encantos a mi merced, así que seguimos con nuestro juego, cuando ella lavaba los trastos o echaba su ropa a la lavadora, me le acercaba por la espalda para lavar mis manos o echar ropa con la de ella y con disimulo tocaba sus glúteos o su espalda con mi pecho o mi pierna tocaba las suyas, tocaba sus caderas con mi miembro, lo cual no le era desagradable, se quedaba quieta o ligeramente empujaba su cuerpo, en una ocasión casi abrazándola metí mis manos a la llave y ella no se movió, se quedo estática y dejo que lavara mis manos, ella hizo un movimiento leve de sus nalgas y presiono mi verga que estaba enardecida por el deseo, tarde lo más posible en lavar mis manos, y movía mis caderas al ritmo de mis manos, ella pego mas sus nalguitas duras a mi miembro, y colocándoselo en medio de sus culo empezó a moverse lentamente de un lado a otro, yo empujaba suavemente mi abdomen, al momento se escucho un ruido en la puerta de la entrada y rápidamente sacudí mis manos me separe de ella y corrí a la sala al tiempo que entraba mi esposa, a la cual le di un beso de bienvenida y observo mi paquete tocándolo con picardía, me dijo, esta noche cena pancho.

Por supuesto después de cenar mi hija se fue a su recamara, se despidió con un beso a su madre y al darme el mío lo deposito muy cerca de mis labio, y me dijo que esperaba que descanse esa noche, sabía a la perfección lo que pasaría en mi recamara. Entre al baño de mi recamara y me cepille los dientes y me metía a la cama, mi esposa entro hizo lo mismo y se escucho que orinaba, tardo un rato más y salió con una batita transparente que le llegaba por encima de sus caderas, una tanguita muy ajustada y transparente que permitía salir unos pelillos por los lados, su sostén apenas y cubrían la aureola de sus pechos carnosos y se lleno el ambiente de un perfume suave y sugestivo que invitaba al sexo y al placer.

Desde la puerta del baño empezó a hacer gestos de una gatita en celo, engarruño sus dedos como si fueran unas zarpas y emitía ruidos de una fiera dócil y juguetona, se fue acercando y al llegar a la cama gateando llego a mis pies y los arañaba suavemente, después las piernas, los muslos, se salto mi miembro que se levantaba por debajo del bóxer, al llegar a mi abdomen me beso y de inmediato pegue carcajadas, ella me conocía a la perfección y sabía que cuando lo hacía me moría de carcajadas y me provocaba una erección mayor, yo por supuesto me dejaba, me gustaba y me calentaba, vi que la puerta de la recamara se movía lentamente y al observar vi a mi hija Inés que se asomaba por la puerta y observaba, eso me provocó una tremenda erección por que a quién estaba deseando tener a mi pies era Inés, quién vería toda la fiesta sexual de sus papás, mi esposa dijo que mi verga era mayor que otra veces la tomo con sus dos manos y la beso, la lamió desde la punta hasta la raíz, me ladee un poco para que nuestra espectadora tuviera una mejor visión de la escena y a la vez tendría un panorama de Inés, t

ome a mi esposa por los pelos se los levante y la jale para dejar el espectáculo libre de obstáculos, a la vez no dejaba que levante la mirada o voltease, tomo mi verga y la introdujo lentamente en su boca, con suavidad cerraba los labios y la tragaba hasta el fondo, la sacaba y nuevamente la succionaba, la jalé de la cabeza y empecé los movimientos de fornicar y me la cogí por la boca, estaba en el cielo su mamada me estaba provocando un placer que antes no me había dado, mire a la puerta y vi a Inés que se masturbaba sin dejar de observar, mi esposa no dejaba de ofrecerme su boca, labios y lengua para que mi verga se desbordara para recibir en su boca el fruto de su mamada, no tarde mucho cuando mi verga sintió un choque eléctrico y endureciéndose totalmente lanzo todo el placer contenido, mi esposa tomo en su boca todo lo que bondadosamente le mandaba mi verga, trago todo y limpio con su lengua mi miembro que seguía endurecido, Inés por su parte no dejaba de ver esa escena y seguía pajeandose.

Nos recostamos uno al lado de otro y mi esposa jugaba con mi miembro, yo le tome sus pechos para retribuir el placer que me había dado, los besaba, los lamía, los mordisqueaba y ella arqueaba el cuerpo llena de placer, introduje un dedo en su vagina y jugueteaba con su clítoris sin dejar de mamar sus pechos y mordisquear sus aureolas, ella se movió y se puso debajo mío tomo mi verga y lo apretaba una y otra vez, lo beso lo chupo y en unos minutos se enderezo nuevamente, baje por su cuerpo besando toda su piel, le pase la lengua por sus labios y la introduje en su conchita, introduje mi lengua por su cueva depilada como a mi me gusta y mordía su clítoris con una mano apretaba uno de sus pechos, los pellizcaba sin dejar de chupar todas sus partes intimas, ella empezó a gritar ÁNDALE PAPACITO MÍO, QUE ESPERAS NO TE DAS CUENTA QUE ESTOY POR REVENTAR, COJÉEME, METEME LA VERGA, DESTROZAME, QUE ESTOY DESESPERADA POR TU VERGA.

Sin hacerle caso seguí mamando su clítoris y lamiendo su vagina, apretando su pechos y mas gritaba PARTEME EN DOS, METEME TU VERGA QUE LA NECESITO, ANDALE AQUÍ ESTA TU PERRA CALIENTE QUE QUIERE TU VERGA TU PUTA DE SIEMPRE , METEME LA VERGA Inicie a recorrer su culito con uno de mis dedos y lo moje con saliva, mientras mamaba su clítoris le metí un dedo y arqueo su cuerpo levanto su vientre y cuando metía y sacaba el dedo y lamía su vagina empezó a tener un orgasmo HUUUMMMM SIIIIII QUE RICO CONTINUA ASÍ NO DEJES DE MAMAR Y METER TU DEDO, SIGUELE PAPACITO MIO, SSSIIIIIIIIII, SSSIIIIIIII SIIIIIIIIIIIII, y se corrió con una gran humedad que parecía una miada, yo sin dejar de mamar y meter el dedo se desvaneció en la cama con una sonrisa llena de placer.

Me acosté junto a ella y me dijo, PAPACITO ME HAS HECHO VENIR COMO UNA ZORRA, COMO LA MAS PUTA DE TODAS, ME HA GUSTADO COMO ME HAS HECO SENTIR ESTE ORGASMO.

Por uno de los espejos apenas veía la figura de mi hija que no perdía detalle de los sucedido.

Me levante la jale y puse su cabeza en sentido de la puerta de la entrada, para que no viera donde estaba nuestra hija.

Me puse de rodillas ente sus piernas las cuales las levante y las puse en mis hombros ella por su parte jugaba con mi pené que ya estaba erecto y dispuesto a cumplir con lo que viniera, observe a la puerta y vi a Inés que continuaba observando y con la puerta apenas entreabierta, le puse mi verga en la entrada de su vagina y jugué un rato recorriendo sus labios vaginales, ANDALE YA PAPITO COJEMO, METEME ESQ VERGA QUE ESTOY LLORANDO POR ELLA, COJEMO PERO YA, MIRA QUE MI VULVA ESTA PIDIENDO QUE LAGUIEN LA HABITE Y ME LLEGUE HASTA EL ULTIMO CONTORNO. Le metí solo el glande, y lo deje inmóvil, ella empezó a mover las caderas para que se lo meta y yo no dejaba que le entre, de repente en un movimiento que ella hizo para comerse mi verga hice un movimiento de penetración y se la metí de una estocada, ella gimió HHUMMMA SIIII, QUE GRANDE LA TIENES PAPITO, MI PADROTE, COJÉEME ASI DE RICO, ESTA PUTA ES TUYA Y TODO MI CUERPO TAMBIEN HAS DE MI LO QUE QUIERAS Y LLENA TODOS LOS HUECOS QUE TENGO CON ESTA PRECIOSA VERGA. Empecé a dar movimientos bruscos con fuerza pero acompasados, se la metía toda de un golpe me quedaba inmóvil unos segundos, se la sacaba lentamente y volvía a metersela de solo golpe, eso a mi siempre me ha dado resultados por que retrasa mi eyaculación y a ella le encanta este movimiento, SIIII SIIII, OTRA VEZ PUTO MALDITO OTRA VEZ METELA DE UN GOLPE, METEME TU DAGA, APUÑALAME EL VIENTRE MALDITO PUTO, COJÉEME BIEN COJIDA, COMO SIEMPRE ME GUSTA, en un segundo ella empez&oa

cute; a hacer movimientos de epilepsia muestra inequívoca de que estaba disfrutando su segundo orgasmo y sin cambiar mi ritmo, sentí como sus labios y toda su vagina aprisionaban mi verga en su totalidad, como una ventosa que quiere sacar toa mi leche, VAMOS PAPI VENTE DENTGRO DE MI, QUIERO TU LECHITA DAMELA TODA, VENTE CONMIGO.

Le saque mi verga sin bajarle las piernas de mis hombros y ella abrió sus ojos y con un semblante de una niña tierna y putona a la vez ,me dijo diciendo, QUE PASO PAPITO, VENTE CONMIGO HECHAME TU LECHE, NO PUEDES VENIRTE POR QUE ME CASTIGAS ASI, DAME TU VERGA DE NUEVO.

Sostuve sus piernas en mis hombros y me unte saliva en mi verga, ella de inmediato adivino lo que pensaba hacer SI PAPITO SIII, POR EL CULO ES LO QUE ME FALTA YA SABES QUE NO PUEDO DORMIR BIEN SI NO ME LA METES POR EL CULO, SI NO ME ENCULAS NO ESTOY LLENA, NI ESTOY FELIZ, ANDALE METEME LA, ENCULAME COMO SOLO TU SABES HACERLO, RÓMPEME LOS INTESTINOS DEJAME SIN SENTARME UNA SEMANA PERO METEME ESA VERGA MIA mientras pude ver a mi hija que abrió sus ojos sin dar crédito a lo que oía decir a su madre, puse mi verga en su culo que mas de una vez ya lo había recibido y empecé a empujar suave, lentamente pero con firmeza, así le gustaba a mi perra, ella para ayudar con sus manos tomo sus nalgas y abrió su culo y abrió el compás de sus piernas, de tal forma que mi verga entro con más facilidad.

Vi a mi hija que se estaba metiendo varios dedos en su vagina y magullaba sus pechos e imaginando que la que tenia en la cama era ella, mi verga tomo un tamaño que no había visto hace mucho tiempo, empuje y empuje no pare hasta que mis huevos tocaron sus nalgas en ese momento quede estático, dejando que se acostumbre su ano a mi verga que estaba mas grande y gruesa que otra ocasiones. QUE TE HICISTE PAPITO, TE SIENTO MAS GRANDE HASTA EL FONDO DE MIS TRIPAS, ME HACES SENTIR MAS FELIZ, SIENTO QUE TODA TU VERGA LLENA TODAS MIS ENTRAÑAS, QUE RICO ESTAS, PARTEME EN DOS METE TUS HUVOS TAMBIEN, NO DEJES NADA AFUERA.

En un instante me llego un choque eléctrico en todo mi cuerpo y mi verga se endureció al máximo y llene su cueva de mi semen HHA HHAHH HHAAAA HHAAYYY HUUU HUUU HUUU, SIIIII SIIII, QUE RICO TIENES TU CULO PUTA ZORAAAAA ASSIIII APRIETA MI VERGA CON TUS INTESTINOS, APRIÉTALO Y SACALE TODA MI LECHE SSIIIIII, ANDA PAPASITO LLENAME TODA DE TU LECHE, MOJA MIS ENTRAÑAS VACIATE TODO EN MI, SSSIIIIII ME VENGO CONTIGO PAPITO PADROTE MIO, SSIIII.

Terminamos juntos y me recosté ella con mucho cariño tomo mi verga y la limpio con una rica mamada, ya no reacciono ni verga pero yo estaba mas que satisfecho y ella encantada de la vida, voltee a la puerta de la recamara y ya no estaba mi hija.

Si quieren saber lo que paso con mi hija lean el próximo capitulo

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Durante Unas Vacaciones De Verano Mi familia disfruta del sexo incestuoso y yo tambien tuve una experiencia unica en mi vida

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Una familia muy bien avenida que disfruta en las vacaciones de verano, del mar, la naturaleza y el sexo en grupo.

El presente relato fue realidad, me ocurrió hace algunos años, y me acuerdo como si fuera hoy mismo.

Mi familia constaba en aquel entonces de mi padre Francisco, de 39 años, mi madre Luisa, de 36, mi hermana Paola, de 17 y yo, Juan de 18. Nuestra posición social era acomodada, buena casa, buen colegio de pago, buen coche y un barco donde pasábamos las vacaciones y fines de semana.

Precisamente en las vacaciones de verano es donde se ubica mi relato; después de haber aprobado mi hermana y yo el curso, y mi padre tomarse sus merecidas vacaciones, nos fuimos toda la familia al sur de la isla a nuestro barco. Nos acomodamos en él con nuestros enseres, y nos preparamos para estar 3 meses de verano en el mar y en las playas de la zona.

Un día decidió mi padre pasar una semana en una de las calas de la isla y hasta allí fuimos, al ser entre semana la cala estaba vacía, no había absolutamente nadie, solamente se accedía a ella por mar y quedaba algo lejos del último puerto náutico, por lo que sólo era para barcos de algunos metros de eslora. Mi padre fondeó el barco y bajamos nuestra caseta de campaña y la montamos. Por la mañana el sol era impresionante e iluminaba todo, daba vida a la cala, tomamos sol y nos bañábamos a ratos. En una de esas mi madre se bañó con mi padre y salieron desnudos del mar, al llegar a nosotros y ver que les mirábamos nos dijeron que estábamos todos mucho mejor desnudos, que se disfruta mucho mejor de la naturaleza. Mi hermana y yo nos desnudamos y nos tumbamos en nuestras toallas.

Mi padre tomó el protector solar y se lo empezó a untar a mi madre por la espalda, pero ella dijo pónselo a los niños que acabarán quemándose. Así fue, se lo puso a mi hermana y luego a mí, primero me lo puso boca arriba y luego me viró y me lo untó en la espalda y el culo, al llegar a él, me lo abrió un poco y me lo acarició con el dedo lleno de crema pero no se detuvo en él, y continúo por las piernas. Al ponérselo a mi madre sí se detuvo en el culo y le abrió las piernas y durante un rato le acarició la rajita, mi hermana no se daba cuenta pero yo los tenía al lado y lo veía todo, por momentos me excitaba.

Le tocó entonces el turno a mi madre, ella sí que le daba un reconfortable masaje a mi padre, empezó por su espalda más tarde se detuvo un buen rato en sus píes, él parecía dormido. Acabada la parte de la espalda le volteó y le masajeó el pecho, mi padre es robusto y había mucha superficie, le extendió toda la crema y luego bajó hasta su pene y lo masajeó suavemente, continuó haciéndolo y el pene se le puso a cien, era chico pero muy grueso, mi padre soltaba algún quejido y ella seguía masajeando suavemente. Yo miraba y me excitaba, en eso mi madre alzó la vista y sonrió:

– Te gusta, ¿eh?, Tu madre sabe hacerlo bien, es la edad. Mi hermana nos escuchó y giró la cabeza hacia nosotros. – Mama ¡¿Qué haces?!

– Tranquila y deja que tu padre disfrute. Esto es lo que hemos hablado nosotras algunas veces Paola, seguro que tu hermano se las hace él solito.

Mi padre al momento soltó un montón de semen, lo soltó de cuatro grandes chorros, algo cayó en el pelo de mi madre, el resto entre la arena y su pecho.

– ¡Madre mía Paco, cómo estabas de cargado!, le dijo mi madre.

Él se levantó se empezó a reír y se fue al agua con ella. Aquella escena me había dejado perplejo, me había excitado, pero el no participar me dejó demasiado caliente y sin descargar. A mi hermana le pasó algo parecido, me comentó lo gorda que papá tenía la picha y que la mía jamás sería así.

Días después de aquello estábamos en la playa, desnudos desde aquel día, y mi padre me dijo que llevara a mi madre a por carbón al barco, así lo hice y cogí el bote a motor y la llevé, la ayudé a subir y desde arriba ella a mí. Empezó a coger cosas de los ropero bajos y me dejó a la vista y casi delante de la cara su raja, con unos enormes labios, sinceramente era maravilloso, cuando ellas se volvió me dijo:

– Pero Juan ¡te has excitado viéndome!, mira qué cosa más rica tienes, ¡eh!, estaba el pene erecto y yo excitado.

– Quieres descargarla ¿verdad ?, después de lo visto. Si quieres te puedes tocar una paja, no te preocupes por mí, hasta me puedes mirar. Yo no respondí estaba quieto, en eso mi madre paró de hacer sus cosas y me dijo:

– Pero ¿qué te pasa, Juan?

– Yo nunca me he masturbado, algunos amigos sí, pero yo no.

– Bueno no te preocupes ya hablaremos de eso, no es problema alguno. Lo dejó y salimos al bote.

Al llegar a la orilla, colocó mi madre las cosas y nos tumbamos todos, luego nos dimos crema, pero mi padre le dijo a mi hermana que la tenía mal puesta y le empezó a masajear por todo el cuerpo, ella estaba boca arriba y con los ojos cerrados, mientras mi padre estaba detenido en su pecho y ella tenía los pezones erguidos, no decía nada, de vez en cuando sacaba la lengua y se mojaba los labios, mi madre se incorporó y acariciaba la espalda de mi padre, y él bajó su mano y acarició el pubis de mi hermana, en eso mi madre dejó de acariciar a mi padre y separó las piernas de mi hermana y le dijo:

– Así gozarás más, relájate.

La raja la tenía toda a la vista por el poco pelo y yo no hacía sino colocarme bien para ver, mi madre se percató y me invitó a que me acercara, me situé con todos ellos y disfruté de lo que veía, era una visión maravillosa, mi hermana gozaba en silencio, mi padre estaba otra vez excitado con todo su pene grueso durísimo y yo estaba igual. Mi madre empezó a acariciarme a mí también, yo no quitaba la vista de la rajita de mi hermana y en un momento mi madre me agarró el pene y empezó a frotármelo. Me estaba masturbando, me comentó:

– ¿Ves lo fácil que es?, así debes hacerlo tú cuando estás solo, a este ritmo, sin prisas. Te gusta tu hermana ¿verdad?.

– Sí, es muy guapa.

En ese momento mi padre se corrió por la paja que le hacía mi madre, y mi hermana seguía gozando cada vez más. Pero en un momento mi madre paró y me dijo:

– Ven, ponte aquí que la vas a hacer gozar tú.

– Ánimo Juan, dijo mi padre y se apartó un poco.

Mi madre me colocó sobre mi hermana y me dijo:

– Ten cuidado, no seas bestia y métela suavecito.

Me situé encima y mi madre me colocó la punta del pene en la rajita de mi hermana, estaba toda mojada, yo empujé y la coloqué en la puerta, seguí empujando y entró un poco, Paola dio un gemido pero no abrió los ojos, empujé y la metí toda así que me moví metiéndola y sacándola pero en menos de dos minutos me corrí, eché toda la leche que tuve almacenada durante 18 años, y me sentí como nunca, genial, me aparté y me quedé boca arriba en la arena. Paola fue la única vez que abrió los ojos y mi madre le comentó:

– Muy rapido tu hermano, ¿verdad Paola?

– ¡Ay, sí, mamá! quiero más, me siento mal así.

Mi padre y mi madre se miraron y mi madre cogió el pene de mi padre y lo masajeó un poco y dijo:

– Tranquila que con esta no te vas a quedar mal.

Mi padre se colocó en mi lugar y mi madre tomó las piernas de Paola y las puso sobre el tórax de mi padre.

– Tranquila Paola, le dijo mi madre. – Mamá eso es muy gordo, no me va a caber. – Relájate y disfruta como lo hago yo, mi amor.

En eso mi madre colocó aquel la cosa en la entrada de la rajita de mi hermana y mi madre con la otra mano aprovechó y le abría un poco la rajita a Paola. Era toda rosadita y estaba muy mojada.

– Empuja un poco Paco, dijo mi madre. – No te preocupes Luisa que le entra, le dolerá algo pero al minuto la haré gozar.

En eso, hace fuerza mi padre y mi hermana grita, veo que la cabeza del pene ya la tiene dentro.

– Mamá me duele, decía Paola, mientras mi madre le frotaba el abdomen. – Tranquila que ya está casi toda, es muy pequeña no te preocupes.

Otro empujón y se la colocó toda dentro, en ese momento mi padre la agarró por las rodillas y empujaba dentro-fuera con mucha velocidad, lo que al cabo de un rato consiguió que Paola gritara de placer, aunque más gritaba él, mi madre sólo decía:

– Dale duro Paco, dale duro que le encanta.

Me parecía increíble que le entrará aquel pene tan grueso me puse con ellos y disfrutaba de la vista. Así estuvo durante varios minutos sin agotarse y luego mi padre me dijo:

-¿ Te gusta, Juan? – Sí, es sorprendente.

En eso la sacó un poco del agujero de mi hermana y me dijo que se la cogiera para que viera lo dura que estaba. La agarré con una mano y se lo comenté:

– Está durísima papá. – Te gusta, ¿eh?, me dijo él. – Claro que le gusta, dijo mi madre mientras mi padre se la metía otra vez a Paola, el otro día no dejaba de mirar mientras te hice la paja, seguro que le hubiese gustado hacértela él. – ¿Que dices Juan? me dijo mi madre. – No sé, yo nunca he visto nada de esto. – Pero si la tienes dura otra vez, me dijo mi madre.

Mi madre me tomó por el brazo y me tendió en una toalla, cogió el bote de crema y se puso un montón en su mano, me lo puso en la espalda y empezó a darme un suave masaje que me relajaba. En eso le dijo a mi padre que no se corriera y que fuera despacio con la niña. Continuó el masaje y me frotaba las nalgas y al momento me estaba acariciando con crema en el agujerito. Lo hacía suavemente, con ternura, lo tocaba y me abría las nalgas, volvía a poner crema y me lo tocaba, luego ponía un dedo en el hoyito y lo metía, lo sacaba y así. Se acercó al oído y me preguntó si me gustaba y le dije que sí, y volvió a la faena. Cuando miró mi padre se había sacado el pene de la rajita de mi hermana y se lo dio para que Paola lo chupara.

Yo seguía disfrutando, cuando noto que el hoyito mío me duele.

– ¡Uy!, ¡Mamá! – Quieto, no te muevas, te estoy metiendo dos deditos, ves ya no te duele tranquilo. Lo tienes más grande de lo que yo pensaba.

Continué mirando cómo Paola se la chupaba a papá, pero en un momento mi padre se levantó y se acercó a mí, se acomodó a mi lado y me puso su pene en mi boca.

– Chúpala despacito Juan, verás qué maravilla. – Así, así es como hay que hacerlo sí.

Yo chupaba sin parar y mi madre seguía dándome placer, entonces se paró y dijo:

– Vamos Paco ya lo tienes preparado.

No sabía a qué se refería, se puso al lado de mi madre y yo de espaldas, me levantaron y me pusieron a cuatro patas y mi padre detrás con todo su pene tieso. Me agarró por la cintura e intentó metérmela, pero no podía, intentaba pero imposible. Yo estaba quieto sin decir nada esperando ver qué sucedía.

– Luisa, pásame la crema. – Déjame, yo te la pongo.

Mi madre le untó todo el pene con mucha crema y él lo volvió a intentar, parecía que podía, al momento me entró todo el pene, dándome sensaciones muy extrañas, pero no sabría decir todavía si me gustaba o no.

– Aquí tienes lo que querías. Vamos muévete tú también, decía él.

Sacudía y sacudía, disfrutaba bastante, era un atleta, no se cansaba en aquella postura, con sus rodillas en la arena clavadas, y cogiéndome por la cintura golpeándome mi culo contra su pubis, hasta que me lo llenó todo de su leche, se vació por completo y se tiró para atrás.

– Ven para que te relajes, me dijo mi madre.

Me tomó el pene y se lo llevó a la boca, no tardé nada en volver a echarlo todo. Quedamos todos rendidos en la arena. Luego nos dimos un baño en la playa todos juntos, y nos reíamos pero no comentamos nada de lo que había pasado.

Disfrutamos el resto de las vacaciones en el barco y la playa, pero no tuvimos ni Paola ni yo más sexo de penetración con mi padre, si es cierto que se la chupé alguna vez y nada más. Con mi madre sí mantuve dos encuentros más con penetración, el resto fue todo oral. Lo que sí hacían mis padres es el amor un par de veces al día, les encantaba no sólo hacerlo sino que les viéramos, pienso yo.

Acabado el verano y los posteriores años no hubo relación sexual entre nosotros, de ningún genero. Hoy por hoy tengo 37 años, soy heterosexual, no he mantenido ninguna relación homosexual jamás aunque muchas veces pienso en silencio lo ocurrido hace ya bastantes años.

Ruego a quien desde el anonimato, chico o chica, le haya ocurrido algo parecido, se ponga en contacto conmigo

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Yo me las ingeniaba más para espiar a mi madre, cuando se bañaba y salía de su baño completamente desnuda

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Mi nombre es Fernando tengo 22 años y estoy casado, la historia que voy a contar es de cuando yo tenia 18 años, mi madre se llama Ana es una mujer de 42 años bajita de estatura morena aperlada algo rellenita pero con un trasero encantador en aquel tiempo ella tenia 38 años, tenemos una familia de 5 personas mi padre, mis 2 hermanos uno mayor que yo y otro menor mi madre y yo, mis padres se llevan muy bien pero en ocasiones mi padre no llega a dormir y eso le molestaba mucho a mi madre por lo que tenían problemas constantemente.

Yo empecé a ver a mi madre con otros ojos ya que una vez en la madrugada me levanté al baño y escuché música erótica, la puerta del cuarto de mis padres estaba entre abierta por lo que me acerqué muy despacio y vi a mi madre con una vestuario muy erótico, traía una tanga negra, un sostén negro de encajes que mostraba todos sus pezones, unas medias negras de encajes, unos zapatos de tacón y bailaba como una prostituta ante la mirada de mi padre, desde esa ocasión vi a mi madre como una mujer, vi que tenia un culo completamente delicioso, me quedé a ver hasta que mi padre la desvistió y empezó a cogerla, desde esa vez cada noche me acercaba a su puerta para escuchar y me di cuenta que muy pocas veces tenían relaciones sexuales por lo regular cada vez que mi padre llegaba tomado.

Yo me las ingeniaba más para espiar a mi madre, cuando se bañaba y salía de su baño completamente desnuda, yo estaba siempre en la ventana de la terraza observándola y así transcurrió un tiempo, una ocasión mi padre por sus negocios salió de viaje por unos días, una noche antes al acercarme al cuarto de mis padres escuché que discutieron muy fuerte por lo que al partir mi padre tuve que ir a dejarlo yo al aeropuerto, de regresó mi hermano mayor se había ido con unos amigos a pasar el fin de semana a un rancho y mi hermano menor se había ido a casa de unos primos a pasar la noche por lo que me quedaría solo con mi madre, esa noche yo salí con mis amigos a una disco hasta las 2 de la mañana que regresé a casa algo ebrio, al entrar a la casa vi que mi madre estaba bebiendo y escuchando música, estaba algo ebria, me acerqué y le pregunté que como estaba ella me contestó que muy bien, me ofreció una copa y yo acepté nos quedamos platicando y bebiendo alrededor de 2 horas hasta ver que la bebida ya se había terminado.

Mi madre y yo ya estábamos muy ebrios por lo que decidimos ir a dormir al momento de levantarnos de la mesa mi madre se acercó y me dijo, hijo te quiero mucho eres un chico muy guapo, a lo que yo le contesté, tú eres una mujer excelente y muy guapa mamá, en eso nos dimos un abrazo y al momento de querer besarle la mejilla mi madre sin querer volteó la cara y nos besamos en la boca, al separarnos nos quedamos viendo fijamente y yo decidí volver a besarla y ella me correspondió, subimos las escaleras abrazados y ella me invitó a dormir en su recamara, al entrar a su recamara ella puso música muy erótica y me dijo que me recostara en la cama, sacó algo de su cajón y entró al baño a los 3 minutos salió envuelta en una bata y me dijo.

Por fin vas a ver de cerca lo que siempre has visto de lejos desde esa ventana (apuntando hacia la ventana de la terraza) y me quedé sorprendido al ver que mi madre sabia que yo la espiaba por la ventana, se acercó y se quitó la bata traía una tanga roja y una sostén rojo de encajes transparentes con unas medias rojas empezó a bailar y amoverse muy erótica, yo estaba completamente tieso tenia la verga completamente parada poco a poco se acercó y se inclinó, abrió las piernas, y ni lerdo le metí mi verga hasta los huevos, ella me susurró: necesito que me des cada vez un poco más rápido, ella gemía de emoción y decía, así, más rápido mi rey, cogeme, cogete a tu madre que ahora es tu putita, así mi rey, que rica verga tienes mi amor, en lo que ella me decía eso yo la cogía cada vez más rápido, hasta que ella me dijo, quiero sentir tu verga dentro de mi culito quiero que me la metas por atrás.

Yo saqué mi verga de su concha y ella se volteó quedando completamente empinada y con sus nalgas tan ricas apuntando hacia a mí y su ano completamente despejado, le dije que antes de meterle la verga quería lamer su ano, ella me dijo que por favor lo hiciera, que nadie nunca le había lamido el ano, empecé a acariciar su ano con mi lengua y al mismo tiempo metía los dedos en su concha, ella estaba completamente mojada y me decía, así papacito que rico nunca nadie me a lamido la cola se siente delicioso, en eso separé la cara de su cola y acerqué mi verga la apunté en su ano y empecé a meter la punta, ella empezó a gritar y me decía, así metémela más, metémela toda Ohhhhhhh, así, en eso yo de un solo golpe se la metí toda, ella exclamó, aahhh!! Papito que rica verga tienes mi hijito, ahhha, así ahhh.

Empecé el mete y saca despacio y cada vez más rápido, ella estaba gozándolo cada vez más hasta que no aguantó y gritó ahhhhh me estoy viniendo mi amor, ¡ahhh! y le vino un tremendo orgasmo que se empapó toda, noté que lloraba un poco de dolor y de placer a la vez por que al mismo tiempo reía de gusto yo seguí embistiéndola hasta que no aguanté más e hice erupción dentro de su culo, ella me decía si, si, lléname el culo de tu semen, inúndamelo todo, yo aventaba y aventaba semen, nunca había aventado tanto como esa vez, saqué mi verga de su cola y me recosté a un lado de ella se quedó acostada boca abajo con su culito apuntando hacia arriba yo me acerqué y ella se volteó y nos dimos un beso en la boca, sin decir absolutamente nada nos quedamos dormidos.

A la mañana siguiente desperté y ella dormía aún, estaba completamente desnuda al igual que yo. quería acercarme y nuevamente empezar a besarla y a acariciarla pero me daba miedo ya que no sabia cual iba a ser su reacción debido a que cuando lo hicimos estaba completamente ebria y tal vez ahora que estuviera sobria iba a arrepentirse. en eso ella despertó y me dijo, hola ¿como amaneciste? yo le contesté muy bien ¿y tú? ella me dijo, excelente mi amor gracias por complacer a mami fue una noche muy especial, yo le contesté que no me agradeciera que al contrario que esto para mí había sido lo mejor que me había pasado se acercó y me besó en la mejilla después se levantó y me dijo que se ducharía que si no quería acompañarla, yo encantado acepté, le pregunté, tú me veías cuando te espiaba, ella me contestó que si y yo le pregunté que por que nunca me había regañado o dicho algo, ella contestó que de alguna manera eso la hacia sentirse deseada y que le gustaba.

Ella se levantó y dijo que se ducharía y me invitó a que nos ducháramos juntos yo encantado acepté, nos metimos a bañar ella empezó a acariciarme la espalda yo volteé hacia ella y empecé a besarla en la boca ella me correspondió y empezamos a acariciarnos todo el cuerpo poco a poco ella empezó a bajarse hasta llegar a mi verga y empezó a chuparla, en verdad nadie me la había mamado como mi madre, ella se levantó y me dijo que fuéramos a la cama otra vez, completamente mojados nos recostamos sobre la cama, ella me abrazaba muy fuerte y me decía que no me separara de ella yo estaba completamente suelto arriba de ella, en eso escuchamos que llegaba alguien yo me levanté rápidamente y me fui corriendo a mi cuarto, mi madre se metió nuevamente a la ducha, era mi hermano menor que había llegado.

Mi madre salió de su cuarto como si nada hubiera pasado yo igual, desde esa vez lo hacíamos cada que teníamos oportunidad, durante 4 años mi madre y yo hemos sido amantes yo me casé debido a que embaracé a mi novia pero aún casado de vez en cuando le hago visitas a mi madre o ella me llama cuando se encuentra sola, mi mamá ha sido y es la mejor amante que he tenido…

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Mi prima es una chica que llamaremos María, y ahora tiene 20 años, pero cuando cuento la historia tenía 18 añitos

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Después de varios años me dispongo a contar esta historia que antes me la había quedado callado para si mismo y viendo los relatos, ya lo veo más común y quiero compartirlo con todos…

Contaros que yo todos los años voy a un pueblecito fuera de mi comunidad a pasar el verano, y como todos los veranos estoy allí con mi familia, incluidos primos, primas, tíos, etc. Yo nunca antes habida pensado en gente de mi familia, pero visto lo visto por internet, he mirado con otros ojos a gente de mi familia. Y hoy me voy a centrar en una de mis primas.

Mi prima es una chica que llamaremos María, y ahora tiene 20 años, pero cuando cuento la historia tenía 18 añitos. Ella es una chica que a lo mejor ves por la calle y por su forma de vestir, diríamos que no es muy llamativa, pero que viéndola bien de arriba abajo pues cambia. Medirá sobre 1,70 m. y no es ni gordita ni delgada, esta con carnecitas donde coger. Además tiene el pelo largo castaño. Pero comentar que lo mejor que tiene son las tetas. Tiene unas tetas impresionantes. Con la ropa que usa no se nota demasiado, pero mi morbo me ha hecho ojear su ropa interior, en la que he visto su talla 115, es decir, grandísimas. Su actitud siempre ha sido muy cariñosa con la gente, pero conmigo también. Ella lo toma como normal, pero yo que estoy un poco salidillo, pues lo tomo de otra forma para mis pajas diarias. Besos, caricias, sobar, etc.

Siempre que tengo la oportunidad, le digo que le voy a dar masajitos, y aprovecho siempre que puedo para tocarle el culo y las tetas, hasta que me pongo cachondo y me voy al baño para pajearme. En total, me habré hecho miles de pajas pensando en ella. Pero yo quería algo más… Y esto ocurrió hace tres años yo tenía por esa época 19 años y ella 18 años. Por esta época yo solo pensaba en sexo y me pasaba haciéndome pajas todos los días unas cuantas, bueno no muy diferente a ahora. Lo que ocurrió fue después de un día de fiesta en el pueblo que antes he comentado. Íbamos de fiesta por las noches hasta allí a bailar y beber un rato. Yo, ya me había sacado el carnet y desde mi pueblo bajaba en coche hasta ese otro pueblo para salir de fiesta. Estuvimos toda la noche bebiendo, y mi prima ya se había puesto un poco en pedo, por lo que a media noche, sobre las 5 decidimos irnos. Mi prima ese día dormiría en mi casa porque como yo llevaba el coche pues íbamos a mi pueblo y ya al día siguiente iban sus padres a recogerlos.

En mi pensamiento, cuando íbamos a recoger el coche, la situación me estaba poniendo cachondo. Nos dirigíamos para mi pueblo y mi prima estaba más para allá que para acá, fruto del alcohol. Yo iba más sereno que ella. Y eso era lo importante. Llegamos a mi casa y las habitaciones estaban ocupadas, por lo que le dije a mi prima que durmiera en se quedó en sujetador y salió con un tanga color carne que me hizo ponerme bruto.

Se puso la camisa y después de ponérsela, se quitó el sujetador que dejó en la silla. Se metió en la cama y me dijo que se iba a dormir que tenía mucho sueño. Yo, que no quería que se durmiera le dije: – Prima, te puedo dar un masajito por la espalda.

Me dijo que vale, y yo empecé por debajo de la espalda a dárselo suavemente; subía, bajaba y poco a poco las manos se iban al lateral para tocarle esos pechos tan grandes que tiene. Al rato, y fruto de que ella se estaba dando cuenta de que me estaba aprovechando, me dijo que si le seguía masajeando que no se dormiría y le puse las manos en el culo y le dije aquí te molesta y me dijo que no. Ahora estaba masajeando su culo…Estaba que iba a explotar. Le masajeaba su culo y al rato cuando ya pensaba que ella estaba dormida, con un dedo empecé a meter mi mano por debajo de su tanga sin que ella se diera cuenta. Primero empecé a sobar su culo bien a fondo, luego poco a poco me fui yendo para la parte de delante dado que ella estaba en la cama de espaldas a mí y podía hurgar en su parte delantera. Ahora poco a poco me acercaba a su monte de Venus. Estaba tocando sus pelillos, ten&

iacute;a el coño con pelos, pero arregladito, lo que me puso muy cachondo. Seguí masajeando y opté por meterle un dedo en su coñito poco a poco. No decía nada, solo respiraba. Por ello seguí con un mete saca despacito de mi dedo en su coñito, al momento metí otro dedo y entraba muy suavemente. Yo estaba a punto de reventar y no quería desaprovechar la ocasión.

Pensando que su sueño era muy profundo decidí quitarme mis boxers e intentar follármela dormida. Saqué mi polla de unos 17 centímetros y me disponía a ponérsela en su coño para penetrarla poco a poco. Le corrí el tanga y buscaba torpemente su agujerito. Por fin lo encontré y empecé a metérsela sin condón ni nada. Después de tres sacudidas lentamente yo de lo cachondo que estaba, estuve a punto de correrme, pero antes de esto mi prima se desveló y vio lo que estaba haciendo. Y me dijo: – Primo, ¿qué estás haciendo? Yo le dije que me había puesto muy cachondo por la noche y que quería follármela. Ella me dijo que eso no estaba bien que nos podían escuchar mis padres o mi hermana, pero le dije que en silencio no pasaría nada. Ella accedió y solo de saber que me había dicho que si y que me la iba a follar estaba ya a punto de correrme. Pero esperé un poco. Se incorporó y le mandé quitarse la camiseta que le había dejado. Me dejó ver sus grandes tetas, con una aureola grandísima. Eran unas galletas enormes. Estuve cerca de quince minutos mamándole las tetas. Era insaciable. Era la primera mujer que me hacía disfrutar tanto. Después de mamarle las tetas le dije que me la comiera un poco.

Ella accedió y empezó a chupármela poco a poco. Era una experta, Se la metía hasta el fondo y eso me gustaba No estuvo ni dos minutos cuando le dije que me iba a correr. Se sacó la polla de la boca y se la puso entre sus dos grandes tetas a hacerme una cubana maravillosa. Yo ya no aguantaba más, y quería correrme en su boca. Se lo dije, y me dijo que no, pero a mí me dio igual. Se la saqué de las tetas y un poco bruscamente se la metí en su boca y me corrí fuertemente en su boca.

Le salían los chorros por los bordes de la boca. Nunca en mi vida había echado tantos chorros de semen como en esa noche. Mi prima me recriminó su actitud y yo le dije que era un poco zorrita, pero que le había gustado. Ella fruto del pedo que llevaba se abrió de piernas, y yo aproveché y le clavé mi polla en su conchita, mis embestidas eran demoledoras, gemía cada vez más alto y por la movilidad de mi polla diría que se había corrido varias veces, y yo estaba a punto de hacerlo. Cuando ya veía que me iba me saqué la polla de su coño y se dio la vuelta y le dije que me iba a correr en sus tetas. Me puso sus tetas a la altura de mi polla y con su mano terminó lo que había empezado con la boca. Volví a chorrear a borbotones semen de un lado para otro de sus tetas.

Cuando terminamos el espectáculo le dije que sin hacer ruido se fuera a la ducha y se aseara un poco. En esos instantes yo ya estaba cansado y esperándola haber si podía follármela otra vez, me dormí como un niño con sus zapatos nuevos. Después de esta experiencia no he vuelto a tener ninguna parecida con ella, ya que tiene novio y no nos vemos últimamente, pero en cuanto volvamos a tener la oportunidad, lo volveré a hacer más salvajemente y aquí os lo contaré a todos ustedes.

Si queréis compartir otras experiencias similares, no dudéis en escribirme.

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Papá me pidió que me hiciera cargo de mi hermana, que velara por ella y que no la desamparara; eso era lo lógico aunque yo nunca cayera en la cuenta de que sucedería

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Relato de sexo en México. Soy originario de un pueblito muy pequeño de México, toda mi infancia se desarrolló en él sin mayores acontecimientos que los chismes de los amigos.

Al paso del tiempo se fue despertando en mi la necesidad de conocer mundo y salir de ahí, situación que se dio a partir del inicio de mi preparatoria en la que tuve que viajar solo a estudiar a una gran ciudad. Mi vida siguió su rumbo y me recibí, estudie maestría y recién termine mi doctorado. Establecí mi residencia al norte del país por necesidades profesionales y no me puedo quejar, me va bastante bien.

Cierto día mi hermana Rosario me avisó que mi padre se encontraba grave en casa y que no quería viajar a un hospital por temor a morir en él, lejos de su casa. Mi madre hacia 7 años había fallecido y sin más hermanos, Rosario ahora de 23 años, soltera y muy abnegada, era el único apoyo de papá, sin embargo, ella tímida, insegura y solitaria, solo dedicaba sus días a convertir la casa de mis padres en un lugar muy bello y apacible, lleno de pájaros, flores y mil detalles. No sabía mucho de ella, ni siquiera sabía si tenía novio, amigos o cosas que hacer fuera de casa.

La veía en las fiestas familiares, algunas vacaciones y hablaba con ella ocasionalmente pero desconocía mucho de ella. Es una mujer normal, 1.75 de estatura (toda mi familia es muy alta), pelo azabache (negro oscuro) corto, ojos verdes y piel muy blanca. Últimamente vestía algo moderna gracias al mundo de ropa que le enviaba, los perfumes y accesorios. Todos estos objetos eran seleccionados por las empleadas de mostrador de los diferentes lugares a los que iba y en ocasiones por mí, también le enviaba ropa interior sencilla y otras veces provocativa, está ultima solo para apenarla y tener elementos para bromearle.

Ese día que recibí el mensaje, arregle quien me supliera en el trabajo, ropa y otros asuntos, compré boletos y salí a casa de mi padre. Al llegar después de un agotador viaje, hablé con el doctor y supe con dolor que solo era cuestión de esperar un poco de tiempo. Si papá se internaba en un hospital tampoco había nada que hacer, sus riñones ya prácticamente no funcionaban y se negaba a la diálisis. Acompañe a papá, converse largo con él y me sentí feliz de estar a su lado. Mi hermana nos dejaba solos, nos atendía y siempre sonreía tristemente.

Poco antes de su muerte, papá me pidió que me hiciera cargo de mi hermana, que velara por ella y que no la desamparara; eso era lo lógico aunque yo nunca cayera en la cuenta de que sucedería. Acepté y papá murió tranquilo, dos días después.

Rosario estaba muy nerviosa, callada y solitaria, no tenía amigas (salvo algunas conocidas), parientes (excepto yo), ni siquiera vida social o propia. Nunca había salido lejos de casa y no tenía carrera ni oficio, solo primaria. Era muy dependiente en todos los sentidos, un ser indefenso que mis padres sobreprotegieron y consintieron siempre.

Al caer en cuenta de esta situación, reflexione mucho sobre ella, no podía llevarla a vivir conmigo, mi vida era muy metódica, organizada y solitaria. Seguía soltero a mis 40 años pero con bastante experiencia en mujeres, resultado de mis largos noviazgos y amistades. En resumen era imposible incorporarla a mi rutina.

Hable con ella al respecto, le ofrecí enviarle una suma mensual para sus gastos de la casa y verla en los tiempos libres, le ofrecí ponerle un negocio con la idea de distraerla más que de ganar dinero pero todo fue inútil. Lloraba largo rato, se sentaba en un rincón sin hacer ruido, me miraba con una mezcla de amor, temor y reproche e hizo mi estancia muy incómoda. Pasaron los días y mi regreso era necesario, así que ya con cierta molestia, le ordené que se organizara para comenzar una nueva vida sola y que contará conmigo solo de ser necesario. Económicamente estaba bien, papá le dejo 2 casas y 2 locales comerciales de renta, así como algo de efectivo en el banco local, que además de lo que yo le enviaría, creo que viviría mejor que yo.

Volví a casa y continué con mi rutina, ella hablaba casi a diario lo que empezó a molestarme pero ante su pequeño mundo y gran soledad lo entendí. Pasaron los meses y se volvió una situación irritante, difícil e incómoda para mí. Debía decirle como hacer todo, calmarla, explicarle porque no podía vivir conmigo y muchas cosas más.

Para no alargar la historia, después de casi un año accedí muy molesto a que viniera a vivir conmigo bajo muy duras condiciones y a prueba. Dejamos a un pariente lejano de albacea de las propiedades de papá y transferimos el dinero a una cuenta a nombre de ella, en un banco más grande con sucursal en esta ciudad.

Fui por ella al aeropuerto y la traje a casa, no sin antes invitarla a comer en un restaurante italiano. Al llegar se sentó tímidamente en la sala y repasamos las condiciones de su estancia, le enseñe su cuarto, la casa y la cocina, los teléfonos de emergencia, donde podía localizarme (solo en caso de muerte) y demás menesteres.

La vida de nosotros comenzó a cambiar. No se interesaba en ninguna actividad fuera de la casa, no quería hacer amigos, salía a cualquier lado solo conmigo, con nadie más. Al paso del tiempo abandone la idea de que socializará y viviera su propia vida, Rosario era ahora dependiente directa de mí, en todos los sentidos.

Cierto día fuimos de compras a un gran centro comercial buscando ropa, me sugirió camisas, pantalones y zapatos lo que fue nuevo para mí, al fin alguien que me quería sinceramente me escogía ropa a su gusto. Llegó su turno y escogí algo de ropa para ella, aunque no estaba seguro de que se viera bien pero lo curioso llegó cuando al pasar por una tienda de ropa interior me dijo:

– Luis, escógeme algo de ropa interior, no me gusta tratar con las empleadas que son bastante molestas.

– Rosario, como te voy a escoger tu sostén o pantaletas, soy tu hermano, al menos intenta hacerlo tu sola.

– No, escógemelo tú, acuérdate que no es la primera vez, finge que no estoy aquí y que me las vas a enviar.

– Es tiempo de aclararte que nunca fui yo quien las escogía, era una empleada, solo lo hacía para bromearte al respecto.

– No importa, escoge tú y yo estaré de acuerdo.

– Esta bien, ¿qué tipo de ropa quieres?

– La que sea estará bien.

Pensé vengarme y lo hice, mientras ella observaba los aparadores de las tiendas de un lado, entre y recorrí un poco la tienda. Me empezaron a rodar recuerdos agradables ciertas prendas y sonreí, recordé mi venganza y busque con cuidado.

Seleccione sin ayuda por primera vez, ropa muy atrevida, bikinis muy trasparentes blancos y rojos (mis favoritos), la talla no era problema ya que desde hacía años la sabía, algunas tangas, medias y ligueros muy sensuales, sostenes delicados y varios conjuntos babydole trasparentes y sensuales, ninguna futura esposa hubiera escogido mejor para su luna de miel. Feliz con mi travesura, me encamine a la caja satisfecho con mi fechoría.

Después del susto por el precio, decidí que valía la pena.

– Listo, ya podemos irnos.

– Te dije que sería fácil, ya ves casi no te tardaste.

– Una cosa si te digo, después de la pena que pase ahí dentro, te vas a poner todo lo que te compre, ¿de acuerdo?

– Sí no te preocupes, siempre me gustó todo lo que me mandabas, aunque algunas prendas eran medio atrevidas.

Continuamos paseando toda la tarde, le compre un delicioso perfume que me recordaba una ex y algunas tonterías femeninas para la casa, curiosamente todas tenían florecitas.

Ella era otra persona, se le veía feliz, segura y muy animada.

Al llegar a la casa cenamos algo ligero y se retiró a su habitación. Yo excitado por la travesura, fingí ver la TV sin encontrar nada que me gustara de la programación, así que me instalé en un canal de documentales de guerra (mi favorito).

Espere en vano ya que nunca salió del cuarto por lo que fui a ducharme y me dormí satisfecho.

Temprano el domingo, me puse unos pans y fui a la cocina en busca de algo que comer, ahí estaba Rosario, entretenida con algo que cocinaba. Sin preguntarme me sirvió unos chilaquiles Sanborn”s y un jugo de naranja.

– Y bien, que te pareció la ropa, ¿te gusto?

Yo disfrutaba el momento, era tenso pero agradable.

– No sé si lo hiciste adrede pero es lo más vulgar que he visto

– Te dije que escogieras tu pero no me hiciste caso.

– ¿En quién pensabas cuando escogiste todo eso, ehhh?

Solté la carcajada y ella me miró con gesto molesto pero escondiendo una cómica sonrisa.

– Y pensar que te lo vas a tener que poner, promesas son promesas.

– Por desgracia tienes razón, lo prometí y lo cumpliré.

Se retiro a su habitación y yo permanecí devorando mis alimentos con una sonrisa de triunfo en el rostro. Después de todo era agradable tener una hermana que molestar.

Al poco tiempo, salió de su cuarto y volvió a la cocina, al mirarla note que se había vestido para salir.

– Vaya, piensas salir algún sitio sola eh, ya era tiempo.

– Nada de eso, si té fijas bien podrás ver que cumplí mi palabra.

Al mirar con más cuidado observe que tenía razón, de su blusa blanca sin mangas, se trasparentaba un sostén de encaje blanco que le compré recién, sus senos se dibujaban muy voluminosos por lo reprimidos del sostén.

– ¿Qué opinas?

Me quede mudo. Ahora ella parecía ser la que se divirtiera.

– Deja me doy vuelta para que veas el resto.

Al girar coquetamente y con las manos en su cintura, me mostró una falda ligeramente arriba de las rodillas, blanca e igualmente trasparente que dibujaba en su trasero un bikini blanco que apenas cubría la tercera parte de sus nalgas. Observando la dimensión de su culo me sorprendí al notar lo bien formado que estaba, redondito y resaltado por su pequeña cintura, brincaba provocativo. También observe que las nalgas casi devoraban la pequeña prenda. Me quede helado pero peor aún muy excitado.

Después de un momento que se me hizo pequeñísimo, giro nuevamente con coquetería, camino de izquierda a derecha y regresó.

– ¿Qué te parece, como se me ven?

– Nunca te había visto así.

– ¿Pero como se me ven?

– Por lo poco que alcance a ver, bien.

– Pues gracias por el cumplido hermanito.

Me pare y fui a ver la TV, mientras ella recogió, lavo platos y hacía no sé que cosas.

Yo miraba la TV sin verla, pensaba en lo que había visto, una mujerona de 40 años, con un busto elegante y suculento, una cintura de quinceañera, un culo firme y redondo y una gracia sin par. Además mientras me fingía yo mismo ver TV, miraba de reojo a mi hermana ataviada en la cocina. Tenía unas piernas con unos muslos torneados, unas pantorrillas ligeramente hinchadas y un porte elegante en todo su conjunto.

Trate de olvidar aquellos pensamientos de mi hermana, después de todo no era malo admirar aquel cuerpo increíble, pero saber que se trataba de mi hermana, me excitaba como nunca había pasado antes. Prácticamente nunca había pensado tanto en ella como en esta media hora, dominaba mi mente pero de una forma diferente. Nunca pensé que aquellas prendas resaltaran tanto las zonas para las que fueron diseñadas.

El siguiente fin de semana llegó, yo seguía pensando en su cuerpo aunque un poco más frío. Después de mucho trabajo comencé a verla normal, después de todo era mi hermana. El sábado volví al ataque, quería venganza.

– Rosario, aún no me has dicho si te gustaron las otras prendas que te compré.

– ¿Cuáles?

– La ropa de dormir.

– No estoy muy acostumbrada aún, pues nunca la había usado, pero me la pongo de vez en cuando.

– Y ¿te gusta?

– Me causa bochorno pero cumplo mi promesa.

– Y las tangas, ¿te gustaron?

– Ahora mismo traigo una puesta, es algo incómoda, me siento desnuda pero muy diferente. ¿Quieres verla?

– Guarde silencio por la sorpresa.

– ¿Que si quieres verla?

– Me da un poco de pena, le dije derrotado.

– ¿Porqué?, Me gusta modelarte, contigo me siento segura y además halagada.

– Sus palabras inocentes me remordieron la conciencia.

– Bueno, ¿quieres que te la muestre o no?

– Esta bien, pero hazlo despacio para observarla porque casi no se va a ver.

– Es cierto, con este pantalón no la verás, deja me cambio.

Al poco tiempo regreso despacio, con el mismo pantalón.

– Luis.

– ¿Qué ocurre?

– No tengo ninguna prenda que permita que veas la tanga, es muy pequeña.

– Esta bien, no importa, seguro te verás preciosa.

– Mientes porque eres mi hermano y quieres hacerme sentir bien.

– No, de verás, tu bikini se veía fabuloso pero tu tanga, se debe ver mucho mejor.

– Espera aquí, no te muevas, déjame ver que se me ocurre.

Corrió hacia su cuarto y tardó una media hora en regresar. Llevaba un short de elástico color gris de una tela tipo pans.

– Observa con cuidado, a ver si lo detectas.

Ella parecía preocupada por tratar de que la prenda se viera, más que en pensar con morbo en el hecho de que con sus poses me mostraban todo su culo y bastante cerca.

– ¿La ves?, mira aquí esta el hilo dental.

– No la veo, pero está bien.

– No deberás, la traigo puesta, es la roja.

En ese momento agachó su cabeza hacia delante y empujó su culo hacia mí, estaba a unos 30 centímetros. Su blusa sin mangas rosa se levantó por la postura y observe desnuda parte de su columna, apreciando mejor ahora el contorno de su torneado culo.

– ¿No se ve?

– No, pero…….

– Esta bien, me apena hacerlo pero será rápido, pon atención.

Dicho eso, regresó a su posición vertical, miro hacia el frente, y de espaldas a mí, retrocedió un poco acercándose de nuevo a 30 cms y para mi sorpresa, tomo el short por el elástico y se lo bajo rápido apenas debajo de sus nalgas.

– ¿Lo ves Luis?

– Sí, es el rojo.

En ese momento aprecie desnudo prácticamente el culo de mi hermana, duro, sin estrías, paradito por la postura e incluso detecte un pequeño lunar ligeramente arriba de la mitad de la nalga derecha. Fue muy rápido, no pude detectar nada más.

– Bueno, para que veas que no te engaño, que sé cumplir mi promesa.

Dicho esto, se subió el short, sonrío y se fue a su habitación.

Fue entonces que noté la gran erección que yo tenía, gracias a Dios ella no lo notó por su preocupación porque yo viera la prenda.

Paso el fin de semana de manera normal. Es seguro que ella en ningún momento pensó con morbo en mi. Simplemente quería confirmarle a su hermano que cumplía su promesa.

Yo seguía inquieto toda la semana siguiente, en el trabajo, comiendo con mis amigos, solo y aún en casa con ella. Llegue a la conclusión de que ciertamente ella era una niña de 40 en cuestiones de malicia, encerrada en casa y sin amigos poco sabía del sexo.

Una tarde durante la cena, le pregunte para esperar su reacción:

– Rosario, como es que tienes un lunar en la nalga derecha y yo no lo tengo, ¿de quién lo heredaste?

– No lo sé, yo no lo he visto.

Se paró, fue al baño y regreso pronto.

– Es cierto, no lo había visto por la posición, ¿tu no lo tienes?

– No,

– Quien sabe si será de papá o de mamá.

– Y en la otra nalga, ¿no lo tienes?, me preguntó curiosa.

– No sé, no he revisado.

– Pues revísate.

– Me paré, baje lentamente mi short pero no pude ver.

– A ver, déjame mirar a mí.

Sin darme tiempo, me giró y quede de espaldas a ella, bajo un poco mi short y con su mano sobó mi nalga buscando el lunar. Sentí una electricidad increíble, ella seguía atenta a su tarea.

– ¿Puedo revisar la otra?

– Esta bien.

Subió el short y lo bajo en la nalga derecha, la acarició de igual manera.

Mi excitación fue enorme, de reojo, veía a mi hermana agachada y sentada en el filo del sillón, mirando mi nalga y acariciándola. Su tacto era intenso para mí, estábamos rebasando el limite de lo prohibido y nuestra confianza de hermanos se hacía mayor. No pude evitar una enorme erección del otro lado que mi hermana no percibía.

De pronto, subió lentamente el short y se incorporó.

– Es verdad, tu no lo tienes. Será de algún otro familiar.

– Tal vez.

Ella se quedó pensativa un rato, mientras yo recuperaba el aire y desaparecía la erección para poder volverme a ella.

– Tú eres el mayor, ¿estás seguro de que eres mi hermano?, ¿no seré adoptiva y nunca lo supimos?

– Olvídalo, tienes la cara de mamá y yo los de ella.

– Es cierto, pero ¿cómo estar seguros?

– Tenemos el mismo tipo de sangre.

– Sí pero no será una coincidencia. A ver, ¿tienes algún otro lunar?

– No me he fijado.

– Búscate.

Y empezó la búsqueda, nada en la cara parecido a un lunar, el cuello y los brazos.

– Creo que no.

– Búscate en el pecho.

– Pero traigo playera.

– Quítatela.

Así lo hice, mientras buscaba ella se acercó, y busco con la mirada.

– Aquí está tienes uno justo a un lado de la tetilla, ¿lo ves?

– Sí ya lo veo.

En eso ella se volteó, me dio la espalda, se subió la blusa hasta el pecho y creo que desplazó su sostén un poco para revisar su pezón izquierdo.

– Sí aquí esta. Vaya si somos hermanos.

– Es igual al mío, esta en la misma posición. Ahora yo preguntaba sin morbo, con más intriga por la situación del lunar. Mientras ella buscaba yo me veía mi lunar, apenas un punto oscuro en mi piel blanca.

– Creo que sí, es el mismo.

Entonces regrese a la misma situación morbosa de antes y le pregunte:

– Estas segura de que es igual, ¿verdad?

– Casi, no estoy segura.

– ¿Puedo ver?

– Me da pena, esta justo a un lado de mi pezón,

– Esta bien, no te apenes.

Ella volteó de reojo sin dejarme ver nada pero aún con sus manos en su seno. Me miro directamente a los ojos y me dijo:

– Te dejare ver pero solo un momento.

– No es necesario, confío en ti.

– No, esta bien, eres mi hermano.

Se volteó y mi sorpresa fue grande. Tenía el seno izquierdo descubierto, con la mano derecha sujetaba el sostén hacia arriba y la blusa arremangada, con la mano derecha sostenía en peso todo su seno desnudo y carnoso. El otro seno estaba cubierto.

– No lo veo.

Se acercó un poco y ella también volteo a mirar su seno.

– Mira aquí justo a un lado.

Note sin que ella me viera que su pezón crecía y se hinchaba, evidentemente se estaba excitando, las hormonas hacían su trabajo.

Con más temor que ganas moví mi mano derecha y toque la aureola de su pezón, ella dio un pequeño respingo sin quitar la vista del pezón.

– Lo ves, ahí está.

– Es verdad, creo que sí es igual, puedo tocarlo.

– Si adelante.

Antes de terminar de preguntar si lo podía tocar, ya estaba tocando su aureola. Ella estaba hipnotizada por el momento. Toque a un lado sobre el lunar, su piel era tersa. Acaricie el lunar con un dedo, rozando delicadamente su aureola, ella seguía muda y atenta, sin pensarlo, retire su mano de debajo de su seno, lo cargue yo, con la otra mano baje el sostén y lo cubrí, baje su blusa y ante la mirada tierna de ella le dí un beso en la frente, me volví y fui a la sala.

Sin tardar ella se acercó, se sentó junto a mi lado derecho y se acostó en el gran sillón recostando su cabeza en mi muslo. Yo estaba algo tenso y erecto, por lo que la acomode hacia la orilla y acaricie sus mejillas.

Ella recostada me miraba sonriendo mientras la acariciaba.

– Eres muy bueno, y yo penando que no me querías antes.

– Como no te voy a querer, eres mi única familia.

– Yo también te quiero.

– Luis.

– ¿Qué?

– ¿Tienes tu pene levantado?

La pregunta me sorprendió, pero era cierto, se notaba horriblemente.

– Sí, un poco.

– Creo que está bien levantado. Me dijo dándose vuelta para mirarlo bien pero con la barbilla sobre mi pierna.

– ¿Porqué esta tan levantado? ¿Es por tocar mi seno?

– Creo que sí.

– ¿Te duele?

– Un poco.

– ¿Es porque esta apretado?

– Sí.

– ¿Porqué no lo sacas?

– No es correcto, me daría pena.

– Yo te mostré mi seno porque confio en ti, puedes hacerlo también, confía en mi.

– Aún así me da pena contigo.

– No te preocupes, debe dolerte mucho.

– Esta bien, lo voy a sacar.

Baje el elástico del pans y dejé ver mi boxer, ella seguía la acción sin perder detalle, tome de igual forma el boxer y lo baje despacio, mi pene se atoró un poco pero de inmediato surgió solemne como un estandarte. Estaba rojo y en su punta tenía unas gotitas de líquido.

– Es hermoso, muy grande, muy duro. ¿Así se pone solo con tocar mis senos?

– Si, del mismo modo que tus senos deben de hincharse un poco y crecer los pezones.

– ¿Me crecieron los pezones cuando tocaste?

– Sí.

– ¿Y por qué no los tengo parados como tu pene esta ahora?

– Porque ya no los toque.

– Mira, descúbrete los senos y notarás

como sin tocarlos van creciendo los pezones.

Sin pensarlo, se levantó y se colocó frente a mí de pie y se levanto la blusa, el sostén derecho y liberó su seno. Poco a poco notaba como se excitaba su pezón.

– Es cierto, esta creciendo pero no como tu pene.

– Tócalo y verás como crece.

Sujetó con 3 dedos su pezón y lo acaricio en círculos, de inmediato el pezón se fue inflamando y creció.

– Me gusta verlo parado, es hermoso.

– Ya lo creo que es hermoso.

Ella acariciaba su pezón y yo ligeramente me estimulaba el pene, era un momento muy excitante.

– ¿Lo hago bien?

– Sí, ¿cómo te sientes?

– Un poco rara ¿y tu?

– Más excitado que antes.

– ¿Por qué?

– Porque me gusta verte como te tocas.

– A mí también, me gusta ver tu pene duro.

– Te propongo algo, si estás de acuerdo.

– ¿Qué?

– Yo te toco y tu me tocas, así sentiremos aún más excitación.

– OK.

Cambiamos y primero mi mano toco su seno, era suave, carnoso, nuevo y muy blanco. Ella aún no me tocaba, creo que sentía pena. Yo tocaba ahora su pezón y lo jalaba un poco, ella manifestaba un poco de dolor pero se veía que disfrutaba más aún mi mano que la suya.

Ella miraba mi pene con seriedad pero no se movía. Con mi mano izquierda sujete su mano, la guié hasta mi pene y la acomode alrededor del tronco y ella lo apretó. La deje libre. Ella solo lo sujetaba, así que le indique nuevamente con mi mano que subiera y bajara. Poco a poco agarró el ritmo. Estábamos mudos pero fascinados el uno por el otro.

– Esta muy caliente, ¿es normal?

– Sí, ¿te gusta acariciarlo?

– Sí, nunca antes había visto un pene, menos tocarlo.

Seguimos a un ritmo bajo, yo acariciando su seno, ella mi pene. Comencé a subirle la otra copa del sostén y libere su otro seno, ahora tomaba de la mano ambos pezones y sobaba con mayor soltura. Ella se hincó y fue más cómodo para ambos.

Paso un largo y delicioso momento.

– Me gusta sentirme así Luis, ¿es eso malo?

– No lo creo, yo disfruto igual que tu.

– Me refiero a tocarnos, recuerda que somos hermanos.

– ¿Té molesta tocarme el pene?

– No.

– ¿Te gusta?

– Mucho, me excita.

– Igual me sucede a mí al tocar tus senos, me fascinan, entonces creo que no es nada malo.

– Luis.

– ¿Qué?

– ¿Puedo tocar tus huevos?

– Toca todo lo que desees, solo hazlo con suavidad.

– Creo que no es correcto.

– ¿Lo harías si yo chupo un poco tus pezones?

– Si, pero es un poco incomodo.

– Mira, tú tocas un momento y luego yo mamo un poco de tus pechos.

– OK.

Comenzó tocando tímidamente mis huevos y mi pene, jugaba con gran atención, yo disfrutaba cada estirada, cada caricia. De pronto se levanto y dijo:

– Ahora te toca ti.

La jale despacio hacia mí, provocando que quedará sentada con las piernas abiertas sobre mi pene. Ella traía al igual que yo pans, así que solo sentiría mi paquete.

– ¿No te hago daño?

– No, así sentiremos un poco los dos.

Mientras yo chupaba sus pezones, mordisqueaba sus pechos, ella se movía sintiendo un poco mi pene.

– ¿Te gusta Rosario?

– Sí, me siento muy feliz.

– ¿Por qué?

– Porque ahora sé que tu también me quieres y estoy segura que si somos hermanos.

– ¿Te gusta que mame tus pechos?

– Sí, ojalá lo hicieras siempre.

– ¿Quisieras chupar mi pene?

– No, no estaría bien.

No insistí, seguimos un largo rato y la sentí estremecerse. Nos detuvimos y solo nos acurrucamos, no había nada que decir.

Pasaron un par de días, yo estaba siempre listo y excitado, ella tímida y evasiva.

– ¿Te sientes bien?

– Extraña solamente.

– ¿Por qué?

– Leí en un libro que lo que hacemos se llama incesto y que es ilegal. Podrían llevarte a la cárcel o a mí, yo no lo soportaría.

– Nada de eso, solo curioseamos nuestros cuerpos un poco, además no hay ninguna ley que nos dé cárcel por tocarnos.

– ¿Estas seguro?

– Completamente, recuerda que soy abogado.

– Además, ¿nadie lo sabe verdad?

– Solo tu y yo.

Pasamos el resto de la tarde más tranquilos, vimos TV, salimos al patio un rato, e hicim

os varias cosas por separado en la casa. Como a las 8.30 de la noche, hice de cenar unos huevos y fui a buscarla para convidarle. Toque a su cuarto y le pedí que viniera a cenar. Ella salió al poco tiempo y me alcanzó en la mesa.

– Estaba pensando en el día que nos tocamos.

– ¿Estás bien?, si te sientes mal nunca lo volveremos a hacer, te lo prometo.

– Gracias, creo que es lo mejor.

Cenamos y yo entristecí, pasaron los días y me resistí a cualquier mal pensamiento, al grado que sin darme cuenta me volví un poco frío y evasivo. Rosario, nada tonta, lo detectó y parecía preocupada.

– ¿Té pasa algo Luis?, ya no eres el de antes.

– No hermanita, es solo que me siento culpable contigo.

– No tienes porque, me gustó que me tocaras y tocarte, ahora estoy segura de que no hicimos nada malo, solo era curiosidad.

– ¿Me perdonas?

– Solo si me perdonas tú a mí.

Pasaron los días y volvió la normalidad, la rutina. Para mejorar comencé a salir con Diana, una buena amiga que me procuraba y paseamos, cenamos y nos divertimos.

Rosario seguía al frente de la casa, me mimaba mucho pero seguíamos distanciados.

Cierto día invite a Diana a casa a cenar y pareció hacer buena amistad con Rosario, yo estaba más tranquilo. Ellas platicaban y discutían de flores, pájaros y ropa. La noche pasó rápido y fui a llevar a Diana a su casa.

– Tu hermana me cayó muy bien.

– Creo que tu también le agradaste.

– ¿Lo crees?

– Creo que sí, ella es tímida y casi no sale de casa, mucho menos habla con nadie.

– Se ve de lo más agradable.

– Gracias.

Nos despedimos y regrese a casa. Rosario ya había recogido todo, brillaba la mesa y la cocina. De pronto la vi dormida junto a la TV y me acerque a ella. La cargue con cuidado y la lleve a su cama, le quite las pantuflas y la abrigue con la cobija. Al apagar la luz de su lamparita “de flor” me sorprendió.

– Luis.

– Duérmete, mañana hablamos.

– ¿Quiero preguntarte algo íntimo?

– Pregúntame.

– A ella, ¿la tocas algunas veces?

– ¿Creo que sí?

– ¿La has tocado o no?

– Sí un par de veces.

– ¿Y te gustó?

– No tanto como a ti, ahora duérmete.

– Gracias.

Salí de la habitación bastante desconcertado pero más tranquilo. En la mañana, desperté muy temprano, era sabadito alegre. Me puse un short y salí al patio, vi que el césped estaba algo largo así que fui a la bodega por la podadora. Le di un poco de mantenimiento, la cargue con gasolina y tras unos jalones, arrancó con fuerte ruido, la empuje y comencé a podar.

Al cabo de unos minutos Rosario me llamó golpeando un vidrio de la ventana con algún objeto, no le preste atención, seguí absorto en mi trabajo y de espaldas a la casa. De pronto sentí una mano en mi hombro, apagué la máquina y voltee a ver que quería.

– ¿Por qué cortas el pasto tan temprano?, me despertaste.

– Lo siento, no me di cuenta de la hora.

– ¿Quieres desayunar algo?

– Nada gracias.

– Entonces me voy a bañar, después te aviso para desayunar juntos.

– Esta bien, mientras termino aquí.

Al voltearse y caminar de regreso a la casa, note que la larga camisa rosa, que usaba para dormir estaba subida de atrás, mostrándome sus bellas nalgas apenas cubiertas por un bikinito rojo.

Cautivado por aquel recuerdo, termine mi trabajo y me disponía a recoger el césped cortado con la rejilla. En eso veo a Rosario en la puerta del vidrio corredizo, envuelta en una breve toalla.

– ¿Qué sucede?

– No lo sé, el agua esta helada.

– Debe ser el calentador, enseguida lo arreglo.

Me dirigí a revisar el aparato y note de inmediato que se había apagado el piloto. Le pedí que me trajera unos cerillos y algo de papel, mientras yo cambiaba el tanque de gas.

– Aquí están los cerillos pero no hay papel.

– Esta debajo del asador, pásame el más viejo y amarillo que veas.

Dicho esto, camino envuelta en su toalla rosa hasta el asador a unos dos metros de mí.

– ¿Dónde dices que está?

– Abajo, dentro de la bolsa de plástico negro.

– Ah, ya los encontré.

En eso, al agacharse, me brindo una vista hermosa de su culo, completamente desnudo, y como su postura era tot

almente en escuadra (90 grados) denote ligeramente un hermoso paisaje.

Me puse a mil, sin embargo continué mi faena. Encendí el calentador y ella regresó al baño. Termine de recoger, solo faltaba un poco de barrer aquí y allá y listo.

Entre a la casa, me quite la camisa y todo sudado me senté en el sofá. Encendí la tele y ella salió del baño, me regalo una larga sonrisa y se perdió en su cuarto.

Poco después de la comida, nos sentamos a ver TV, ella se sentó en la alfombra justo delante de mí, así que tome sus hombros y los masaje con gusto. Ella disfrutaba del masaje y de pronto preguntó:

– Recuerdas lo que me preguntaste aquel día.

– ¿Cuál día?

– El que nos tocamos.

– No, ¿qué te pregunte?

– Que ¿si quería chupar tu pene?

– A sí lo recuerdo, dijiste que no y esta bien, lo comprendo.

– Te mentí, me moría de ganas de probarlo pero me dio mucha vergüenza.

– No tiene porque, yo chupe tus senos.

– Sí pero los pechos de la mujer están hechos para eso, para dar leche y que los chupen, y el pene del hombre no, ese sirve solo para el sexo.

– Yo te lo ofrecí para que probaras y no tuvieras curiosidad, no para tener sexo contigo, eres mi hermana ¿lo recuerdas?.

– No lo había pensado así. ¿Diana te lo ha chupado?

– No, hasta hoy ninguna mujer lo ha hecho, no me gusta.

– Y ¿por qué me lo ofreces a mí?

– Es diferente, es algo muy íntimo y tú eres mi hermana, no confío en nadie más.

– Si quisiera chuparlo en este momento, ¿me dejarías hacerlo?

– No, debo asearme un poco, estoy todo sudado.

– No importa, yo lo aseare solo déjame traer agua, unas toallas y un poco de jabón.

Sin darme tiempo de nada, se levantó y corrió hacia la cocina, regresando con un traste de agua, unas servilletas y un pequeño jabón de adorno.

– Déjame encargarme, quedará reluciente.

– No es necesario, déjame bañarme y volveré.

– No, soy tu hermana y quiero hacerlo.

Después de acomodarse frente a mí y de rodillas, bajó mi short para lo cual yo me levante un poco y salió mi pene ya algo duro, lo sujeto e inicio a lavarlo con sumo cuidado. Poco a poco el pene creció y creció, comenzó a cambiar de color a un rojo intenso.

– Creo que está listo, ahora quiero probarlo.

Se inclino un poco y lo tocó con la nariz, abriendo su boca lo chupo ligeramente por un lado, luego por el otro, daba unos lengüetazos por todos lados. De pronto se puso enfrente y observó con atención la cabeza.

– Tienes unas gotitas, ¿es semen?

– No, es líquido para lubricar que sale por la excitación.

– ¿Puedo probarlo?

– Chupalo despacio, como si fuera una paleta.

Lo sujeto y tímidamente toco con su lengua aquellas gotas ya más abundantes, se retiro un poco para saborearlo y regresó, se introdujo toda la cabeza en su boca y comenzó a chupar. Sujete suavemente su cabeza, indicándole que subiera y bajara para hacer más profunda su mamada. Ella entendió de inmediato y comenzó a darme una mamada como nunca la había disfrutado.

Pasaron varios minutos y sentía venirme, trate de retirarla un poco pero sin éxito, estaba mamando frenéticamente.

– Sepárate Rosario, voy a venirme. Ella seguía pegada en su faena.

– Voy a aventar mi leche, quítate o te la tragarás.

No hizo caso, de pronto con fuerte espasmo vacío toda mi leche atragantando a Rosario, ella no dejaba de succionar y pasar mi semen, termine y ella seguía, limpiaba todo vestigio de semen.

– Que rico sabe Luis, nunca pensé que me gustara la leche y menos tuya.

– Quiero tomarla todos los días si no te importa.

– Claro hermanita con una sola condición.

– Claro, ¿cuál?

– Que después de tomar mi leche, me dejes tomar la tuya.

– Pero si no tengo leche aún.

– Es verdad, entonces solo déjame chupar tus pechos.

– De acuerdo.

Esa noche me mamó unas 3 veces más y yo me dí gusto con sus pechos.

Al día siguiente en la mañana me levanté solo con mi bata de baño y fui a tomar algo de agua, en eso estaba cuando Rosario pasa rumbo al baño y dice

– ¡Buenos días¡

– ¿Cómo amaneciste?

– Bien hermanito ¿y tu?

– Sedie

nto, ¿me podrías dar un poco de leche?

Sonrió y se acercó a mi envuelta por su camisola rosa.

– ¿De cuál leche quieres?

– Tuya

– Espera un poco, no traigo nada debajo

– No importa, solo quiero tu leche.

La acerco un poco y me hinco, levanto su camisa y observó un monte negro y peludo, con cabellos brillantes rodeado por un ombliguito sensual y unas piernas magnificas. Ella estaba un poco nerviosa pero subí rápido hasta sus pechos. Los chupe deliciosamente mientras la sujetaba tiernamente de su cintura. Ella acariciaba mi cabellera mirando hacia arriba. Me devore sus pechos deliciosos, entonces acaricie sus nalgas sin recibir ningún reproche, las apreté y masaje varios minutos, así me dirigí con la derecha hacia ese monte espeso.

Llegue sin resistencia, acaricie el pelaje, los estire un poco y sentí su separación, me jalo hacia arriba y dijo

– Es mi turno de almorzar hermanito, déjame comerte ese enorme chorizo.

– OK.

No importaba nada, ella mamaba como frenética, movía la cabeza hacia delante y atrás y chupaba duro, me exprimió en pocos minutos, bebió toda mi leche y se levanto satisfecha.

Después de varias semanas, la intensidad de aquellos encuentros disminuyó, no me permitía nada fuera de sus pechos.

– Que tienes Luis, ¿té molesta algo?

– Sí, mira la casa, esta tirada, el jardín descuidado, tu cuarto desecho y tu muy descuidada. Cuando regrese no quiero ver esto así, ¿entendiste?

– Sí, pero..

– Sin peros, si algo no esta en su lugar te las verás conmigo.

– Pero no te enojes…

– No quiero pretextos.

Al minuto me arrepentí, pero me sostuve y salí a trabajar. Regrese tarde pues me tome un café en un restaurante para calmarme y meditar. Al llegar la casa estaba como espejo, se percibía en penumbra unas ligeras flamillas de velas, eran aromáticas, olía delicioso. La cena era de lujo, pavo, puré y algo de espagueti, ciertamente era una excelente cocinera.

Ella estaba sentada en la mesa, llevaba un vestido discreto y elegante, negro con arreglos brillosos y dorados, un escote modesto pero torneando la forma de sus senos y su pelo desarreglado pero hermoso. Quede de una pieza.

– Hola hermanito, no quiero que te enojes, seré obediente y buena. Haré lo que tu me pidas, pero no te enojes conmigo, pégame si te moleste pero no te enojes.

– Discúlpame, fui muy tonto, es solo que no me gusta ver la casa y a ti tan descuidados, discúlpame por estar molesto.

– No la culpa es mía, te propongo un trato.

– ¿De qué se trata?

– Cenamos juntos y sin pelear y al terminar, como hacía papá con nosotros cuando hacíamos travesuras, me das unas nalgadas y listo.

– Pero papá nunca te golpeó, además yo no soy papá.

– Es verdad, pero a ti sí yo lo vi en varias ocasiones. Se que no eres papá pero te quiero mucho y quiero ser una chica obediente.

– Esta bien cenemos.

La cena fue agradable, no discutimos, reímos y platicamos de todo. Al terminar me senté en el sofá exhausto, encendí la TV y en ese momento se acercó Rosario.

– Nada de tele, primero mi castigo.

– Rosario, yo no pue….

Sin darme tiempo de proseguir se levanto el vestido, bajo su bikini rojo y se acostó boca abajo en mis piernas. Me quede serio.

– Por favor hermanito, pégame por ser mala.

– No puedo no soy papá.

– Pégame por favor.

– Podría lastimarte y no quiero.

– Prometo que si me pegas seré aún mejor.

Sin muchas ganas le di una nalgada un poco fuerte, su glúteo enrojeció y ella gritó.

– Listo, ya esta.

– No, pégame como te lo hacía papá, recuerda que fui mala.

Le di varias nalgadas y ella gritaba. Con una mano separé un poco sus nalgas y observe mientras la nalgueaba su hermoso y rozado ano, seguí pegándole aunque más despacio, su culo era como un tomate, le dí unas nalgadas más y termine.

– Listo, eso será suficiente.

– Sí, seré más buena. ¿Podrías ahora sóbarme un poco?, es que me duele mucho.

Comencé a sobar su hermoso culo y notaba como ella permanecía quieta, separe sus nalgas y acaricie su ano rozándolo con mi dedo, ella solo temblaba, lo hice por uno o dos minutos y de pronto se movió un poco hacia delante levantando un po

co más su culo.

– Aún me duele, puedes sobarme más abajito, please.

Baje mi mano y llegue a una zona llena de bellos, los masaje, los jale y seguí un poco más allá. Sentí de pronto un olor a sexo que me dominaba, sentí la humedad de su vagina ante mis dedos curiosos, roce y roce aquellos labios, Rosario se movía muy despacio, disfrutaba mucho. Introduje un poco mis dedos y tope sorprendido, ¡mi hermana era virgen!.

Seguí masajeando sus labios pero sin entrar profundo, ella comenzaba a gemir levemente.

– ¿Quieres que siga sobando o esta bien?

– Sigue, sigue, no te detengas, no hables, castígame.

Al escuchar esa palabra “castígame”, me anime y recorrí todo su culo, sus piernas, su vagina, todo. Regrese al ano y coloque un poco de saliva junto a él, introduje un dedo solo un poco y ella apretó, seguí metiendo y sacando mi dedo, ella apretaba. Recordé traer un bolígrafo en mi camisa, era gordo y largo, redondeado de las puntas, así que lo tome y lo acerque. Ella sintió en su ano lo frío del metal, solo respingo un poco, introduje el bolígrafo y seguí, ella lo disfrutaba, su ano se fue dilatando y creció, también crecieron sus gemidos y sus movimientos de culo.

Ayudándola con mis manos, la levante y la acomode de perrito en el sofá, ella sostenía el vestido levantado y su culo disponible, la cabeza la metió sobre los cojines inclinándose un poco más. Me puse de pie y le dije.

– Rosario te has portado muy mal, tengo que castigarte.

– Sí hermanito, dime y obedeceré, pégame y obedeceré.

Me baje los pantalones sin que ella lo percibiera, saque mi verga que estaba a mil y la acerque a su ano, la lubrique acariciando su vagina y presione un poco sobre el ojete.

Ella se asustó, se arrojo para adelante y trato de huir, la sostuve un poco pero se libero, corrió a mi cuarto por ser el más próximo y llegue antes de que pudiera cerrar, la vencí y corrió al closet, me desnude, abrí y ella salió llorando.

– Hermanito, ¿qué me vas a hacer?, no quiero, pídeme lo que quieras, tócame pero no eso, por favor.

– Dijiste que obedecerías.

– Pero eso no, eso es incesto.

– ¿Quieres vivir aquí?

– Sí pero….

– Entonces sobre la cama y en cuatro patas, obedece.

Lentamente obedeció sollozando un poco, me acerque y acaricie su vagina, lubrique su ano y empuje un poco, ella estaba tensa, la cabeza entró, lo demás fue esperar un poco. Mientras ella estaba inmóvil, yo disfrutaba el espectáculo, aún con el vestido pero sin su bikini, yo observaba descubierto su enorme culo para mi solito, acariciaba su vagina y ella solo estaba alerta.

Entonces comencé a meterla poco a poco, escapaban unos pequeños gases, hasta que conseguí chocar mis huevos con su culo, estaba ensartada hasta adentro, su culo era mío.

– ¿Te dolió hermanita?

– Un poco.

– ¿Te gusta sentirme dentro?

– No.

– ¿Por qué?

– Porque eres mi hermano.

– ¿Quisieras que fuera alguien más?

– No.

– ¿Entonces?

– Pensé que solo querías jugar un poco y tocar, no esto, me dueeee………..lllllleeee.

Comencé a bombear poco a poco, mis huevos chocaban con su culo, era hermosa la vista, se escuchaba el chasquido húmedo del bombeo, ella solo pujaba. Estuve mete y saca como un loco, masajeaba su culo, era mío, su primer penetración anal total, su cola era toda mía. Me vine dentro de ella, ella solo lanzó un pujido, observe que al sacar mi pene, chorreaba su ano una pequeña mezcla de semen con sangre. Creo que la irrite un poco por lo estrecho que estaba y lo violento de las acometidas.

– ¿Ya terminaste?

– Sí, ¿te dolió mucho?

– Solo un poco.

– ¿Me dejarás después cogerte por el culo?

– No lo sé, si tu quieres pero con una condición.

– Seguro, ¿cuál?

– Que cortes a Diana y cualquier otra chica.

– ¿Por qué?

– Si voy a ser tu mujer, quiero ser la única, solo me cogerás a mí, a nadie más.

– ¿Mi mujer?, eres mi hermana.

– Ahora también soy tu mujer para bien o para mal, me cojeras cuando desees y yo te mamaré cuando se me antoje, ¿estamos?

– Estamos, per…..

– Nada de peros, soy tuya y tu mío, como si estuviéramos casados ¿OK?

– Si pero mis amigos, te conocen.

– Busc

aremos con calma y nos mudaremos a otra ciudad, ahí seremos esposos.

– Esta bien, pero una cosa.

– ¿Qué?

– ¿Me dejas metertela de nuevo por el culo?

– Aún me duele.

– Solo una vez.

– Esta bien, metemela pero esta vez rápido, cojéeme como si me estuvieras violando, rápido y brutalmente, siempre quise ser violada por ti.

Sus palabras me excitaron mucho, la tome del pelo, le ordene que se desnudara, le arranque el sostén y la empuje hacia la almohada, le dí unas nalgadas que pusieron rojo su culo, la levante y la puse contra la pared, levante un poco su culo y lubrique mi verga con su vagina pero sin entrar, aún era virgen.

Empuje sobre su ano aún dilatado y entre sin mayor problema, ella se movía a los lados, fingía querer escapar y yo la sometía, la doble hacia delante y la embestía con violencia, ella gritaba, me senté en el borde de la silla y ella sobre de mí, acomode mi verga en su ano y la metí, ahora ella era quien cabalgaba mirándome directamente a los ojos.

– ¿Te gusta por el culo?

– Comienza a gustarme hermanito. Aún no soy muy buena, solo dame tiempo.

– ¿Qué te gustaría que te hiciera?

– Que me des unas nalgadas y dos bofetadas para que me ordenes que te mame.

– ¿Porque quieres que te pegue?

– Porque quiero que me violes, me golpes, me rompas el culo, me arranques la ropa y me hagas sentir feliz.

Y así fue, unas veces tierno y seductor, otras violento y agresivo.

Fuera de la casa era la mujer más feliz y sumisa, elegante y seria, recatada y madura, pero en nuestra casa era dominante, sensual y cada vez más profesional.

Nuestra vida continua, yo tengo 44 y ella solo 27, hacemos de todo juntos y creo que ahora yo soy quien depende de ella. Cambiamos de ciudad, iniciamos una nueva vida, es hermosa, sexy, caliente, obediente y mi hermana, solo puedo decir que soy muy feliz.

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El diario íntimo de una mujer revela la evolución en las relaciones con su hijo

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El diario íntimo de una mujer revela la evolución en las relaciones con su hijo, hasta contar el momento en que se acuestan.

Han transcurrido unos años desde la muerte de mi madre y casi por casualidad, descubrí su diario en un doble fondo de un cajón. Lo componen cuatro pequeños volúmenes de los cuales he extraído parte, dándole un formato de narración, transcribiendo los párrafos completos y cuando no ha sido posible, siendo fiel al estilo de la autora.

Antes de empezar con el relato voy ha describir a mi familia cuando corrían los años 70 en España. Mi padre era militar, hombre de fuerte convicciones morales, jovial y cariñoso con su mujer y su único hijo, algo mayor que su mujer, un buen padre en resumen, tenía la ilusión de ahorrar lo suficiente para poder comprarse un barco y disfrutar del mar, que era su pasión,. con su familia en los veranos.

Mi madre era una mujer de 40 años, enamorada de su marido y esencialmente feliz con el papel de esposa y madre, una mujer que aún se sabía hermosa, fiel, inteligente y segura.

Y quedo yo, un chico de 18 años, terminando el bachillerato para ingresar en la facultad de medicina y darles el gusto a mis padres, como así ha sido, reprimido sexualmente como lo estaba el país en esos años.

En resumen éramos una familia típica de la clase media española. Con las ilusiones y frustraciones de la época que nos tocó vivir, por lo que quizás sea conveniente pasar directamente con el relato.

Hoy he tenido que volver ha coger dinero de la caja de seguridad para poder llegar a fin de mes, no me puedo permitir otra discusión con Juan por el mismo motivo, sería un fuerte golpe descubrir que su mujer le ha vuelto a fallar, no tenía que haberme pasado comprando caprichos innecesarios, sí pudiera los devolvería, tengo que hablar con mi hijo y explicarle que me he visto obligada, espero que lo entienda y me ayude.

Todo ha salido bien, he justificado el gasto con una factura del colegio por material, que me trajo Eduardo, no sé cómo la ha conseguido, Juan se lo ha creído aunque comentó que le parecía excesivo, juro que será la última vez que me meto en problemas de este tipo. Le he dicho a mi hijo que ha demostrado ser todo un hombre, para agradarle, me contestó que lo único que se ha demostrado es que le habíamos mentido a su padre, me ha hecho mucho daño.

Cada día que pasa me siento más orgullosa de mi hijo, se está convirtiendo en “un guapo mozo”, no sé si es por mirarlo con ojos de madre, pero no logro verle ningún defecto, es adorable, cada día lo quiero más, soy incapaz de negarle nada y Juan tampoco, no sé cómo me va a sentar cuando traiga una novia a casa, en fin quedan unos años, espero, tengo que ir asimilándolo es ley de vida.

Me tiene preocupada, hoy he descubierto revistas pornográficas en un cajón de su cuarto, y en su ropa interior había restos de semen, se lo he comentado a Juan para que le reprenda, porque es un tema que debe solucionar él como padre, pero no ha querido darle importancia, dice que es normal y no hay que escandalizarse, no estoy de acuerdo, me parece vergonzoso, no quiero que mi hijo se convierta en un obseso.

No sé si son imaginaciones mías pero hay veces que me da la impresión de que se fija en mis pechos y en mis piernas, haciéndome sentir incómoda, se lo he vuelto a decir a mi marido y me ha comentado que no me preocupe, que está creciendo y como la única mujer de la casa soy yo, es con la que puede satisfacer su curiosidad. Sigo pensado que debe hablar con Eduardo y prohibirles las revistas, ya tendrá tiempo cuando se case de mirar a su mujer todo lo que quiera.

Eduardo cada día está más cariñoso e ilusionado con las vacaciones, ya no me preocupa tanto sus miraditas, me estoy acostumbrando y ahora pienso que no es tan grave.

Hace unos días que no escribo, desde que estamos de vacaciones, este año hemos arrendado una casa en Punta Umbría, a pocos metros de la playa, por mediación de un amigo de mi marido. Lo estamos pasando muy bien, es una pena que Juan tenga que volver a Sevilla, me quedaré sola de lunes a viernes, si tiene servicio el fin de semana será peor, si por mí fuera me iba con él, pero Eduardo se está divirtiendo mucho y Juan no quiere que volvamos hasta que no empiece la universidad, así no dejamos la casa y podemos seguir disfrutando los fines de semana. Hace un par de días vimos a mi hijo con unas muchachas, a mí me parecieron de más edad que Eduardo y vulgares, Juan se rió de mí y me acusó de celosa, no son celos, sólo que me da coraje que con lo que vale, lo engatuse la primera que llegue.

Eduardo se ha presentado con las manos hinchadas, se puso hacer submarinismo con unos amigos y le ha picado una medusa o algo urticante, él medico le ha vendado las manos y me ha comentado que se las quitará en 8 o 10 días, si no se le infectan las ampollas. La situación es incómoda y un poco delicada, tengo que darle de comer, lavarlo etc.

Hoy en la ducha tomé mi papel de enfermera con profesionalidad, lo enjaboné. Tiene un cuerpo imponente y aunque está feo que lo diga su madre, ¡lo bien dotado que está!, va hacer feliz a cualquier mujer. Él parecía un poco avergonzado y yo estaba nerviosa, después pensé que era la primera vez, las siguientes serían menos embarazosas.

La ducha se ha convertido en un momento turbador, Eduardo se le nota que disfruta, cuando le enjabono sus partes no llega a excitarse completamente, pero el aumento de su miembro es evidente, dudo en comentárselo a Juan este viernes.

Hoy me dijo que le tirase de su piel para atrás, porque llevaba unos días sin limpiarse en condiciones, había empezado a oler y además podía infectarse, lo dijo muy serio, mirando fijamente los azulejos, no he tenido más remedio que acceder, no veía ningún motivo para negarme, se la cogí con la mano izquierda, estaba semirígida, inconscientemente se me aceleró el corazón, noté en mi mano cómo se iba hinchando mientras lo lavaba, cuando lo estaba secando, el bulto estaba casi totalmente erecto, volviendo a su estado normal en poco tiempo. Si soy sincera, no puedo decir que haya sido desagradable y precisamente por eso me siento culpable.

Ya se ha marchado Juan, no le he comentado nada, probablemente por mi complejo de culpa, pero si esto sigue así, primero, tendré que poner remedio y segundo, la semana que viene se lo contaré a mi marido.

Estoy nerviosa, tengo un desasosiego, si soy sincera ya no es por mi hijo, es por mí, cuando hemos hecho el amor, me venía a la mente el miembro de Eduardo, intentaba concentrarme con cualquier otra cosa que me excitase pero inevitablemente en los preludios del clímax, recordaba el pene creciendo en mi mano, he tenido orgasmos de mayor duración e intensidad que los normales, hasta mi marido se sorprendió, comentando con sorna “cómo se nota la abstinencia de la semana reina”. Quedan dos duchas antes que le quiten las vendas.

Entré en el cuarto nerviosa, cuando me decidí a mirarlo, estaba casi erecto, se lo enjaboné dando por concluido el baño, me dijo “límpiamelo bien mamá”, me indigné replicando:

¡No! ¡Es vergonzoso! Y señalándole sus partes ¡Y con tu madre!

Se puso rojo como un tomate, Soy un hombre y no lo puedo evitar, siento que sólo estés tú.–lo dijo casi llorando.

De golpe sólo vi a mi niño, a mi niño pequeño, intenté acercarme pero me echó con un sonoro:

¡Vete!

Estuvo todo el resto de la tarde seco y cortante conmigo. Por la noche lo llené a besos, le dije que perdonara, que soy una antigua, mañana se lo iba a lavar muy bien, que era mi rey. No puedo verlo enfadado, me rompe por dentro.

Por la mañana estuvo muy amable, a última hora de la tarde estaba esperándome, llevaba puesto una camiseta blanca muy fina y una falda, lo enjaboné a fondo, estábamos bromeando pero cuando tenía su pene en mi mano nos quedamos en silencio, se le irguió casi instantáneamente, no quise darle importancia, miré a mi hijo con la intención de tranquilizarlo, tenía sus ojos clavados en mis pechos que se transparentaban levemente donde había salpicado el agua, se me subieron los colores, su respiración era entrecortada, mis pezones decidieron ponerse erectos, me volví asustar. Cuando le estaba secando notaba el tacto de su mirada en mis pechos, salí del cuarto de baño inmersa en el mismo silencio.

Hoy le han quitado las vendas, he suspirado, me quito un peso de encima, no me gusta el cariz que estaban tomando las dichosas duchas, en fin ya ha pasado y todo debe volver a la normalidad, estoy deseando que vuelva Juan, esta semana tiene

servicio y quedan muchos días.

Mi marido tiene razón, me pongo celosa, fuimos a la playa, Eduardo no quiso dejarme sola por lo que se quedó con sus amigos al lado de mi sombrilla A mis cuarenta años todavía atraigo, se me acercó un muchacho en la treintena, Eduardo lo observó por unos minutos, cuando me di cuenta tenía a mi hijo al lado.

¿Te está molestando? No.-contesté para evitar problemas De todas formas, me voy a quedar un rato”-se sentó. No me voy a comer a tu mami chaval –exclamó impertinentemente el desconocido.

Mi hijo se puso de pié enfrentándose al extraño.

Ni yo lo voy a permitir, por lo que deberías seguir tu camino –le contestó mi hijo con firmeza. Vale león, no me arañes, quédate con tu leona.

Cuando se acomodó a mi lado tenía las facciones tensas, le abracé susurrándole al oído

No necesito a tu padre para sentirme segura

Me sonrió dándome un beso en la cara, conversamos durante un rato hasta que se reintegró al grupo de amigos y amigas que lo recibieron con silbidos y bromas por el incidente. Las carnes se me salían del bañador, era la madre más orgullosa del mundo, me quede mirándole embobada.

Me percaté de que una de sus amigas centraba toda su atención en mi Eduardo, era una muchacha rubia y si fuese imparcial bastante bonita, sentí una animadversión inmediata, sus burdos intentos de seducción me irritaban, estaba celosa, creo que todas las madres, tarde o temprano, sienten celos de que otra mujer la aparte de la atención de su hijo.

Ayer noche estábamos sentados en el diván viendo un anodino programa de televisión, en la cena mi hijo no dejó de mirarme los pechos, llevaba puesto un vestido escotado, no me sentí incomoda más bien halagada, habíamos abierto una botella de vino por lo que el ambiente era distendido, entre broma y broma me puse acariciarle el pelo, se puso mimoso, recostándose más en el sofá, me bajó la mano a la cara y después al pecho, con alarma descubrí que intentaba ponerla encima de su abultado sexo, la retiré.

Anda mamá acaríciame. ¡Ahí no, es indecente!. Y a ti qué más te da, se buena. ¡Te he dicho que no!. Anda hazme ese favor, me apetece mucho – mientras hablaba se acariciaba muy despacio por encima de las calzonas. ¡No! ¡no insistas y esto se lo voy a decir a tu padre!. Pues díselo, yo también le contaré un par de cosas. ¿Qué insinúas? Tú sabes lo que digo. ¿Me estás haciendo chantaje, a tu madre? Llámalo como quieras pero acaríciame. — me había puesto de pié e intento sujetarme por el brazo.

Di un paso atrás replicándole con rabia.

¡Pélatela tú solo!.

Salí enfurecida y me encerré en mi cuarto. He estado llorando y ahora a las tantas de la madrugada, estoy confusa y dolida. Tengo que hablar con Eduardo y poner las cosas claras.

¿Dónde estás Juan? Dónde estás, ahora que tanto te necesito.

Desde esta mañana hasta después de cenar no nos hemos cruzado palabra, yo estaba irritada y él indiferente, la cena ha sido tensa hablando lo justo, mientras recogía la mesa escuché cómo encendía el televisor, respiré hondo y me dispuse a tener la charla con mi hijo.

Tenía el discurso preparado pero no se desarrolló como pensaba, me rebatió cada unos de mis argumentos, que me lo tomaba a la tremenda, que simplemente era un favor que me pedía, me mantuve firme, su tono fue amable y cariñoso, no logré que se sintiera culpable en ningún momento. Estábamos en punto muerto por lo que cambio de actitud.

Cuándo te he hecho falta te he ayudado, sufrí para traerte una factura con la firma del director, porque sabía si no era así papá se daría cuenta, ¿sabes que es delito lo que hice por ti? Y ahora te pido un pequeño favor y te niegas, yo no soy un mal hijo, tú eres una mala madre. ¿Mala madre? Si accediese a lo que me pides, sí sería una mala madre, lo que me pides es de degenerados. Me da igual, si soy un degenerado, pues bien, lo soy, y este fin de semana papá se va ha enterar que tiene un hijo degenerado y una mujer ladrona.

Me derrumbé, las lagrimas corrían por mis mejillas, intentó abrazarme y me resistí, pero m

e quedaban pocas fuerzas, me besaba en las mejillas diciéndome:

No quiero estar enfadado contigo. No me hagas pasar por esto. En la ducha te gustó No Éstas no decían lo mismo. — intento tocarme un pezón con un dedo, lo aparté. Venga acaríciame. Pero no me toques

Asintió con la cabeza mientras se recostaba con los párpados cerrados. Le acaricié el pecho, poco a poco fui descendiendo, le agarré el miembro por encima del pijama, se lo bajó a media pierna, le miré al pene, estaba hinchado, cerré los ojos y empecé a masturbarlo, notaba cómo se aceleraba su respiración, aumenté el ritmo y de pronto exploto, salí casi corriendo encerrándome en mi habitación, me tiré sobre la cama rompiendo a llorar desconsoladamente, inconscientemente me limpiaba el semen en las sabanas.

Se ha vuelto a marchar Juan, ha notado que estaba un poco apagada, ¿Cómo le cuento que he masturbado a su hijo tres veces esta semana?

Eduardo está siempre pendiente de mí, me hace los recados, me ayuda con la casa, es como si me quisiera compensar por los “favores”, nuestra relación se está normalizando, no lo masturbo todas las noches, unas tres veces por semana, ahora quiere elegirme la ropa, algunas veces no tengo mas remedio que acceder, le encantan los camisones finos y cortos, suele pedírmelo en la siesta, mi marido llega del cuartel sobre las seis de la tarde (habíamos vuelto de las vacaciones). Me da un beso en la mejilla y se tiende en la cama, normalmente lo encuentro desnudo con la luz encendida, desde que entro en su cuarto me recorre con la mirada, me siento en el borde de la cama, empiezo muy lentamente, me suele subir el camisón o la falda hasta la ingle. Ahora está empeñado en que me quite el sujetador.

¿Qué siento? Culpabilidad ¡ Sí ! pero me excito, no lo puedo evitar y él lo sabe, los pezones se me marcan, hay días que casi espero que me llame, me siento sucia.

Juan me ha comprado un vestido precioso para una cena de despedida con los compañeros (mi padre se marchaba por razones de trabajo un mes al extranjero), mi marido estaba muy ilusionado, me arreglé a conciencia, quería agradarle, Eduardo me contempló y vi en sus ojos que le gustaba, cuando se despedía me susurro al oído “estás preciosa”.

La noche fue muy agradable, conversamos con antiguos amigos y a la vuelta recogimos a mi hijo en el centro, en el rellano de la escalera sentí una mano recorriéndome el culo, intentando introducir un dedo entre mis nalgas, mi marido estaba abriendo la puerta, la aparté de un manotazo, Juan preguntó extrañado. ¿Qué pasa? Nada, un mosquito que parecía un caballo.-respondí un poco alterada. Los grandes no pican.-contestó distraídamente.

A la mañana siguiente he intentado reñirle, insistiendo en la regla de no tocarme y menos delante de su padre, me ha vuelto a amenazar con contar lo de la factura, le he suplicado consiguiendo arrancarle una frágil promesa, pero a cambio de ceder que en el tiempo que estuviese fuera mi marido, me pondría lo que él quisiese y me podría besar en la boca, he aceptado.

Hace unos días fuimos a comer con los abuelos, me había elegido un conjunto de blusa y falda tableteada de mi vestuario, todo se iba desarrollando normalmente, mientras mi suegro se retiró a descansar, nos quedamos conversando con mi suegra, cuando me di cuenta que me hacía imperceptibles gestos para que le enseñase las bragas, no me quise dar por aludida, se metió en la conversación derivándola hacia lo buena persona que era su padre y que debía de tener más cuidado con las personas que tenía alrededor porque se aprovechaban de su confianza.

Mi suegra, como no, intentó meterle los dedos sorprendida por su comentario, con un gesto que pareciese casual descrucé las piernas y separé un poco las rodillas, la abuela le seguía insistiendo para que se explicase, él daba largas, cogí el bolso y con la disculpa de rebuscar en su interior, abrí las piernas. Eduardo como si claudicase, inocentemente, comentó que no debería haber permitido que lo eligieran para este viaje, que siempre le tocaba lo que nadie quería etc., mi suegra se echó a reír, le dijo que no se preocupase que a Juan no era fácil engañarlo, lo ocurría es que estaba dolido por la ausencia de su padre, la vida militar era así, ella lo sabía bien que estuvo casada 35 a

ños con uno, dando por terminado el tema. A partir de ahí, de vez en cuando buscaba la ocasión de separar las rodillas de forma que pareciese casual, mi hijo no comentó nada más.

Ha sido la primera vez que me exhibo delante de alguien que no fuera mi marido, en un principio me sentía incomoda, principalmente por la presencia de la beatona de mi suegra y paulatinamente, según fue pasando el pánico, me gustó sentir la complicidad entre el que observa y la observada. Mi hijo está sacando de mí , lo que yo nunca me podía imaginar.

Ayer sábado, cuando volvió de jugar al baloncesto con los amigos, me encontró en la cocina, me saludó cariñosamente, piropeándome sobre lo guapa que estaba, se acercó por detrás, me pidió que me quitase el sostén y me desabrochase los dos primeros botones del vestido enterizo que llevaba puesto. Consideré inútil negarme, por lo que pase al dormitorio, cuando terminé de guardar el sujetador, me fui abotonando el vestido delante del espejo, dejando los dos ojales superiores libres, me percaté de que por pequeña que fuera la inclinación se me veía el pecho sin dificultad, estiré la tela todo lo que pude y me dirigí a la cocina, Eduardo estaba en su cuarto escuchando música. Durante la comida se recreó con mis senos, sabía que estaba excitado, había estado provocando situaciones para contemplarme a gusto, pero cuando terminamos de almorzar se fue a su cuarto, me dejó perpleja, transcurrió una hora cuando terminé con las tareas de la casa, me sorprendió en el pasillo aprisionándome contra la pared.

Me prometiste no tocarme.-balbuceé. No te voy a tocar, sólo a besarte.-me susurró mientras me pasaba la lengua por el lóbulo de mi oreja. Sólo besarme.-me defendí.

Recorrió mi cara lentamente con la punta de su lengua, deteniéndose en mis labios que mantenía cerrados, los lamió suavemente. Mi corazón golpeaba salvajemente mi caja torácica, notaba la dureza de su sexo contra mi vientre.

Vamos a mi cuarto.

Me llevó de la mano, despojándose del batín cerca del lecho, quedando completamente desnudo. Me senté en el borde.

Dame placer.-murmuró.

Posé mi mano en su muslo y la fui subiendo hasta llegar a su pene. Con su mano izquierda fue abriéndome el vestido despacio, muy despacio, dejándome prácticamente desnuda. Su excitación aumentaba, me atrajo hasta que mis labios se posaron en los suyos, su lengua pugnaba por introducirse en mi boca, perdí la cordura, empezando a besarlo desesperadamente, los dedos de su manos se enredaron en mi pelo, sentí que era el primer beso de mi vida, mis pezones se clavaban en su pecho cuando noche el chorro de esperma en mi hombro, me desperté del encanto.

Tengo los ojos rojos de tanto llorar, he sido infiel a mi marido con su propio hijo, ¿Cómo podré mirar a Juan cuando vuelva la semana que viene?, no he salido del cuarto desde ayer tarde, la claridad del amanecer se filtra entre las cortinas, creando tristes sombras por el dormitorio.

Juan esta ajeno a lo que esta ocurriendo en su hogar, no ha vuelto a pasar nada, desde aquella tarde, Eduardo está muy centrado en sus estudios y su relación conmigo es como la del cualquier hijo con su madre, a empezado a salir con una chica, mi marido dice que es preciosa y a mí me comen los celos. Inconscientemente me arreglo como sé que le gusta pero parece haber perdido todo el interés. Estoy enamorada del padre y del hijo, no puedo pasar sin ninguno de los dos.

Ha pasado un poco más de un mes sin que mi hijo demuestre nada por mí, me estaba auto convenciendo de que mis celos debían dejar paso a un sentimiento más convencional de madre, pero hoy he visto a Esmeralda (actualmente es mi mujer) manoseando a mi hijo y la he odiado, tengo que controlarme y olvidar emociones antinaturales.

A Juan le ha coincido una fiesta baile en el cuartel estando de servicio, le ha dicho a Eduardo que se pase a última hora para que nos fuéramos los dos juntos a casa. Me he acicalado a conciencia, con un vestido que sin levantar murmuraciones, realza todas las virtudes de mi cuerpo, más de un compañero de mi marido se me ha insinuado. Una vez se habían despedido la mayoría, me metí en el servicio y me quité el sujetador, me puse el abrigo encima para que no se notase. Eduardo tardó en llegar, por lo que Juan pidió un taxi inmediatamente. Cuando llegamos, me despojé del abrigo, no noté ninguna reacción en mi hijo, le pregunté:

¿Quieres un refresco antes de acostarnos?, tengo la boca seca.

Me contempló un instante.

Sí.-contestó con una sonrisa. Mientras me pongo algo más cómoda, ¿por qué no lo vas preparando tú? Yo lo preparo, pero no te cambies, así estás hermosa. Bueno pero por lo menos déjame que me quite las medias. Estupendo, ¿te sirvo una Coca Cola? No, prefiero una limonada.

En el dormitorio me sentía como una novia en su noche de bodas, cuando entré en el salón me paré delante de una lámpara de mesa con la disculpa de colocar las bebidas, sabía que se translucía perfectamente mi figura. Estuvimos hablando de sus amigos, de la cena, etc., sin darle importancia me pidió que me subiese el vestido por encima de las rodillas.

No empieces por favor, ¿no podemos ser una familia normal? Súbete el vestido.-respondió lacónicamente.

Dejé mis rodillas al descubierto y permanecí en silencio.

Tienes unas piernas preciosas. Esmeralda ¿no tiene unas piernas bonitas? Sí, aunque no sé cuáles saldrían ganando.

No pude reprimir una sonrisa. La tensión se diluyó. Seguimos conversando, no dejaba de observar cada cruce de mis piernas. Se levantó colocándose detrás de mí, me acarició el cuello, susurrándome que me relajase, bajo las manos hacía mi pecho.

Me prometiste no tocarme.-puntualicé abortando la caricia. Está bien, acompáñame.-dijo suavemente.

Me besó apasionadamente antes de llegar a su dormitorio, bajó su mano a mis nalgas atrayéndome hacia su sexo. Sonó el teléfono, lo aparté diciendo:

Será tu padre, déjame por favor. Te espero

Era Juan para asegurarse que habíamos llegado a casa. Estaba recostado sobre la pared sólo con los calzoncillos, me senté en el borde como siempre. Se giró, él rozando sus labios en mi cuello, era enervante, cerré los ojos, mi brazo descendió como una autómata palpando su miembro sobre la tela, notaba su saliva en mi oreja, mi respiración se agitaba, las tirantas del traje se deslizaron por mis hombros, tímidamente me rozó el pezón que estaba totalmente dilatado, la presión se hizo más intensa para terminar amasándome el pecho, su cuerpo se había ido deslizando, guió mi boca hacia su pecho, para continuar descendiendo a su ombligo, que mi lengua recorrió, continuó dirigiéndome, abrí los ojos, su miembro estaba a escasos centímetros de mis labios, tensé los músculos del cuello en un movimiento de rechazo que doblegó aumentando la presión, capté el aroma íntimo de hombre joven, mi excitación borró los restos de resistencia que me quedaban, abrí mis labios y lo lamí, lo besé, lo chupé con desesperación, noté cómo con los dedos me abría mi parte íntima, en ese momento quedé reducida a una hembra en celo, con hambre de comerme a mi hombre, centró sus movimientos circulares en mi clítoris, casi inmediatamente empezaron mis convulsiones, me estaba corriendo como una adolescente, sin dejarme respirar introdujo su lengua en mi vagina, yo nunca he sido una mujer multiorgásmica o eso creía yo, porqué sin terminar el primero empecé a correrme otra vez, chupaba con fruición, los estremecimientos de su miembro me indicaron la eyaculación inminente, era tanta mi calentura que no me retiré, me tragué lo que pude y seguí mamando. Nos quedamos los dos quietos recuperando el aliento. Se incorporó echándose sobre mí, prosiguió recorriendo cada parte de mi cuerpo con sus caricias, arrullándome, su poya semiflácida comenzó a crecer, volví a excitarme, me lo introdujo despacio.

Ha sido la noche de sexo mas completa de mi vida, hicimos el amor tres veces, perdí la cuenta de los orgasmos suyos y míos, escasamente nos dio tiempo a ducharnos antes que llegase mi marido.

Me sigo sintiendo culpable y sé que lo que ha pasado, no está bien, pero también se que iba a ocurrir, es más, si soy sincera yo he dado pié a ello y no me arrepiento. Mi egoísmo se ha impuesto a mi moralidad católica.

Desde que se ha casado, nuestra relación a cambiado, ahora vuelvo a ser exclusivamente madre y abuela, no m

e siento capaz de soportarlo.

Mi versión de lo ocurrido no es exactamente como lo describe mi madre, pero prefiero su relato, para mí es más interesante.

Ahora me siento algo menos culpable y también un poco egoísta, pero tengo claro que no me arrepiento de nada y me da la impresión que al final mi madre, tampoco se arrepintió, aunque ninguno de los dos nos hayamos ganado el cielo.

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Mi propio tío me quitaría la virginidad y me introduciría en el mundo de los placeres sexuales

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Mi propio tío me quitaría la virginidad y me introduciría en el mundo de los placeres sexuales

Recuerdo la primera vez que tuve sexo completo, fue a los 20 años, todos dicen que la primera vez es hermoso cuando lo haces con la persona que amas, pero en mi caso no fue exactamente así, mi primera vez no seria con un novio que amaba, si no seria con mi tío STEVE, así es, mi propio tío me quitaría la virginidad y me introduciría en el mundo de los placeres sexuales.

Me llamo Érica, soy peruana de nacimiento, naci en el departamento de Chimbote que se encuentra al norte de la capital de Perú, LIMA.

A los 7 años deje el Perú para transferirme a la hermosa Suiza, mi madre se caso con un Suizo y yo por ser menor de edad conseguí el pasaporte Suizo, unos años mas tarde mi mama ayudo a mi tío Steve venir a la suiza pero el ya tenia 18 años así que solo le quedo encontrar una suiza para casarse y conseguir el pasaporte

Sufrí mucho con el idioma alemán pero con el trascurso de los años llegue a hablarlo a la perfección, tanto así que hablo como una verdadera Suiza, tengo el dejo de ellos y la pronunciación excelente.

Con el pasar de los años conseguí popularidad en la escuela Suiza, además de mi condición de latina aunque era una de las pocas que había, fue gracias a mi desarrollado cuerpo.  Mi cuerpo empezó a desarrollarse más que las otras chicas, sobretodo mis senos, crecieron mucho, Ya a los 14 años tenía la talla que tengo ahora, y eso era muy llamativo para los hombres, lo que me volvió la más popular y deseada de la escuela.

A mis 18 años sucedieron muchas cosas en mi vida, como la primera vez que empecé a fumar y tener mi primer novio.

Mi madre me dio una noticia que no la esperaba, me dijo que viajaría a Perú por un asunto laboral, mi mama estaba muy ocupada y pensó en mí, además habían pasado 11 años desde que deje Perú, salte de Felicidad, por fin regresaría a Perú y me quedaría en Lima por un mes.

Después de dos semanas de estadia en peru conocí a un amigo de mis primos que me pareció agradable pero claro no como los pretendientes de mi escuela que eran hermosos.

El se llamaba Matías y llego a agradarme lo suficiente para agarrar confianza y después de 3 días mis primos me dijeron para ir a una discoteca y yo acepte y claro Matías también fue, aquella noche me divertí mucho, podía tomar lo que quería no había nadie que me lo impidiera, como a las dos horas Matías se me declaro y como yo estaba casi media ebria decidí aceptarlo, en parte también para olvidarme definitivamente de Ronald.

Todos mis primos se sorprendieron cuando me vieron besándome con Matías, no podían creer que tan rápido había sucedido, tal vez para ellos les sorprende pero para mi no, las suizas son muy liberales y como yo he vivido tanto años en Suiza

Aquella noche Matías se sentía orgulloso de tener una enamorada muy hermosa, cuando me besaba pareciera que se quería morir, para mi el estar con el fue una experiencia única, nuestra relación duro casi dos semanas antes que me regresara a suiza, durante esas semanas, descubrí que Matías eran tan diferente a los demás chicos que conocía y esa diferencia me hico sentirme diferente a la Érica que vivía en suiza, esa humildad me hiso valorar muchas cosas, cambio muchas cosas en mi.

él ultimo día Matías lloro porque dejaba el Perú, el se había enamorado locamente de mi, y todo eso me puso sentimental, le dije que algún día regresare otra vez al Perú, Matías me abrazo tiernamente y me dio nuestro ultimo beso, Al día siguiente tome el avión y regrese a Suiza.

En los meses siguientes trate de estar en comunicación con el, le decía que posiblemente viajaría entre dos meses y el se alegraba, tenia esa esperanza pero lamentablemente no sucedió estuvimos en comunicación pero lamentablemente la distancia y el tiempo son enemigos en una relación a distancia, poco a poco deje de comunicarme con el

Varias de mis amigas me decían que lo que me había pasado solo era una aventura y con el pasar del tiempo deje de pensar en Matías y a los dos meses un día que estaba con una amiga en un bar café llame a la casa de mi primo Erick y le dije que le dijera a Matías que nuestra relación ya no daba para mas y que todo se había acabado

Mi primo le dio el recado a Matías y el se puso a llorar, no había perdido la esperanza y mis palabras termino con todo, fue lo que me conto mi primo cuando lo llame otro día, al principio me dio pena pero después me olvide de el

Así pasaron los meses y años hasta que cumplí 20 años y mi cuerpo era muy lindo pues no tan solo soy hermosa si no que mis senos son grandes y mi trasero es formadito y paradito como les gusta a los hombres, y ese gran desarrollo fue lo que llamo la atención a Steve mi propio tío.

Steve era una persona que le gustaba la buena vida y la libertad, por eso cuando llego a tener el permiso de estancia en Suiza no paso poco y se divorcio de la mujer con la que se había casado después de todo eso comenzó a disfrutar la vida loca, tenia varias mujeres a veces hasta tenia una relación con dos y hasta con tres mujeres  claro duraba hasta que una de ellas lo descubriese

Ninguna relación que tenia duraba tanto hasta que conoció una hermosa italiana con la que duro mas que las otras, Cinzia era una hermosa rubia, pero todo tiene su final y después de un año de relación todo se acabo y fue en ese época que comenzó a fijarse en mi, mi cuerpo ya no era el de una niña si no el de una completa mujer

Yo estaba hecha toda una hermosa mujer, fue ese cambio en mi que el comenzó a verme con otros ojos, ya no como su sobrina, si no como toda una mujer y yo me di cuenta de todo eso cuando me lo demostró.

Yo tuve una relación de enamorados con un hermoso suizo 3 meses, Nick era un suizo muy guapo tenia unos hermoso ojos azules, un bello rostro, físicamente era un hombre como deseamos todas las mujeres, Pero a pesar de su físico no era tan dulce como lo era Matías, y por supuesto mi tío Steve no lo veía con buenos ojos a Nick, sentía envidia porque estaba conmigo, y a veces que venia a mi casa Steve me encontraba con Nick besándonos en el balcón, Steve a veces no podía disimular su cólera y nos mandaba indirectas, a veces el hablaba con mi madre por la relación que tenia, pero para su mala suerte Nick era querido por mi mama.

Pero como nada es perfecto 4 meses después Nick me engaño con otra y lo supe nada menos por Steve, que lo vio con esa besándose por el lago de Zürich, el muy genio le tomo varias fotos, Cuando Steve me entrego las fotos me sentí desilusionada y dolida por la traición de Nick, cuando lo encontré el muy descarado actuaba como un romántico, diciéndome dulces palabras pero cuando quiso besarme yo le detuve y le entregue las fotos Nick se quedo frio de la impresión y cuando me miro le di una cachetada con todas mis fuerzas, le dije que fue una amiga quien tomo las fotos, no le dije la verdad.

Nick me pidió perdón pero de nada servía así que le di otra cachetada y lo deje para siempre, con eso Steve se gano mas mi cariño y confianza y a los días después, yo estaba en un parque sentada descansando de mis ejercicios, había corrido por mas de media hora, cuando Steve me llamo al celular y le dije que estaba en el parque, el dijo que no me fuera que en unos minutos llegaría yo le dije ok, a los casi 10 minutos el llego.

Steve cuando me vio con la vestimenta de deportista se detuvo un momento impresionado de como la licra apretaba mi delicioso cuerpo, el trato de disimular pero sus ojos lo traiciono, nos dimos los 3 besitos de bienvenida y se sentó, nos pusimos a conversar, me pregunto, como estaba después de lo sucedido con Nick y yo dije que ya no me importaba ese idiota a pesar de haber tenido una relación de 4 meses con el, para mi no valía la pena derramar una sola lagrima por el, yo era fría en ese momento, además ahora estará con esa

Steve me dijo que no permitirá que nadie se burle de mi y yo lo agradecí y lo abrasé, fue en ese momento que el me tomo de la nuca y quiso besarme, yo inmediatamente lo detuve y me separe de el, no podía creer que Steve había intentado besarme, pero el decidió desfogarse y lo dijo todo

— Érica, me siento ¡Locamente! atraído por ti

— yo me quede fría cuando dijo esas palabras, me dejo perpleja— ¿Que has dicho? Steve, tu eres mi tío, hermano de mi mama, tu me has visto crecer como puedes siquiera sentir ¡Atracción! por mi yo soy tu ¡SOBRINA!

— pues ya deje de verte como mi sobrina, ahora te veo con otros ojos y te deseo Érica, me quitas el sueño todos los días — yo no podía creerlo, pensé en ese momento que estaba soñando, pero era la realidad y Steve trataba de acercarse para besarme pero yo no me dejaba, a pesar de la loca actitud de Steve, yo lo quería mucho porque es mi tío, por muchos años vivimos juntos en Chimbote, el era mas como mi hermano que mi tío, así que para mi no era fácil ese momento, si decía todo eso a mi madre ocurriría un terremoto familiar, y yo no quería eso pero no podía negar lo que Steve quería conmigo, así que me separe de el y le dije que no le iba a decir nada a mi madre y que se olvide de ese deseo aberrante.

Ese día fue el mas difícil de mi vida, estuve tan pensativa por lo sucedido, ni siquiera pude comer y me fui temprano a dormir a mi habitación, no pude dormir, estaba que pensaba y pensaba, no podía quitarme de la mente las palabras de Steve, me preguntaba ¿que hice mal? yo nunca le di algún motivo, pensé que solo era eso un deseo sexual porque tenia un cuerpo deseable pero ni lejanamente eso era motivo para que Steve quisiera algo conmigo.

Desde ese día comenzó lo difícil, Steve al saber que yo no iba a hablar, siempre intentaba algo conmigo en cada ocasión que se le presentaba, Cada vez que había una reunión y el estaba ahí, me comía con los ojos, ¿que pasaría por su mente?, yo siempre me sentía incomoda pero trataba de ignorarlo

Así estuve por varios meses, a veces lo llamaba al teléfono y el aprovechaba para decirme que me extrañaba y que me deseaba, pero yo era fuerte y ignoraba sus palabras, lo trataba como era, mi tío, en las ocasiones que estábamos solos en alguna fiesta o reunión, me devoraba con la vista, me decía que estaba hermosísima, que tenia unas enormes ganas de besarme, de sentir mis labios juntos a los suyos, pero yo le aclaraba que eso jamás sucederá.

Todo se volvería peor cuando el se vino a vivir a mi casa, todo se volvió peor para mi, pero aun así valientemente me defendía de sus palabras

Por unos meses su acoso disminuyo y yo pensé que se había arrepentido de ese aberrante deseo pero me equivoque, me confié de el, y en una noche que ni mi mama, ni mi hermana pequeña, ni mi padrastro estaban en casa, Steve volvió a querer besarme pero esta vez yo le di la cachetada mas fuerte que haya podido dar pero ni aun así el dejo de decirme cuanto me deseaba incluso me dijo que podíamos irnos a otro país a vivir juntos tanto con el dinero se puede todo, yo le dije que era un enfermo al pensar eso, nunca estaré contigo Steve le dije gritando.

Otra en mi lugar lo habría denunciado pero yo no lo hice por temor a lo que hubiera ocurrido así que tuve que vivir así por meses, hasta que un primo vino de Perú y cambiaria todo, Mi primo Erick  el que le dio mi mensaje a Matías, ahora estaba en Suiza, mi primo vivió con nosotros hasta que pudiese mantenerse solo y yo me sentía feliz porque gracias a el, Steve dejo de acosarme porque Erick era mi fiel acompañante pero Erick no era igual a Steve

El jamás se fijaría en mi, es mas Erick me quería como a una hermana y yo igualmente, incluso le presente algunas amigas mías y Erick llego a enamorarse de una de ellas con la que tubo una relación pero antes que eso sucediera, la llegada de Erick me hico recordar a Matías y en los 2 meses siguientes volví a ser aquella Érica sentimental de Perú.

Poco a poco recordaba lo bien que pase en Perú y mi primo me convenció para que yo hablase con Matías otra vez y después de mas de dos años volví a hablar con el, Hablamos por mas de una hora y al hablar con el me hico sentir feliz me hico olvidar las cosas malas y por supuesto le pedí perdón por como acabo nuestra relación, felizmente el me perdono y me pregunto ¿cuando venia a Perú? yo le respondí que no se… pero ahora que hablo contigo, tengo ganas de regresar otra vez a Perú y así sucedería.

Durante un mes planee como haría para viajar porque en esos momentos estaba ocupada en mi trabajo como recepcionista de un lujoso hotel, busque una fecha adecuada y la encontré, podría viajar a Perú a inicios de febrero del 2002 y quedarme un mes, Le dije a mi madre que viajaría a Perú en febrero y que regresaría en marzo justo cuando entrara a trabajar al hotel, ella estaba de acuerdo y yo planee todo lo necesario para ir.

Yo sabia  que si le contaba la verdad a Erick de lo que quería Steve conmigo ya no lo frecuentaría y tal vez se peleara con el, por tal motivo nunca le conté la verdad a Erick.

Cuando hable nuevamente con Matías me dio una terrible noticia que me hico sentir muy triste, Matías viajaría argentina a vivir con su madre y hermanos que estaban allá, su viaje seria el 2 de febrero, esa noticia mato mis esperanzas y aquel día decidí si viajar o no y al final decidí que si lo haría porque ya tenia todo listo, además quería despejarme y disfrutar del viaje.

Llego el 1 de febrero, mi primo me acompaño al aeropuerto y nos despedimos, cuando llegue al Perú me recogieron mis primas Sandra y Susana, en esta ocasión viviría en la casa de otros de mis tíos, mi tío Alejandro, su casa era grande y acogedora, ellos habían preparado una habitación para mi, acomode mi vestimenta en el armario y ordene mis demás cosas, al otro día fui a visitar a mis demás tíos, tías, primos y primas.

Una semana después iba a ver una fiesta por el cumpleaños de uno de mis tíos, mi tío Mario y aquella noche habría una sorpresa que nunca me la espere.

Como a las 12 y treinta tantos apareció nada menos que mi otro tío el que menos me lo esperaba ni mas ni menos que Steve, todos se quedaron sorprendidos porque nadie sabia que el vendría y yo menos, Steve dijo que quería sorprenderlos a todos y lo logro, yo me sentí diferente a los demás y dije en suizo alemán

— “como pudo venir yo nunca me había enterado que el también viajaría”

Su presencia me incomodaba y me Salí de ahí pero a la media hora tuve que regresar y me percate que no estaba solo había viajado con un amigo búlgaro, Sven su mas fiel amigo de locuras, cuando me vio me dio mis tres besitos y le pregunte como habían hecho, pues yo ni sabia nada y el dijo que todo lo planeo Steve

ellos estarían en Perú por un mes, habían alquilado un departamento por Barranco un distrito de lima y también un auto, yo me sorprendí mas con lo que Sven me decía, Steve lo había preparado muy bien, deje de hablar del tema y le pregunte a Sven si había visto una chica que le gustaba y el me respondió

— Si que hay una que me gusta y eres tu Érica — su respuesta me hico sonreír tal vez me lo dijo porque yo estaba vestida muy sensual tenia un pequeño suéter dejando apreciar una parte de mis bellos y grandes senos

— gracias Sven, pero debe haber una que al menos te llame la atención — dije sonriendo

— la verdad no hay nadie que te supere o la menos que este cerca a ti.

Me reí por lo que me dijo y en ese momento se acerco Steve y dijo a Sven que traiga varias cervezas y el hico caso y Steve y yo hablamos pero en Alemán Suizo para que nadie nos entienda a excepción de Sven claro

— “nunca pensé que vendrías a Perú de sorpresa”

— “la verdad que tuve un tiempo libre en el trabajo y decidí aprovecharlo para venir al cumpleaños de mi hermano y claro convencí a Sven para que me acompañara”

— “bien pensado Steve, pero no te creo nada, tu has venido porque yo viaje acá”

— “¿eso es lo que piensas? Érica”

— “Por Supuesto Que Si”

— “aunque no creas, no vine por ti, vine porque tenia tiempo libre, además quería asistir al cumpleaños de mi hermano”

— “pues sigo sin creerte”

— “bueno si quieres créeme, total no me importa”

— “ojala así fuera”

— “pero ahora que te veo, no sabes las enormes ganas que tengo de sentir, saborear tus ricos labios, wuauhh… estas hecha toda una ricura, preciosísima mi princesa”

— “y yo pensé que tendría paz en Perú”

— “bueno mi princesa te tengo que dejar, nos vemos en otra ocasión”

Steve se fue hacia mis tíos y yo me retire, me fui a la azotea a fumar un cigarrillo, No podía creer que ni siquiera en Perú, podría estar libre de Steve, su presencia me incomodaba, pero me dije a misma

— no hacerle caso a ese asqueroso enfermo y sigue con tus vacaciones, ¡Diviértete! Érica.

Todos los días salía con alguien de mis primos, quería disfrutar mis vacaciones, a veces salía con mis primas o primos, a la discoteca, Al centro de lima, al mar, al zoológico, al campo, hacia cualquier cosa, Me llegue a enterar que Steve había viajado al departamento de Chimbote al norte de Perú a visitar a otro de mis tíos

— ¡Que Bien! — me dije a misma aunque después de aquella noche que llego no lo había vuelto a ver, así que me daba igual si Steve estaba o no en Lima.

Yo vine a divertirme, no me perdí ningún evento, Los días pasaron hasta que llego el 14 de febrero, el día de los enamorados y de la amistad y yo me sentí un poco triste al pensar que ese día lo hubiera pasado con Matías, pero decidí no bajar la moral y divertirme que a eso vine, mi mejor prima, Susana con la que tenia mas confianza me dijo que un grupo de cumbia se presentaba en un complejo municipal que se encontraba a una hora de camino de la casa , dijo nos divertiremos y yo dije ¡Estupendo! cuenta conmigo esta noche bailamos hasta las ultimas, Susana estaba emocionada y lo que me dijo después me dejo muda por unos segundos.

Steve había llegado a lima y se entero del concierto, y nos invito para divertirnos y claro mi prima Susana había aceptado y yo no podía negarme así que le dije que será fabuloso, Me puse a pensar si estaba haciendo bien al ir al concierto junto a Steve pero yo no estaría sola estaría acompañada de Susana y además estaría Sven y Steve no podría hablarme en otro idioma porque Sven lo entendería, así que dije

— Steve no podrás incomodarme jajá

Unas horas antes me aliste para la noche como hacia calor no usaría un jeans, así que usaría una faldita y un suéter, me decidí por mi hermosa faldita azul y mi lindo suéter celeste, después de bañarme me seque mi cabello y me hice un hermoso peinado, cabello suelto con semis ondas,  como a mi no me gusta maquillarme tanto, use solo lo necesario, a mi no me gusta pintarme de color los labios, solo me gusta usar un labial brillante, en el resto de mi rostro me gusta estar casi natural, solo use un poco de maquillaje en mis mentones.

Después de estar lista, yo y mi prima salimos de la casa y al poco tiempo llego Steve con Sven y me di cuenta que Steve al verme me devoro con los ojos, total eso era lo máximo que podría hacer, nos subimos al auto, yo no quise sentarme en el asiento delantero así que me senté atrás con Susana y cuando estábamos por partir llego mi primo Manuel y nos pregunto donde íbamos, Steve le dijo a un concierto de un grupo de cumbia y me sorprendió al invitar a Manuel pero como el estaba vestido deportivamente dijo que no pero Steve le insistió que así estaba bien además pagaría por nosotros y Manuel acepto, se subió y nos fuimos con dirección al concierto de cumbia.

Como a la hora llegamos al complejo municipal, había mucha gente y claro los hombres que pasaban no dejaban de verme, alguno hasta me mando un beso volado

Steve pago la entrada, el complejo municipal era enorme, era un enorme parque cerrado, el grupo de cumbia estaba alistando todo para dar inicio al concierto, Steve encontró un buen lugar, una mesa con varias sillas, nos sentamos y minutos después ellos se fueron a comprar las bebidas, después regresaron con dos cajas de cervezas de 12 botellas cada una, estaban heladitas justo como se necesitaban y a los minutos inicio el Concierto y nosotros comenzamos a bailar cuando se acabo la primera caja yo y Susana nos fuimos hacia lo mas cerca del estrado y claro Steve y Sven se acercaron a nosotras mientras que Manuel se quedo sentado con las cervezas en la mesa.

A mi me gusta casi todas las clases de música, a pesar de vivir en Europa no ignoraba, la cumbia peruana o como otros peruanos que porque ya están en Europa se olvidan de donde vienen, solo son unos acomplejados, pero yo no, yo si que disfruto, en momentos bailaba con Sven y después con Steve, pero el no podía hacer nada mas que comerme con los ojos.

Jajá me daba gracia que no podía decirme lo que quería, aunque en momentos me empujaba hacia atrás para distanciarnos de los demás, pero jajá yo lo detenía, una hora después se acabo la otra caja y Steve saco de arranque tres cajas, ahora si durarían hasta el fin.

A pesar de ser mujer tengo una buena resistencia para el alcohol, aunque jamás había tomado hasta quedarme acostada sobre el suelo, pues en suiza no podría hacerlo pero en Perú si, porque no había nadie para controlarme así que esa noche tome como nunca hasta ese momento pero en cambio mi primo Manuel ya estaba borracho y se estaba durmiendo.

Yo le desperté y el aviso que se regresaría a su casa, Steve le dio dinero para que tomara un taxi pues había tantos en la entrada del complejo, Steve lo acompaño a tomar el taxi mientras que nosotros seguíamos bailando, en algunas oportunidades algunos chicos se me acercaban para pedirme para bailar pero yo les decía que no, que estaba en grupo.

de los 4 chicos que me pidieron solo uno parecía agradable físicamente, a la media hora el concierto acabo pero la fiesta seguía hasta las 2 de la mañana después de otra hora solo quedaba media caja, yo ya estaba casi ebria pues había tomado bastante pero igual me daba cuenta de todo, Susana en cambio ya estaba borracha y como a las 2 de la madrugada la fiesta se acabo, pero Susana aun quería seguirla y yo también así que Steve nos dijo para ir al departamento que había alquilado y que allá había suficiente trago para seguirla, yo dude un poco pero como Susana quería seguirla de todas formas, dijo

— Que Estamos ESPERANDO…

Aunque Steve estaba ebrio manejo sin problemas hasta el distrito de barranco y después de estacionar el auto en la cochera subterránea, Steve tubo que levantar a Sven que se había quedado dormido, lo ayudo a ir al ascensor, yo y Susana habíamos tomado tanto que nos pusimos a cantar en el ascensor hasta llegar al ultimo piso donde estaba el departamento

Aquel departamento era acogedor tenia 3 habitaciones, un baño, una cocina y una sala, Steve dejo a Sven en su habitación y nosotros 3 la seguimos con la fiesta, como el departamento se encontraba en el ultimo piso podíamos hacer toda bulla que queramos, más aun que en el piso de abajo no había ningún departamento alquilado, Steve había escogido un buen lugar para hacer pequeñas fiestas, punto para el

Steve saco varios tragos, ya nada de cerveza y puso música criolla, y nosotros nos pusimos a tomar, cantar y bailar

Como a la media hora Susana ya no pudo mas y se fue de frente al baño a vomitar, su resistencia había cedido, yo entre a ayudarla al poco rato su celular timbro y era su enamorado que la estaba llamando, después que hablaron Susana pidió a Steve que si podía llevarla, y el dijo que si pero y yo como quedaba pregunte, Susana dijo

— quédate a dormir acá total hay una habitación más

— esta bien…  Nos vemos mañana primita

Nos dimos nuestros besitos de despedidas pero antes que Susana se vaya, Steve trajo dos vasos bien fríos de agua mineral después Steve me dijo cual era la habitación donde dormiría y después de eso me despedí de Susana y se fueron.

A los minutos que se fueron, me fui al baño a refrescarme el rostro, me di cuenta que mis ojos estaban medio rojos pues había tomado como nunca lo había hecho hasta ese momento, pero a pesar de eso nunca vomite como Susana, pero después que Salí del baño por poco y me caigo,  a cada paso podía caerme, cuando abrí la puerta de la habitación estuve apunto de caerme si no me agarraba fuertemente de la manija de la puerta, una vez adentro cerré la puerta y le di dos vueltas al seguro

Abrí la ventana para que entrara aire y me lancé a la cama, ahí me di cuenta que tanto había tomado, la cabeza me daba vueltas miraba el techo y se movía, jamás había tomado hasta ese limite y al poco rato me dormí, así con toda mi vestimenta puesta.

!Aquella noche sucedería lo que jamás hubiera pensado que ocurriese!

No se cuanto tiempo había pasado desde que me había dormido, una hora tal vez media hora, 20 minutos, no lo se exactamente, cuando de pronto sentí una voz en mi oído que a cada segundo iba creciendo hasta que me despertó y me quede impresionada de lo que vi, Steve estaba a mi lado, estaba acostado en la cama conmigo, estaba adentro de la habitación donde estaba durmiendo

— ¡Steve! ¿Como entraste a la habitación? yo le di vueltas a los seguros

— yo tengo las llaves de todas las habitaciones

— ¿como te atreviste a entrar? ¡LARGATE! de aquí, ¡FUERA! de la habitación — le grite muy fuerte pero el ni caso me hico

— Érica como podría irme, si te tengo tan cerca a mi, puedo sentir el perfume de tu piel

— Si no te ¡LARGAS! De inmediato voy a gritar hasta que Sven se levante —  lo amenacé

— Sven no se levantara, el duerme como una roca, en algunas borracheras que hemos tenido nunca se levanto ni por mas bulla que había

Steve me había tomado de la mano reteniéndome en la cama además su peso casi sobre el mío me impedía de levantarme, su boca estaba a unos centímetros de los míos pero yo voltee mi cabeza para que no me besara

— Steve ¡Déjame! vete De Mi Cama  — en ese momento lo mire directamente a los ojos y le dije

— o juro que contare, todo lo que has hecho hasta este momento a toda la familia y veras el terremoto que sucederá

— no creo que lo hagas Princesa, has tenido tanto tiempo para decirlo y no lo haz hecho y la razón es simple, porque en el fondo yo te gusto

— Estas Completamente ¡Chiflado! si crees que me gustas, yo no he dicho nada por temor a lo que puede suceder pero esta vez has sobrepasado todo limite, ya no me importa lo que pueda suceder así que mejor LARGATE inmediatamente de mi habitación — esta vez lo dije con énfasis, ya no me importaba el terrible terremoto familiar que ocasionaría diciendo la verdad de Steve

— Cuanto mas te rehúsas mas te ¡Deseo! Érica

— eres un Asqueroso Enfermo Steve, fijarte en tu propia sobrina a quien haz visto crecer, debes de tener excremento en la cabeza — lo dije con rabia

— ya no te veo con los ojos de antes, tu ya dejaste de ser una niña, eres toda una mujer, muy hermosa y deseada

— pues debes de tener ¡Cataratas! en los ojos al mirarme con lujuria

— sabes Érica, la única razón que tuve para venir al Perú, fuiste tu, yo vine solo por ti, te extrañaba tanto, extrañaba verte, no pude quedarme en Suiza mientras que tu estabas acá en Perú ahora comprendes cuanto me vuelves Loco

— y tu decías que no, ya sabia de antemano que habías venido a Perú solo por mi, y claro hoy día viste una oportunidad y la aprovechaste pero lo único que conseguirás será tu final

— Érica, porque te esfuerzas a negar lo que deseas en el fondo o acaso soy feo para ti

— claro que no eres feo, eres guapo pero eres mi tío

— que importa que yo sea tu tío o tu mi sobrina después de todo eres una mujer y yo un hombre que quiere enseñarte los placeres…

— tal vez tu ignores que soy tu sobrina porque tienes esa Horrible Obsesión conmigo pero yo jamás podría ignorar el que seas mi tío, así que por favor suéltame y vete de mi habitación

— sabes Princesa, me moría por estar a solas contigo, cada vez que te veía, te deseaba locamente y esta noche estas hecha toda una lindura y por fin te tengo tan cerca de mi, Érica déjate llevar y veras que te hare disfrutar, gozar de tu cuerpo, no te vas a arrepentir de los placeres que descubrirás

— No y No Steve, ya Déjame por favor, Olvídate de eso, tu necesitas ayuda profesional, estas a tiempo de curarte

— jajá me gusta que te hagas la difícil, me da mas ganas de besarte, sentir tus ricos labios, sentir la suavidad de tu piel

— Eres Solo Un  ¡Asqueroso Enfermo!

— Érica no sabes la cólera que me daba cuando te veía junto a Nick, ese imbécil no te merecía y cuando lo vi con otra mujer no dude un segundo en tomarle las fotos, el solo te engañaba quería dársela de mujeriego pero yo no lo permití

— te doy la gracias por eso pero ni aun así voy a caer en tus garras

— y el otro idiota de Matías

Yo lo mire con cólera por insultar a Matías

— el no es ningún Idiota, Steve

— como que No, el sabia que tu vendrías y aun así se fue a Argentina, si te hubiera querido de  verdad hubiera hecho lo posible por quedarse al menos por unas semanas pero nunca lo hico

— y tu ¿como sabes eso?

— Erick me lo conto

Aunque me dolía, Steve tenia razón, Matías se hubiera quedado por mi, pero no lo hico

— visto, ¿tengo razón? o no Érica, el no te quiere, en cambio yo si

Yo me sentí dolida por lo de Matías y Steve aprovecho esa debilidad para besarme el cuello

— Déjame, Steve — su lengua en mi cuello me hico debilitar y ahora suplicaba pero no luchaba como debía ser, al contrario parecía que su manera de besarme el cuello me retenía

— Que Deliciosa Piel, que tienes Érica, vamos princesa, Déjate llevar, te hare gozar, te hare descubrir los grandes placeres, quien mejor que yo para enseñarte, los otros hombre solo buscan satisfacerse ellos mismos, solo son unos egoístas en cambio yo no

Steve había dejado de retenerme con sus manos y trataba de voltearme la cara para besarme, yo me resistía pero sus labios sobre mi cuello comenzaban a hacerme sentir algo extraño, algo que hasta ese momento era desconocido para mí, me estaba ¡excitando!

— Steve, Déjame por favor, no me hagas más eso, yo soy tu sobrina…

— eso es, lo que mas ganas me da de desearte, porque eres un deseo prohibido, Princesa no puedes negarte al placer, vamos Érica olvídate que soy tu tío y bésame con pasión

— no, no puedo Steve, no puedo… — estaba completamente en sus garras

La verdad que trataba de resistir pero ya no podía negarme, sus labios me estaban ganando, era la primera vez que alguien me besaba el cuello y de esa forma

— Érica puedo sentir lo agitado de tu respiración, no luches más, deja que tus labios se unan a los míos

Ya no pude resistir mas y me di por vencida y voltee la cabeza, Steve y yo nos besamos.

Finalmente Steve hico realidad su mas anhelado sueño, sus labios y los míos se habían unido, yo había resistido hasta donde había podido pero al final termine por ceder, el me besaba con una Gran pasión que ningún otro chico me lo había hecho antes, yo por mi parte ya había perdido, su manera de besarme me excito mas y lo bese con igual pasión, Nuestros labios estaban como poseídos, no se querían separar, Steve coloco su mano izquierda en mi cintura  mientras que la derecha la tenia detrás de mi cabeza acomodándome cada vez que hacíamos movimientos para la izquierda y derecha.

Steve no dejaba de besarme, en verdad estaba angustiado por besarme, tal vez porque eran los labios de su sobrina lo que lo excitaba más que nunca.

— ¡Que Ricos Labios! que tienes Érica, no me cansaría de besarte

Steve dejaba un momento de besarme para decirme palabras de gozo y de nuevo seguía besándome

— Que Delicia, así… Princesa Bésame…. Bésame, tú también te morías de las ganas por besarme…

Ya había perdido todo control si que alguna vez lo tuve en aquella noche, estaba completamente sumisa a el, después de varios minutos de besarnos, Steve me beso otra vez al cuello mientras que su mano izquierda comenzó a bajar hacia abajo y una vez que llego hacia mis piernas me las acaricio, primero mi pierna izquierda la froto y subió su mano hasta mi pelvis mientras tanto nuevamente coloco sus labios sobre los míos, después comenzó a frotarme la pierna derecha hacia arriba y abajo, una vez que llegaba hacia mi pelvis bajaba hasta mi rodilla y comenzaba otra vez a subir, estuvimos así por varios minutos, El besándome mientras que con sus manos me acariciaba ambas piernas

— Que Suaves Piernas Que Tienes Mi Princesa — esas palabras que me decía me excitaba mas, Steve dejo de acariciarme las piernas y esta vez metió su mano por debajo de mi ropa interior y me acarició mi vagina

— como me lo esperaba tenias toda una selva escondida

Era la primera vez que unos dedos me frotaba mi vagina, yo hasta ese momento jamás me había masturbado y Steve me lo estaba haciendo y muy bien porque mi excitación comenzó a crecer y crecer

— Ahh… Steve   Ahh…  Mmmm Ahhh…..

— si que te gusta mis dedos en tu rica conchita

La verdad que sus dedos eran fabulosos, me estaban haciendo delirar de placer, mientras tanto Steve comenzó a meterme la lengua en la boca y como yo estaba recontra excitada hice lo mismo metí mi lengua en la suya, nuestras lenguas eran una sola.

Varios minutos después Steve comenzó poco a poco a sacarme la ropa interior, no era fácil porque con una mano me masturbaba y con la otra me quitaba mi braguita hasta que utilizo ambas manos y me lo saco de golpe.

Sentí un airecito por debajo de mi falda, Steve me abrió las piernas y coloco todo su cuerpo sobre mí y sentí su paquete, siguió metiéndome la lengua en la boca y a los minutos me dijo

— ahora mi princesa prepárate a gozar con mi lengua que te hare disfrutar tu primer orgasmo

Steve descendió hacia mis piernas, me levanto la falda y coloco su cabeza entre mis piernas y comenzó a lamerme el clítoris

— Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh……………..  Ahhhhhhhhhhhhhhhhhh…..

No podía creer el Gran Placer que sentía en ese momento, su lengua lamiéndome el clítoris me hacia sentir placeres desconocidos hasta ese momento y me dije a misma

— a esto me estaba resistiendo, ¡Que Delicioso placer! Aghhhhhhhh……..

Steve no dejaba de lamerme el clítoris, yo me estremecía y estremecía ante tal placer

— sigue Steve Ahhhhhhh…….  No….  Pares….  Mnnn…  Ahhhhhhhhh

Que lengua tan Fabulosa, estuvimos así por más de 5 minutos hasta que comencé a sentir algo diferente, mi cuerpo se estremeció más que antes, mis músculos se contrajeron, el placer aumento sin control y llegue a dar un grito lleno de placer

— Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh

Hhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh………………………………..

Agarre con fuerza el cabello de Steve, por poco y le arranco una gran cantidad, había tenido mi primer orgasmo y había sido una experiencia inolvidable.

Me quede agotada por unos segundos a causa de mi primer orgasmo y Steve nuevamente me beso pero esta vez dulcemente y me dijo

— Érica, ahora sabes lo rico que son los orgasmos y esto es solo el principio

— ¿Solo es el principio? — lo dije agotada y Steve dijo

— Si Mi Amor, esto recién a comenzado, aun desconoces varios placeres

Después de decir esas palabras Steve me beso otra vez y a los minutos otra vez descendió hacia mis piernas y comenzó a lamerme el clítoris pero esta vez me introdujo uno de sus dedos a mi vagina, esta vez el placer fue superior me estaba follando con su dedo mientras que con su lengua me lamia el clítoris, me estremecía a cada momento, Steve me introdujo otro dedo ahora eran dos dedos en mi vagina pero esta vez sentí un pequeño dolor pero era ocultado por el delicioso placer

— Steve Aghhhh…….  Ahhhhhhhhhhh……  Ahhhhhhhhhhhh… sigue por favor… no te detengas………  Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhh

A los minutos llegue a experimentar mi segundo orgasmo pero esta vez más intenso que el primero cerré mis piernas aprisionando la cabeza a Steve y esta vez si le arranque algo de su cabello

— Steveeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee………………………… Aggggggggggghhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh hhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh hhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh…………………………….

Que delicioso orgasmo me hacia sentir Steve con solo su lengua y dedos, Después del inmenso placer abrí las piernas y libere a Steve quien de inmediato me beso otra vez

— así me gusta que Goces Mi Amor, quiero hacerte Gozar innumerables orgasmos

— Si hazlo por favor Steve, hazme Gozar — nunca hubiera pensado que pronunciara esas palabras, esas suplicas.

Steve obedeció pero esta vez me saco mi suéter y en frente suyo estaban mis grandes senos que estaban duritos por la enorme excitación, a mi no me gusta usar sujetador, Steve las agarro con sus manos y comenzó a chupármelas, su lengua hacia giros alrededor de mis pezones, yo lo tome del cabello mientras gozaba con esa chupada, por momentos dejaba mis tetas y me besaba.

Después de varios minutos dejo mis senos y descendió a lamerme el clítoris pero esta vez me abrió el cierre de mi falda y me la saco, dejándome completamente desnuda ante el, Steve subió a besarme y esta vez note que el se había quitado el bóxer, yo y mi tío Steve estábamos completamente desnudos, nunca me lo hubiera imaginado ni siquiera en una pesadilla pero era la pura realidad.

Note una inmensa cosa que me presionaba, era su polla que estaba ansiosa de entrar en mi tesoro, Steve agarro mi mano derecha y me llevo a su polla y me la hiso agarrar

— Ahhh… Princesa, Que Rico se siente sentir tu mano que me agarra la polla

— Es enorme — fue lo primero que dije

— así es Érica, es toda tuya

Era la primera vez que agarraba una polla, estaba tan duro y caliente, me dio un poco de miedo al saber que esa enorme cosa me entraría en mi conchita, pero ya no había marcha atrás

— por favor Steve, despacio si — Steve me beso y me dijo

— no te preocupes Princesa que no te lo voy a meter todita, solo la parte necesaria porque estas virgencita Mi Amor

Esas palabras me confortaron y Steve coloco su polla en la entrada de mi vagina y me la introdujo

— Aghhhhh……  — me dolió y me hico gritar de placer una combinación fabulosa

— Ahhhhhhhhhhhhh….  — Steve dio un gemido de inmenso placer al entrar en mi preciado tesoro, a cada momento me la metía y sacaba, sacaba y metía, yo gemía de placer y dolor, mi propio tío me estaba follando, me había quitado la virginidad.

Ambos gozábamos al unir nuestros cuerpos, nos besábamos con una inmensa pasión, nos metíamos la lengua, ya no importaba nada si era mi tío, solo quería gozar y gozar y el obedecía.

Mientras Steve me la metía y sacaba me decía cuanto me había deseado

— Ahhh… Érica Mi Amor… desde que vi desarrollar tu Hermoso Cuerpo ya comenzabas a llamarme la atención Aghhh… me fue difícil creer que te deseaba mas que a cualquier mujer, ninguna otra por mas hermosa que sea podía hacerme olvidarte…  Ahhhhhh…

— Mnnn… Ahggg… Hasta donde a llegado tu obsesión, me estas haciendo el amor, a mi, tu propia sobrina Ahggg….

— Ohh… Ahhhh… si, así es, todos las ocasiones que te veía, me moría por besarte, y cuando estabas preciosísima, me carcomía por dentro por tenerte Ahgggg… incluso cuando hacia el amor con otra mujer cerraba mis ojos y me alucinaba que eras tú a quien estaba haciendo gozar Ahgggg…

— eres un Maldito Enfermo Ahgggg…. Alucinarte de esa manera conmigo

— pero… Ahggg… no puedes negar… que ha valido la pena… Aghhh porque has descubierto los placeres de la carne Ahggg…. Estas que gozas Ahgggg… y gozassssss……

— Ahggyyyyy…. Mnnnnn…. Si que me gusta enormemente que me hagas el amor pero eso no quita que eres mi tío, aunque en este momento ya no tiene importancia, pero…. Ahgggg… aun así…. Eres un… concha sumare…. Por follarte a tu…. Deliciosa sobrina…… Ahggggg….

Nosotros seguíamos y seguíamos haciendo el amor, Steve me tomo de la cintura y levanto mi cuerpo y el quedo en posición de arrodillado mientras que yo estaba sentada sobre el y en esa posición me chupaba las tetas mientras que yo lo cabalgaba y cabalgaba, miraba al techo, tenia la boca abierta dejando escapar gemidos y gemidos llenos de placer y dolor.

A los minutos después Steve Se acostó de espalda a la cama y yo quede encima suyo, el seguía aprovechando que mis exuberantes tetas estaban a su disposición y las chupaba como un bebe sediento

— Ahggggg……. Ahhyyyyy……… Mnnnnn……  Ahgggggggggggggggggggg… Ohhhhhh…

Eran los gemidos de placer que inundaban la habitación, estuvimos en esa posición por mas de 10 minutos hasta que Steve ya no pudo mas y saco su polla y me tomo de la mano para que lo masturbe, en ese momento salió chorros de esperma disparados a cualquier dirección, su polla parecía un Géiser

Mi mano se embarro con su liquido blanco pegajoso y yo por curiosidad lo probé con mi lengua y sentí algo muy salado, su olor no me pareció desagradable pero su sabor si era demasiado salado.

Steve se quedo agotado por algunos minutos pero sin embargo yo no estaba agotada a pesar de ser mi primera vez y sentir el dolor en mi tesorito conquistado, quería seguir y acto seguido me acerque a su rostro y lo bese apasionadamente y Steve no se quedo atrás y volvimos a hacer el Amor.

Esa fue una noche lleno de placer, el muy perro había puesto una pastilla en mi vaso de agua para que pudiera hacerme el amor sin necesidad de usar condón y así gozarme a plenitud

Y al final nos quedamos dormidos abrazados como una pareja, aquella noche había perdido mi virginidad y no había sido un clásico novio si no que había sido nada más que mi tío Steve, y con eso inicio mi viaje hacia los demás placeres que descubriría más adelante.

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